Día 3.

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Antojos.

Ya no era sorpresa que estuviera comiendo. Lo que sí, eran quizás las horas o la forma continúa en que los exigia o la cantidad. Pero fuera de eso. En realidad eran las cosas que pedía, demasiado exóticas, demasiado exagerado.

No son las doce de la noche, en realidad eran las tres de la mañana y Sonic estaba frente al refrigerador buscando algo que pudiera quitarle las ganas de querer comer, pero no hay nada que desee en ese instante, mira en la alacena, en las cajas que hay en las repisas y nada. Ni siquiera la fruta le gustaba.

—¿Tienes hambre? —preguntó Shadow, Sonic apenas lo vio sobre su hombro, asiente, acaricia su vientre con ambos propósitos —acariciar a su bebé y darle la señal de que está hambriento.—
—Sonic..., ¿es mucho el hambre que tienes?
Él vuelve asentir, alcanza a oír un suave suspiro de sus labios, lo qué poco anima a pedirle un favor.
—Vale, ¿qué quieres?
—..., ¿no quieres ir a dormir?
—Quisiera. Pero estas de pie, y me preocupa eso, ¿qué se te antoja, Sonic?
Su nombre, en todo el tiempo que llevaban así, era la primera vez que le decía de una forma tan poco usual, lo que le invita a decir que sí.
—Quería... algo crujiente, con algo salado arriba y crema batida...
—¿Así? Una... combinación inusual, pero supongo es lo que quieres, ¿no?
Asintió.
—Vale, ven, vamos a buscar algo con lo que me pides. ¿Hay algo más que quieras comer?
—¡Un helado!
—Un... helado, ¿a las tres de la mañana? —preguntó, y la cara de Sonic muestra ese interés por el postre. Asiente, pero no sin mostrar una sonrisa que congela el alma del ceruleo, era atractiva. Sensual.
—Vale, iremos por un helado a las tres de la mañana.
A nada, Shadow esta por usar la esmeralda que guarda, pero Sonic lo detiene con prisa.
—... T-Tails dijo que no usará las esmeraldas para viajar... y... Knuckles también lo dijo...
Shadow claramente no le gustó saberlo, pero lo acepta sin peros, lo acompaña..
—Ven, usaremos el auto.
—¿De verdad?
—No me agrada mucho, y seria más rápido correr, pero... algo me inquieta en hacer eso.
Sonic comprende el mismo sentimiento, desde qué ha estado en casa no se había dedicado a correr o a saltar, ni siquiera hacerce bolita como estaba acostumbrado.
Ambos salieron, y usaron ese auto deportivo hermoso que le habían regalado en G.U.N, siendo su primera vez en el, esta emocionado, y su novio lo nota, haciendo poco esperar el sonido fuerte del rugir del motor. Demostrando la potencia. Así. Ambos emprendieron viaje.

Algunos citios estaban cerrados, otros, para personas mayores o en fiesta estaban a viva luz, con gritos y música.
—Veamos..., ¿dónde se puede conseguir un helado a las tres de la mañana?
—Uh, hay una tienda en el centro que vende helados, creo... veinticuatro horas.
—Mhm, bien, vayamos a ver.

Shadow lo llevo de un lado a otro, consiguiendo todos los aperitivos. Lo vio comer una especie de sándwich con el pan tostado, crema batida y queso, sin duda era extraño. Pero no tanto como la noche qué les pidió comer palomitas con vinagre o la vez en que lo atraparon comiendo mantequilla con aderezo de ensaladas. Quizás..., eran gustos muy extraños y eran demasiado <<sofisticados>>.
Los doctores le dijeron que era común en madres comer ciertas cosas —extrañas—, pero sí se llevaba a otro nivel, empezaría a desarrollar pica. Lo que sería peligroso, también era por eso que Shadow se mantenía despierto sí Sonic despertaba, porque temía que fuese a comer algo que pudiera dañarlo. Lo que nunca pasó. A excepción de la vez en que intento comer una fruta hecha de vela. Pero eso era por mero antojo de las frutas.

Ya con el helado en mano, Sonic se sentó en un banquillo de la plaza en donde estaban. Comiendo con placer y gusto, junto a Shadow.

—¿Cómo te sientes? —preguntó para ver si estaba satisfecho.
—Bien, mejor —contestó, pero la vista de Shadow no se mantiene quieta en él, sino que baja su cuerpo, fuese poco lo que tiene, pero ya logra vez un poco abultado ese vientre.
—¿Te duele?
—¿Doler? —preguntó y miró su propio cuerpo—, oh..., no, no duele..., siento como si hubiera comido demasiado, pero no me siento satisfecho.
—.... ya...
Sonic espero un rato, antes de ver bien a ese traviesos moreno, ríe bajo, y se atreve sonreír.
—¿Te interesa tocarlo?
—Oh, ham..., ¿puedo? Es..., no quisiera hacerte sentir incómodo.
—Para nada, será tu hijo también, ¿no? Así que anda..., sólo toca.

Shadow, apenas tiene pase libre para tocar, espera, espera y lo hace, acerca con cuidado su mano a la parte baja del abdomen y se permite frotar un poco, suave. Con delicadeza; un acto noble que provoca en Sonic muchas emociones de alegría. Shadow sería perfecto como padre.
—Es... es muy suave —soltó, acariciando con más forma, dejando que sus garras hicieran pequeñas cosquillas.— Es increíble.
—Ajahm —le respondió, terminando aquel cono desechable—, ¿te gusta?
—Sí..., ¿que crees qué sea?
—... no lo sé, no quiero saberlo aún. Quiero esperar a que nazca. Será una buena sorpresa.
—Entonces... ¿vamos a esperar?
—Sí, por favor...
Shadow asintió rápido, dejando de tocar, ese sería un mejor obsequio, porque se trataba de hacer sentir bien al erizo y a su futuro hijo o hija.

30 Day's of MPREG.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora