Siempre te esperé

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Hoseok llegó a su cuchitril, sacó la maleta que había dejado al irse a la mansión y tomó el dinero que necesitaba. Salió rápidamente del lugar cargando a Yeontan y se fue. Quería aclarar su mente y alejar esas palabras que le hacían sentirse inferior. Alquiló un auto y salió de Seúl, quería ver si en calma aquellas voces se alejaban. Cuando llegó a la cabaña bajó los víveres que había comprado y observó todo limpio, sabía que su padre la había dejado al cuidado de unos vecinos. 

Guardó todo y justo cuando iba a acostarse, Yeontan ladró y salió a ver quien era, por un momento pensó en que era su esposo, pero no era así, era una pareja que lo veía con una sonrisa que le irritó. — ¡Hola, Soy Hyun-Ah! 

— ¡Yo soy Hyo-Jong! Somos tus vecinos, si necesitas algo puedes contar con nosotros.

— Está bien... Bueno les invitaría a pasar, pero estoy un poco cansado.

— Tranquilo, toma esto es algo delicioso para que puedas comerlo con tu esposo.

— ¿Esposo? — Hoseok vio a donde señalaban y notó su anillo de bodas, sonrió y asintió. Tomó el deposito de comida y entró sintiendo que su corazón dolía por no estar con él. Siempre había sido frágil, ahora que le habían hablado de una versión de él diferente y que su esposo amaba, se sintió diminuto. 

Hoseok había crecido en la gran familia Min, donde todos eran fuertes y no se aceptaba la debilidad. Fue una tarde cuando practicaba una coreografía de un grupo que le gustaba, corrió donde su madre al haberse aprendido la coreo con tan solo seis años. Sin embargo al llegar a la habitación de sus padres los escuchó hablar.

Yoongi es un genio, viste como acabo con ese maldito de Law.

Desde luego, es un miembro útil para la pandilla y ya ni se diga August, nuestro futuro líder. — dijo su madre sonriendo, pero de pronto el comentario que diría su madre lo marcaría para siempre. — Quien me preocupa es el tonto de Hoseok, sabía que un doncel sería una vergüenza, se la pasa bailando como si fuera un idol cuando será miembro de la pandilla.

Lo sé, lamentablemente nuestro Hope murió... Pero ya que está Hoseok debemos tratar de  aceptarlo y con todos sus defectos... 

Ese día Hoseok experimentó el rechazo por primera vez, cada vez que sus padres lo llamaban ya no hablaba de nada de lo que le gustaba y empezó a practicar judo, sin embargo era débil para lograr derribar  a su oponente. Días y días de entrenamiento eran inútiles y cuando llegó a la adolescencia sentía que era peor, no podía hacer nada que le gustara pues al ser hijo del jefe ni amigos tenía. 

Cada vez que intentaba recompensar a sus padres por la pérdida de su hermano, se daba contra la pared, deseaba tanto encajar y dejar de ser un estorbo que creo una personalidad que salía cada vez que se sentía sofocado. Jhope se convirtió en el único con quien podía ser él y no ser alguien más, hasta que él llegó, Taehyung le mostró que no tenía expectativas hacia él, solo hacer el amor y sentir aquella conexión mágica.

— Él no ha venido, han pasado  meses y no llega... Pronto ustedes nacerán y él... no llega. Aunque la cesárea estaba para...¡Oh! Hace una semana. — Hoseok se quedó viendo las fotos, lo extrañaba, pero él no había llegado por él, pensaba que quizás no lo amaba y que era insignificante su partida referente al otro Hoseok. 

— ¡Hola!— gritó la rubia la entrar a la cabaña, Hyun-Ah había sido una compañía constante, aunque parecía entrometida era muy discreta referente a la ausencia de Taehyung.  Además le ayudaba cuando se sentía deprimido y hasta le había hecho reír. — Veo que los gemelos 17 y 18, están tranquilos el día de hoy...

The Devil In Disguise Mr. Evil KillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora