T R E I N T A Y C I N C O

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Segunda Ley De Newton
La aceleración de un objeto es directamente proporcional a la suma de todas las fuerzas que actúan sobre él e inversamente propocional a la masa del objeto.



Mientras Poseidón se preparaba mentalmente para lo que vendría al aterrizar el jet personal de Trunks quien amablemente se ofreció a prestarlo, no pudo evitar pensar en algún plan y es que no quería dudar sobre la capacidad estratégica de el francés pero ni siquiera habían acordado que hacer al a penas tocar tierras europeas.

Temiendo la actitud del rubio se acercó cauteloso y tomó la palabra agarrando por sorpresa al ya antes mencionado.

—Oye Nost, solo para asegurar la victoria de la misión... ¿Que planeas hacer a penas lleguemos?

—lo sabrás en cuanto estemos ahí. —soltó cortante.

Poseidón tragó saliva grueso ante la molestia que mostró el francés, estaba preocupado así que volvió a preguntar.

—Se que estás preocupado por tu hermano pero yo también lo estoy, podrías simplemente separar el pasado del-

—¡No tengo un plan! Estoy completamente bloqueado y agradecería que te alejaras de mí lo que resta de viaje.

El rubio hizo caso y se retiró hacia el baño, el austriaco al notar ello se acercó al francés juzgando lo con la mirada en desaprobación.

—No me mires así, ya sabes la historia, el que compartamos la misma situación no va a hacer que olvide lo que hizo.

—No es que lo perdones, se trata de que seas comprensivo y lo entiendas. —se cruzo de brazos.

—Hablamos del acosador de mí hermano así que no me pidas que lo entienda. ¿Quien me entiende a mí? Estás pueden ser las últimas horas de vida de mi hermanito y me niego a pasármela estrechando su mano y sonriéndole como si fuéramos mejores amigos, cuando mi hermano debe estar sufriendo un infierno a manos de su progenitor.

—entiendo tu enojo pero eso no te da el derecho de olvidar que a ese pobre muchacho también le secuestraron al hermano, se llama empatía y es algo de lo que por más inteligente que seas pareces nunca llegar a tener.

Con el entrecejo fruncido se alejo dejando con las palabras en la boca a su amigo y tomando asiento al lado de la mujer pelirroja que los acompañaba. Mientras el francés miraba triste hacia el suelo pensando en las dolorosas palabras que su amigo había dejado marcadas en su mente.

Era comprensible, pues si se daba cuenta del tenso ambiente que se formaba por culpa de su mala actitud. Faltaban pocas horas para aterrizar y debía admitir que tanto el desagradable Olympus y su colega tenían razón, si querían salvar a sus familias debían dejar de lado las diferencias por más que esto le costaría. Vió de reojo como Poseidón se sentaba en su asiento nuevamente así que dudando de su criterio se acercó a él y tomó asiento sin decir nada, tomándo por sorpresa al otro rubio.

Él por el contrario estaba algo tenso, después de todo sabía que el desprecio de su gemelo de cabello estaba más que justificado, hasta el mismo se repudiaba por todo lo que había hecho.

—Lo siento... Se que no arregla nada del pasado, ambos queremos lo mismo y si me quieres insultar créeme que está bien, no te culpo y no pienso negar tus acusaciones.

El Olympus fue el primero en hablar aunque esté no esperaba respuesta y a su contrario esperaba más que fuese ignorado. Quizás por ello fue que le fue demasiado sorpresivo escuchar al francés.

Obsesión| Sasaki x Poseidón © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora