Capítulo 05: recuerdos y actitudes.
Cuando salgo del consultorio y me adentro en el elevador, aprovecho mi soledad en la cabina para acomodar mi cabello y mi maquillaje. Mi labial está un poco corrido y mi falda un poco arrugada, arreglo mi apariencia y sonrío satisfecha con mi trabajo. Espero que esto sirva de algo.
Para ser breve, usé mis encantos y técnicas de seducción para hacerle creer a Smith que quedé cautivada con él al verlo entrar a su consultorio y no quise perder el tiempo. Lo besé, lo dejé tocarme un poco y cedió fácilmente, le pregunté cosas que ya sabía, su número de teléfono y estado civil. Los hombres en su mayoría son bastante básicos, y no pueden pensar con ambas cabezas a la vez, por ello es tan fácil para mí engañarles.
Con algunas miradas, una sonrisa y las palabras correctas, los tienes en la palma de tu mano. Y es que el ego masculino es tal, que en estos casos supera a su lógica. No importa qué tan inteligente pueda ser un hombre, todos reaccionan igual ante un par de pechos y una boca provocativa.
Entre la cercanía, aproveché para poner en su nuca un pequeño GPS de parche que, con un material muy parecido a la piel que me facilitó Gao, logré fabricar. Este se adhiere como una segunda piel y tiene al menos cuatro días de duración, lo suficiente para conocer su rutina. A dónde va, y a qué hora todos los días.
Si hay un patrón extraño, es obvio el resultado.No llegó muy lejos, no lo dejé. Le di un número de teléfono falso diciéndole que me llamara cuando no estuviera ocupado, otra vez presumo mis dones en la actuación porque de verdad parecía desesperada.
Aún me pregunto por qué salí con ese imbécil en mi juventud. Ja, ni los guardianes nos salvamos de hacer estupideces.
—Idiota.
Salí y admiré mi alrededor, suspirando comencé a caminar hasta la parada de bus para esperar al que me llevaría a la colina cerca del palacio. Aunque odiaba la base que me asignaron hace años en el río Nilo, creo que la extraño. Allí no había tanto ruido, tanto ajetreo. Solo agentes practicando su entrenamiento, caminando de aquí para allá haciendo su trabajo desde las sombras. Para mí era agotador de todas formas, siempre estaba trabajando, espiando a la realeza, dando informes cada tres días. Al menos estaba sentada frente a un computador a cargo de la sala de control.
Pero resulta que más agotadora es la ciudad, una ciudad normal con humanos comunes resignados a su común y repetitiva vida. Porque hay más ruido, más emociones, más situaciones, más trabajo.
Más en lo qué fijarse.
Sentada en el banquillo en espera del bus, recuerdo todo lo que tuve que pasar para ser una Moonchild. No fue fácil en lo absoluto. Tiene un proceso largo y agotador que requiere de todo tu tiempo, que consume tu vida literalmente. No, no porque hayamos nacido siendo guardianes tenemos pase libre para ser agentes.
Es como los humanos, tienen el poder de decisión a ser simples civiles, o meterse a una escuela militar.
Cuando naces siendo un bimbaio, la cultura es diferente. Te enseñan a agradecerle al cielo y la tierra cada mañana, te enseñan lenguas antiguas para que practiques tus plegarias. Te recuerdan constantemente que nuestro propósito es ayudar a Terra, velar por su protección… Ayudarla a respirar.
Y otras cosas un tanto locas, por decirlo de alguna manera.Obviamente, te hablan sobre los soldados de Moonchild. Guardianes guerreros, entrenados para algo mucho más pesado que solo cuidar animales de la calle y plantar árboles todos los días. Mas nunca te obligan a serlo, eso depende de ti. Yo elegí ser una de ellos porque así sentía que debía ser. Suspiro de nuevo, porque sentir que pertenecía allí no era suficiente. Ellos necesitaban más de mi, o de lo contrario me mandarían al carajo.
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Hortus Amoris
FantasySaga Custodes Horti #1 Naresh Baskerville, ese soy yo. Teniente de la guardia real y escolta personal de la princesa de Singapur. Tenía un solo trabajo; protegerla con mi vida. ¿Cómo demonios fue que terminé en este lío? Un día estaba cumpliendo con...