Capítulo 10.

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—¡¿Emma?! —trato de abrir los ojos para poder ver quien me llama, sin embargo estos se sienten tan pesados que me cuesta — Maldita sea, por favor despierta —A lo lejos puedo reconocer la voz quebrada y llena de miedo de Daniela, ¿Qué hace aquí?

Mi garganta no emite más que un gruñido de dolor, me duele el cuerpo entero y lo siento tan pesado que no puedo ni siquiera mover un dedo.

—Dani… —pronunciar su nombre me cuesta, mi voz sale seca y llena de esfuerzo —Dani… —y sin más, aún con todo mi dolor físico, el emocional sale a flote liberando todo lo que llevo por dentro, no tiene caso seguir escondiendo ésto porque cada vez que lo hago solo me lastima más.

—Oh, Emma. ¿Qué hago? Me siento inútil por no ayudarte, ¿puedes moverte? ¿Quieres algo? —su desesperación se funden con la mía, pero soy consiente pronto podré moverme, solo necesito calmarme y sobre todo tomar algo.

—En… mi mesita tengo unas… unas pastillas ¿podrías…? —Siento como se levanta de la cama y rebusca entre mis cosas para encontrar lo que le pedí.

Como puede me da una y aún con la poca conciencia que tengo trato de abrir los ojos, lo primero que veo es su rostro hinchado por el llanto, mis ojos se cristalizan porque yo no quería que ninguno de ellos me viera en este estado tan deplorable, ella toma mi mano dándome ánimos mientras se sienta y recuesta mi cabeza sobre su regazo acariciándome el cabello, poco a poco puedo ir enfocando más mi vista, poco a poco puedo mover mi cuerpo.

El silencio se alarga, escucho su respiración agitada pero a pensar de eso quiere transmitirme tranquilidad, las lágrimas siguen resbalando por mis mejillas, tan dolorosas, tan silenciosas.

—Emma… —susurra tan suave que casi no logro escucharla —¿Te sientes mejor?

Me incorporo con lentitud hasta quedarme sentada en la cama y así poder observarla, físicamente los dolores mermaron y los emocionales un poco también.

—Si, gracias Dani. —su rostro se contrae en preocupación y luego me abraza, un abrazo cálido y reconfortante — No sabes el susto que me has dado, encontrarte aquí, inconsciente y con esa sangre… me hizo pensar lo peor —se sincera y me siento culpable por hacerla pasar un mal momento.

—Lo siento, no quería que me vieras así…

—No lo sientas Emma, me preocupo por ti y créeme que no me perdonaría nunca si algo malo te pasa y no puedo estar ahí para ayudarte —Luego de eso me da un casto beso en la cabeza y una vez más mi pecho se hincha preso te todos esos recuerdos, de todo ese dolor reprimido por hace ya años.

Los sollozos ahogados no tardan en salir a flote, el llanto desgarrador de alguien a quien los recuerdos consume y ese alguien soy yo, por más que e tratado de evitar esto, no puedo porque me sobre pasa.

—Ya no puedo seguir Dani —susurro con voz rota — Ya no le veo sentido a todo esto y solo quiero que ya acabe, ya no quiero sentir más, ya no quiero que el tiempo siga pasando y vaya acabando conmigo poco a poco —escucho como ella traga saliva con fuerza y yo solo me apreto más contra su pecho, tratando de buscar un cimiento para que mis pedazos no caigan — He tratado ¿Sabes? Estoy tratando de sobrellevar esto, pero para mi ya no es vida, han sido años sintiéndome como la peor persona del mundo, han sido años donde he deseado que todo acabe…

—Emma —pronuncia mi nombre con pesar —Nunca has estado sola y no lo estás ahora, no tengo conocimiento sobre lo que te pasa pero quiero ayudarte.

Al Final Fuiste tú [En Proceso].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora