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⎯ ¿¡Qué importa si no dejo de fumar? ¡¿Acaso te afecta en algo?!

⎯ ¡Tú sabes lo que pienso al respecto! ¡Y me importa demasiado!

⎯ ¡Solo porque te dije que podías regañarme como lo hacía mi hermano mayor, no significa que puedes decirme qué hacer y qué no hacer!

⎯ ¡Manjiro, hablo en serio! ¡Realmente estoy preocupado por tu salud!

⎯ ¡Eres un maldito mentiroso! ¡Solo lo dices por compromiso, no es cierto que estés preocupado por mí! ¡Solo estás conmigo porque te sientes culpable!

⎯ ¡Eso no es cierto! ¡¿En serio crees eso?! ¡Eres importante para mí! 

⎯ ¡Cállate! 

⎯ ¡No, no me callaré! ¡Entiende, Manjiro! ⎯ exclamó Takemichi sumamente desesperado, su cuerpo temblaba debido a las fuertes emociones que estaba siendo sometido a la fuerza, el nudo en su garganta lo obligó a suspirar cansado para después buscar calmarse.⎯ Estoy aquí, siempre he intentado estar Mikey-kun, sé que no estuve cuando todo pasó, lo sé perfectamente... Llegue demasiado tarde para evitar que Kaku-chan y tú llegaran a eso por el celo repentino que tuviste pero-

Un golpe en su mejilla lo dejó mudo y sorprendió a Takemichi, ya que nunca Mikey le había levantado la mano.

⎯ ¡Dije que cierres la boca, maldición!

Y pensar que todo estaba sucediendo porque el azabache de nueva cuenta le había arrebatado otra caja de cigarrillos, además de reprenderlo por seguir fumando.

⎯ Deberías dejarme en paz, ¡Piérdete!

⎯ ¡¿Eso es lo que en verdad quieres?!

Y lo que ambos tenían, si permanecían juntos o no, se definiría con la respuesta a aquella pregunta.

Mikey se mantuvo en silencio por unos instantes, sin saber qué responder. Él era consciente de que lo único que no quería era que Takemichi se fuera, y menos de su vida, pero en ese preciso momento estaba enojado, muy enojado.

⎯ ¡Responde Mikey-kun! ¿¡Es lo que quieres!? ¿¡Quieres que me vaya!? ¡Dilo y lo haré!

Mientras tanto Takemichi no pensaba con claridad, y muy en el fondo, deseaba que la respuesta fuera negativa. Pero, sabía que todo acabaría mal para ambos tarde o temprano.

Lo sabía. Pero aún así luchó hasta el final.

⎯ ¡Si quiero que te vayas! ¡Vete de mi casa! ¡AHORA!

Los orbes oscuros no se apartaron de los azulados, ambos se mantuvieron firmes en su lugar sin dejar de mirarse fijamente, quizás, esperando que alguno de los dos desistiera de su estúpida actitud y se disculpara con el contrario.

Pero, el orgullo pudo más, y la terquedad de Takemichi por seguir su palabra tomó acción de inmediato sin importar sus propios sentimientos.

⎯ ¡Bien, como quieras! ¡Quédate solo! ¡Ya no me importa!

Y sin más que decirse, en silencio y con paso apresurado, Takemichi se fue. Destrozando el corazón de ambos.

¿Esto podría terminar peor de lo que ya está?

Mikey miró con disimulo la puerta, y al verlo cerrarse comenzó a llorar.

⎯ Dios... ¿Qué he hecho?

Solo para Fumadores | TakeMikeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora