La noche era un poco fría. Pude ver a Lucy tiritar del frío así que le di mi abrigo. Ella aún dormida se acurruco entre el gran abrigo. Me alejé un poco de todo los demás y recargué mi espalda contra un árbol.
- Te enfermaras si no te arropas. - ni siquiera volteé a ver, sabía que era Susan.
Su voz sonaba tan delicada y, de alguna manera, angelical. - Dudo mucho eso, Susan. No hace tanto frío como para enfermarme. - le sonreí un poco, pero ella no devolvió la sonrisa, al contrario tenía el ceño fruncido.
- ¿Susan? - yo la miré sin entender. - ¿Desde cuando soy Susan?
Quise reírme, pero su mirada seria no me dejo. - Bueno, ese es tu nombre.
- Si voy a ser tu esposa no me puedes llamar Susan. - se acercó a mí y tomo mis mejillas, acercándome a su rostro. - Seré: Cariño, mi amor, mi vida, o incluso, amada mía, pero jamás Susan. - apretó su agarre a la vez que ella se acercaba, incluso podía sentir su respiración chocando con la mía. - ¿Entendido?
- Entendido, Susan.- ella alzó una ceja, y debía admitir que de alguna manera me gustaba esto. - ... Entendido... amada mía. - Susan acaricio mis mejillas, una de sus manos bajo hasta mi cuello y se quedo ahí.
- Bien, eso es. Chico bueno. - dejo un pequeño beso en la comisura de mis labios.
- Cariño... - ella me miro, esperando que terminara. - Si me vas a besar hazlo bien... por favor.
Una sonrisa apareció en su rostro y entonces dejo un casto beso en mis labios.
Sentir la suavidad de sus labios fue como tocar el cielo.- Susan. - me dió una mala mirada, pero continue. - Me gustas. Tal vez es muy pronto y no sea el momento, pero de alguna manera me gustas y mucho. ¿Yo te gusto?
- La verdad no sé que siento por ti, pero eres muy lindo. Y me haces sentir bien. - esa respuesta me dejo complacido. Le sonreí antes de abrazarla por la cintura.
Mi espalda aún recargada en el árbol y su pecho contra el mío, mientras mi cara se escondía en su cuello y mis brazos descansaban en su cintura. Ninguno de nosotros dijo nada, solo éramos dos chicos que creían quererse.
Estaba seguro de que este sería el recuerdo más hermosa.- Te quiero. - las palabras salieron con nervios de mi boca.
- También te quiero, cariño. - respondió después de unos segundos.
Al final nos quedamos dormidos ahí, no quería preocuparme porque pasaría mañana al despertar. Peter podría matarme por estar así
con su hermana, pero no me importaría ya que moriría feliz.El día de mañana sería difícil, lleno de cosas que hacer y muy cansado.
•••
Pasaron muchas cosas en lo poco que va del día. Eso nos lleva a este momento.
Peter clavando una espada en el gran río congelado haciendo que nos hundamos. Dentro de todo el alboroto sentí como Lucy se resbalaba del trozo de hielo que nos mantenía a flote.
Me hundí en el agua. No sé si fue tonto o heroico, pero no quería que Lucy se ahogara. Intente mantener la respiración lo más que pude, hasta que sentí la mano de Lucy, al momento la tome con fuerza, nadando en contra corriente para llegar a la orilla y no ahogarnos.
- ¿Estás bien, pequeña? - pregunte agachándome a su altura para quitar los mechones rebeldes de su rostro.
- Sí, pero... ¿alguien tiene mi abrigo? - pregunto en voz alta, la cara de alivio de Peter y Susan me dijeron que valió la pena haber saltado para salvar a Lucy.
Seguimos el camino hacia la mesa de piedra, pero fue cuestión de minutos para llegar.
Las trompetas sonaron y el murmullo comenzó.
- ¿Por qué todos nos ven así? - pregunta Susan un poco incómoda.
- Tal vez creen que tu cara es fea. - Peter y Lucy se rieron, decidí no decir nada y seguir caminando.
Al llegar a una tienda un gran león salió, todos nos arrodillamos y el dijo nuestros nombres, después comenzaron a hablar de Edmund.
Mire a todos, varios seres. Ningún humano.
Nos dieron ropa y nos asignaron una carpa para bañarnos y dormir allí.
Sin rechistar fui a la mía, dejando a Susan y Lucy. Peter hablaba con Aslan.- Draco. Ohh, Draco el perteneciente al fuego. - voltee para saber quien era la que me hablaba.
Una chica mayor que yo, de orejas puntiagudas, piel bronceada y grandes ojos marrones. Algunas pecas resaltaban en su rostro debido a la luz. Una chica muy linda sin dudas.- Disculpa, ¿Quien eres?
- Cierto, lo olvidé. Soy Hela. Es un gusto por fin conocer al gran Draco. - su tono de voz era sumamente hipnotizante.
- Tu aspecto luce muy.... ¿humano? - una suave risa salió de sus labios ocasionando un sonrojo en mis mejillas.
- Me lo dicen seguido. - acomodo su cabello hacia a tras. - Elfa. Eso es lo que soy, la última de la especie.
- Yo soy humano. - ella volvió a reír, fue cuando note de lo estupido que soné.
- Créeme que ya sabía eso. ¿Qué haces tan solo por acá? Estas muy alejado del campamento.
- Digamos que no soy tan bueno socializando como me gustaría. - mire las montañas, viendo como los últimos rayos de sol caían.
- ¿Te gustaría mi presencia mientras regresamos? - Hela hizo una reverencia exagerada provocando una carcajada en ambos.
- Me fascinaría su presencia en mi camino. - acepte comenzando a caminar. Ella me siguió a pasos rápidos. - ¿Qué hora es? Un aproximado.
- Siete u ocho de la noche diría yo.
- El tiempo pasa volando. Ayer estaba teniendo una magnifica noche y hoy estoy con una elfa desconocida caminando al campamento.
Un jadeo de indignación salió de su boca. - Eso es ofensivo. Yo que solo quería protegerte en el camino.
- Llegamos, Hela. - caminé a donde estaban los cuatro hermanos Pevensie, sus miradas rápidamente se posaron en mí y en Hela. - Bien, Hela.
Con todo el dolor de mi corazón tengo que decir que el camino termino. Que ahora nuestras vidas se separan y nuestros destinos jamás volverán a juntarse. Espero que nuestras lagrimas no sean derramadas. Recuerda esas sonrisas que siempre te ofreceré. - fingí secarme un par de lagrimas.- No digas tonterías. - dio unos golpes en mi hombro. - Nos veremos muy pronto, Draco.
- ¿Quien diablos era esa? - el tono agresivo de Susan me hizo querer seguir a Hela.
- Ah, una ¿amiga? - me limite a responder, tome algunas cosas para comer y me senté.
- Me alegra que hagas amigas, Draco. - Lucy me sonríe mientras sigue comiendo.
Edmund alzo las cejas juguetón. - ¿Amiga ehhh? Una lastima que ya no seas nuestro cuñado. - la cara de Susan parecía que iba a explotar del enojo.
- Mientras más lejos estes de Susan, mi vida será mucho más feliz. - Peter solo me dió una mala mirada y siguió a lo suyo.
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ᴘᴏʀᴛᴀᴅᴏʀ ᴅᴇʟ ꜰᴜᴇɢᴏ - ꜱᴜꜱᴀɴ ᴘᴇᴠᴇɴꜱɪᴇ
Hayran KurguDorian es el portador del fuego, sera de gran ayuda para liberar Narnia, se hace amigo de los Pevensie y se enamora de Susan. ¿Que le depara el destino a nuestro querido rey del fuego?