Capítulo 14: conexión
Hacía varios días desde la última vez que vi la luz de la luna brillar sobre mí, no es que me agrade mucho pero al menos estar afuera me pone menos ansioso. Ahora mismo no había más que una leve llovizna fría que mojaba las calles de la ciudad en la que la mayoría de los caminos son de tierra, al ser de noche no hay mucho movimiento de peatones en la calle pero si hay autos y motocicletas por aquí. Venus es quien conduce la camioneta mientras yo solo admiro el camino que recorremos. Sobre su cabeza lleva una especie de velo improvisado que cubre la mayor parte de su cabello y se sujeta con un broche. Ya no viste con un uniforme sino que está usando una camiseta blanca común sujeta en un nudo que descubre su abdomen, y pantalones anchos cafés que combinan con la tela sobre su cabeza.
—De verdad necesitabas salir —su suave voz me hace estremecer después de haber permanecido en silencio durante al menos diez minutos. Salimos de la ciudad por lo que veo y ahora vamos en una especie de desviación del camino, a lo lejos puedo ver el reflejo brillante de la luna sobre el río.
—¿Por qué lo dices? —me mira un momento antes de devolver su vista al camino y sonríe a medias.
—Estabas demasiado tenso cuando te vi, luces más relajado.
—Sí, supongo que gracias.
—Ningún gracias, ya me las cobraré.
Se quita las gafas que ocultaban sus ojos en cuanto el auto lo detiene a orillas del río. Le miro sin entender cuando baja y a pesar de eso la sigo a ella, cerrando la puerta después y quedándome allí, de pie. Ella se gira hacia mí y con un leve movimiento me indica que me acerque, vacilante lo hago viendo todo a mi alrededor. El canto de los grillos apenas se escucha debido a la llovizna pero lo que si oigo en cantidad es el canto de las ranas. Aquí no hay ni la más mínima hoja o señal de césped, solo tierra y más tierra húmeda, barro. Me cruzo de brazos cuando llego a su lado y sus ojos están puestos en el río, un extenso y oscuro río en la noche.
El famoso río Nilo de Egipto.
No sé porque, pero me siento en desventaja estando aquí. Me siento… Como si no tuviera que estar aquí. Un escalofrío me recorre entero.
—¿Qué es lo que quieres saber?
—¿Hm?
—No necesito ser una guardiana mental para saber que tienes muchas preguntas —asiento lentamente, bueno, es más inteligente de lo que parece. Y tiene que serlo, el rubio de su cabello teñido no es más que un despiste para los fans de los estereotipos y prejuicios, pues para ser hacker profesional tiene que tener un alto coeficiente intelectual o al menos ser bastante ágil y observadora—. Admito que me halaga saber que me hayas preferido a mí para esto.
—Eres la única que no me trata como un experimento fallido.
—Lamento que estés siendo obligado a todo esto, pero la situación es ms fuerte de lo que piensas, babe.
He notado un detalle, y es que me he enterado de que todos allí tienen que hablar más de cinco idiomas. Pero Venus lo hace notar de una peculiar manera pues la he escuchado mezclar los idiomas al hablar, a mi parecer su lenguaje favorito es el inglés, sin embargo, con nosotros no suele aplicar mucho su costumbre porque la mayoría del tiempo nos habla en malayo.
Una manía que le queda bastante bien, en mi opinión.
Le he oído hablar en ruso, italiano, español, chino y árabe egipcio… Incluso lenguas antiguas que desconozco.
¡Búlgaro! ¡Habla búlgaro! ¡Hebreo también!
Tiene cuarenta y cinco años, tuvo tiempo suficiente para aprender todo eso y aún le queda mucho tiempo para aprender más. Es asombroso, realmente lo es y no lo niego.
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Hortus Amoris
FantasySaga Custodes Horti #1 Naresh Baskerville, ese soy yo. Teniente de la guardia real y escolta personal de la princesa de Singapur. Tenía un solo trabajo; protegerla con mi vida. ¿Cómo demonios fue que terminé en este lío? Un día estaba cumpliendo con...