"𝐄𝐧𝐬𝐞́𝐧̃𝐚𝐦𝐞" ‖ 𝖸𝗎𝗍𝖺𝖨𝗇𝗎.

Primer giro.

"...Y elijo tenerte en mis sueños, porque mis sueños no tienen fin..."

-Autor desconocido.

- ¡Auch! Ten cuidado, me acabo de clavar un gancho de ropa... -Se queja la chica aún tomada de la mano del más alto, ambos adentrándose al reducido espacio del armario, repleto de abrigos-.

- Lo siento... No veo bien...-Se excusa el muchacho, encargándose de cerrar la puerta de la cómoda en la que se encuentran. Sus respiraciones tiemblan estando completamente a oscuras. El más alto se aventura en posar ambas manos en la cintura de la fémina, quien ríe divertida abrazándose a su cuello-.

- Hola... ¿Sigues aquí? -Bromista rompe con el silencio el mismo chico, su acompañante chasquea la lengua y roza despacio su nariz contra la mejilla impropia-.

- ¿Estás asustado? -Pregunta con aire retador la más baja-.

- ¿Quién, yo? Jamás... -Respondió con seguridad, sin embargo sus orejas arden y mantiene las manos inmóviles contra la tela sobre la cintura de aquella-.

Ahora es la mayor quien procede, rozando sus labios contra aquella mejilla.

- ¿Y a qué esperas entonces? Se acaba el tiempo... -Murmura-.

Sonriendo ladino el chico acorta la poca distancia que les separa, abrazándose y sonriendo con complicidad mientras sus labios se encuentran con timidez. Ambos chamanes sentían latir con rapidez el corazón del contrario, aumentando levemente la temperatura de tal reducido espacio. El chico deja pequeñas caricias en ella, apretujándola contra su cuerpo.

- ¡Oye! No me muerdas... -La chica se separa riendo, tanteando levemente su belfo para luego estrellar con fuerza su palma contra el hombro del contrario-.

- ¡Ay! ¿Por qué eres así? -El muchacho se queja sin liberar el abrazo-.

- Oye, Itadori...

- ¿Hm? -El de cabellos rosa ahora escucha atento.

- ¿No crees que afuera las cosas se sienten algo tensas?

- No... ¿Por qué lo dices?

- Lo digo por los senpais... Se siente todo muy pesado...

- ¿Y qué hay de Fushiguro?

- ¿Fushiguro? ¿Qué con él..?

- Bueno, tú y él... -La chica se exaspera-.

- ¡¿A qué te refieres?! No seas tonto... -Termina por separarse del cuerpo del chico más alto-.

- Hey, Kugisaki... -Itadori toma el mentón de aquella y planta un casto beso en su mejilla- Tonta.

• • •

- Gracias por bailar conmigo ésta canción, me gusta mucho... -No había podido negarse por mucho que quisiese, la chica era completamente adorable y agradable, no hacía falta decir más. Era comprensiva, además se había adaptado muy bien a la condición que lo define como hechicero.

- Atún, atún... -El de Tokyo retira momentáneamente su cubrebocas para dar un sorbo a la bebida color rojo intenso levemente alcoholizada, perdiendo la cuenta de cuántos cómo esos había consumido ya en la última hora. Y todo porque tenía muchísimas ganas de buscar al grado especial con la mirada.