D O C E

830 74 18
                                    

Se despegó de los labios de el rubio y se le quedó mirando unos segundos.

—Deberiamos entrar, la vista está muy linda pero... Prefiero ahorrarme un resfriado.

—Esta bien, Pero eso no significa que estés a salvo, me debes muchas.

—Que urgido, aveces me preocupas.-se mofó y apartó un poco a él griego- Aunque si es cierto, ahora no tengo salida, no es como que quisiera tirarme del balcón.

—Ya quisieras poder irte, hoy me las cobro.

Fueron las últimas palabras que dijo el albino para inmediatamente y sin previó avisó enrollo su brazo derecho en los muslos ajenos y subir al francés hacia él, y proceder a cargarlo como costal de papas.

—Oye bájame!-se quejo el francés de inmediato.

—No.

Dijo por fin llegando a el sofá y tirarlo allí.

—Estas loco tú.-dijo luego de sentirse impactado contra el suave y elegante sofá de color Negro.

—Adivina de quién es la culpa.-Se quitó la camisa y bajo sus labios al cuello del rubio rápidamente.

—Estas bien idiota.

Murmuró divertido ante la situación, ya se lo veía venir, cuando se provoca a un griego y más con ese apellido que se carga en algún momento llegaba la hora de que aquello fuese real.

El mayor abrió lentamente las piernas del rubio para darse espacio más cómodo, el francés enrollo sus piernas en las caderas del susodicho, permitiendo aquella cercanía sin ninguna queja.

El rubio deslizó sus manos delicadamente por el pecho desnudo del griego y llevarlos a el abdomen de aquel albino.

Esta noche iba a ser larga pero placentera para ambos.


























Un sujeto que se hallaba deprimido bebía muy a gusto aquella botella de tequila.

—Se ve usted horrible señor.

—Cierra la boca y tráeme otra botella!-Hablo enojado el tercer hermano griego.

—si me deja usted opinar, señor Poseidon, ya ha venido suficiente, se ve muy mal, permítame llamar al señor Hades para que venga por usted.

—NO! sirveme Hermes, y deja a Hades debe estar ocupado yo me iré cuando quiera, además ni siquiera pedi tu opinión!

—Una disculpa señor Poseidon, de inmediato le entrego una nueva botella, pero usted se acabó el tequila así que... Tendré que darle vodka.

—Lo que sea, que me haga olvidar quien soy...Que me haga olvidar lo estúpido que soy.

—De acuerdo, como usted ordene.

—Es más tráeme dos botellas.







El albino sonrió victorioso, miro de manera insinuante al francés quien suspiraba cansado.

—¿Y bien?-sonrio divertido, su intención en lo siguiente por supuesto que era avergonzar al rubio- Oh vaya, no recordaba los exelentes sonidos de placer que te sacaba.

—Por Dios, en serio quiere decirlo ahora?-rio divertida- fíjate no pasa mucho.

—Eso es una buena noticia, significa que solo yo lo hago.

—Sin duda eres un idiota -suspiró nuevamente.

—Eso es cruel, a mí sí me gusta tener cierta posesión sobre ti.- rió nuevamente- Hace sentir bien mi orgullo

Obsesión| Sasaki x Poseidón © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora