Capítulo 19: actitudes sospechosas.
No entiendo nada y me estoy desesperando.
Por lo poco que Gao me logró explicar, todo sucedió así de la nada. Cuando el reloj marcó la medianoche la luna que para en ese instante estaba tornada de un brillante tono rosa comenzó a opacarse hasta que su brillo se extinguió por completo. Quedando en el cielo solo una luna que apenas y se veía. Una roca común sin ningún tipo de gracia.
Su energía no estaba, se desvaneció así sin más.
Damn.
Comenzamos a entrar en pánico porque nada como esto había sucedido en todos los años que llevábamos pisando el mundo. Tanto agentes como civiles que residen aquí en Aswan comenzaron aglomerarse en las calles, mirando el cielo sin poder creer lo que sucedía.
Hacía frío, más que otras noches en las que he estado aquí. Conozco a Aswan más que a mí ciudad natal por el hecho de criarme aquí, y nunca había hecho tanto frío como hoy. El desierto a lo lejos era un desastre al igual que los tumultos de arena que se encontraban en la ciudad, la brisa soplaba mucho despeinando mis cabellos y alborotando arena por todas partes, así que siento como colocan algo sobre mi cabeza. Me giro a ver, se trata de Naresh cediendo su chaqueta.
—Eres muy bonita para morirte de frío.
Sonreí ante el halago mientras envolvía mi cuerpo con la chaqueta, huele a él.
—Gracias.
Cuando llegamos a la base el único superior aquí, la mujer representante del continente africano, caminaba de un lado a otro en la sala de reuniones. Sus pies la llevaban en círculos alrededor de la ilustración de la luna y el sol pintada en el centro del suelo y parecía estar al borde de un ataque de pánico. Nos reunió a todos sin excepción allí, tanto a hombres como mujeres, incluso a los semidioses. El ruido y el escándalo destacan en el lugar, se oían murmullos por doquier. Algunos se sentían mal, entre ellos Anya quién casi sufrió un desmayo debido a una baja de energía. Se veía débil, demasiado. No sé si es por nuestro estado o por lo que acaba de pasar.
—Estoy bien —aseguró sentada en una de las tantas sillas. Todas ocupadas por mujeres pues los agentes nos cedieron los puestos.
—No lo estás —contrarrestó Gao arrodillado a su altura, Valentine acariciaba el cabello de nuestra líder mientras que Grecia y yo mirábamos sin mucho qué hacer— Quédate quieta ¿Sí?
—Recuéstala en mis piernas —dijo la castaña, así que tras la mirada vacilante de Anya aquello se hizo.
Todos sabemos que no le gusta verse débil porque es una líder de alta categoría, pero debe entender que incluso ella puede tener ciertos límites y flaquear de vez en cuando. El resto de líderes y entrenadores están con la superior en el centro de la sala, la cual es rodeada por los miles de escritorios y sillas que usamos los receptores cada vez que nos dan una información.
Observo a Naresh conversar con los príncipes reunidos en una zona en específico, allí también están sus dos amigos. El de cabellos negros está parado de perfil lateral, tiene los brazos cruzados —posición que resalta su musculatura elegante— y el ceño fruncido. Desde la distancia puedo ver como sus dedos se tornan pálidos por la fuerza que está ejerciendo sobre su propia ropa, me pregunto por qué está tan tenso. Sigue con el pijama que compró en el hotel y yo solo me estoy cubriendo con la bata de baño y su chaqueta. La mayoría aquí están en pijama, pocos con sus uniformes pues no hay tantos agentes en el turno nocturno. Todas las mujeres están al igual que yo, en pijama, batas de baño, algunas incluso con mascarillas para la piel sin quitar.
Menos mal y alcanzamos a quitarnos las nuestras.
Nos ponemos todos en alerta cuando la superior toma asiento en su escritorio y da una palmada a la mesa para hacernos callar. Su boca se abre y se cierra de nuevo, su expresión vacilante demuestra que probablemente no haya las palabras adecuadas para explicar la situación. Como siempre está usando vestido, uno de esos que al verla te hace sentir en un cuento de hadas... Muy parecida a la vestimenta que Dasha y la condesa rusa solían usar en sus palacios. Sus rizos de color chocolate caen por su espalda, su mirada preocupada solo me pone los vellos de punta.
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Hortus Amoris
FantasySaga Custodes Horti #1 Naresh Baskerville, ese soy yo. Teniente de la guardia real y escolta personal de la princesa de Singapur. Tenía un solo trabajo; protegerla con mi vida. ¿Cómo demonios fue que terminé en este lío? Un día estaba cumpliendo con...