Capítulo 1: encubierto
—Ahórrate la palabrería y ve al punto ¿De acuerdo? Ya sabemos que eres una puta genio de las compus, pero me aburres.
—Te aburre porque no entiendes un carajo.
—Exacto, así que deja de decir cosas que nadie entiende y ve al maldito punto —bufó—, que para eso estamos aquí.
Entorno la mirada en su dirección, no sé si es por cumplir el estereotipo o las rubias si somos así de irritantes.
Supongo que es ley de vida; Grecia es una maldita harpía y yo soy lo que las señoras de la iglesia catalogan como zorra. Tenemos mucho en común, y eso la lleva a molestarme constantemente como si no me soportara. Puro cuento, obviamente. No hay ser en este lugar que realmente me odie. No le doy razones a nadie para hacerlo. Y Grecia y yo hemos superado muchas cosas juntas.
—En los últimos años me he encargado del monitoreo del palacio; personal, quién entra, quién sale, cuantos viven en él y cuantos trabajan de medio turno. Con quienes tienen alianzas, reinos enemigos, reinos imparciales —asintieron—. Tengo informes que mi equipo sacó a través de lo visto por las cámaras de espionaje instaladas en los teléfonos de la realeza y su personal más cercano, amigos de la familia, conocidos… A todos se les hace seguimiento constante de a dónde van y con quién.
—¿Estructura y diseño? —inquiere nuestra jefa, aclaro mi garganta y retomo la palabra.
—Estos son los planos originales del palacio real —rápidamente la pantalla cambió a mostrar unos planos extremadamente grandes con puntos rojos, verdes y un área totalmente gris. Entorné los ojos, esto era más complicado de lo que parecía. El simple hecho del problema con esas áreas grises dice mucho de la gravedad del asunto—. Como verán, es más grande de lo que parece. Los puntos verdes son las salidas fáciles, incluyendo ventanas y paredes muy antiguas.
—¿Lo suficiente como para romperlas? —pregunta la chica sentada junto al resto. Yo asiento con firmeza, ya me había asegurado de ello.
—Tanto que ni siquiera será necesario algún tipo de explosivo para el trabajo. Un simple golpe con un arma contundente u objeto pesado es suficiente para crear una vía de escape, son paredes muy viejas.
—No es nada seguro ese lugar. —musita la voz más suave y la única masculina del grupo, todos asienten de acuerdo y por supuesto yo también.
—Exacto. Como decía —prosigo—, los puntos rojos son salidas ocultas, no son del todo seguras pues no he estado en persona para revisarlas pero una vez estemos allí lo comprobaré. En los planos que se muestran en la web, estos muestran nada más que paredes, pero aquí se ven claramente pasillos que llevan a otras salas que por lo tanto son secretas y, dudo que el personal tenga idea de esto.
—No podemos dar eso por hecho, quiero que investiguen sobre esto —declaró la líder, todos asentimos—. Si hay alguien ajeno a la familia que sepa de las salas secretas, debemos ponerlo en la mira.
—Sí, mayor.
—Continúa, Darcy.
—Si miramos de cerca —hice un acercamiento en la pantalla—; Estos puntos solo se ubican en zonas con mayor importancia que requieren de mayor seguridad: el salón de baile de la reina —señalo con mi dedo el lugar correspondiente—, el museo familiar, el salón con las joyas de la corona, la capilla y las habitaciones de los reyes y sus príncipes, también, el despacho del rey. Lo que quiere decir que quizás fueron hechos con la intención de esconder a la realeza en tales sitios en caso de alguna emergencia.
—Eso o hay documentos importantes en aquellos lugares. —comenta una de mis compañeras.
—Está esa posibilidad, pero son salas grandes por lo que si esconden algo allí no creo que solo sean documentos importantes —digo yo, Cambpell asiente de acuerdo—. No me sorprendería si nos topamos con tecnología avanzada y armas de todo tipo.
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Hortus Amoris
FantasySaga Custodes Horti #1 Naresh Baskerville, ese soy yo. Teniente de la guardia real y escolta personal de la princesa de Singapur. Tenía un solo trabajo; protegerla con mi vida. ¿Cómo demonios fue que terminé en este lío? Un día estaba cumpliendo con...