T R E I N T A Y S E I S

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    Epílogo–.

un cuerpo no puede cambiar su estado inicial de reposo o de movimiento recto con una velocidad constante si no se le aplica una o varias fuerzas externas.
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»Primera Ley De Newton«

Un toque en su hombro alarmó al moreno de lentes, cuando miró aterrado de donde provenía el toque suspiró con alivio al ver los hermosos ojos violetas de su amada esposa Jennifer De Sasaki.

–– ¿Te encuentras bien, cariño? –preguntó con preocupación y un tono de voz tan dulce que podía relajar a cualquiera. –Se que estás inquieto por nuestra pequeño Kojiro JR, pero estará bien con tu amigo... Nosotros solo iremos a las premiaciones del Nobel y ya.

––Es solo que... Tuve una pesadilla... No me pidas que deje de pensar es nuestro pequeño junior, no sabría que sería de mí si llegara el día en que no pudiera volverlo a ver.

—Oye... Todo estará bien, hablas como si nos fuera a pasar algo malo.

—Es que yo-

[Atención pasajeros del vuelo 659 con destino a Suecia-]

Un gran temblor azotó al avión, el moreno tomó de la mano a su esposa mirándola aterrado.

[Abrochen sus cinturones y no teman, pasaremos por unas pequeñas turbulencias-]

Un gran golpe al avión desestabilizó a unos pasajeros quienes chocaron su cabeza contra el guardamaletas sobre ellos tirando algunos bolsos y cosas dentro de ellas.

—¡¿Que sucede?!

Gritó la ojivioleta a su esposo mientras algunos llantos y alaridos de preocupación llenaban el ambiente del avión.

—Jenn... Amor mío–

[¡OH DIOS MIO, DIOS MIO. Esto no está bien, NO ESTA BIEN–]

Se podía escuchar el gritó de desesperación por parte del capitán. Una explosión a mitad del avión desplomó la cola de este mientras humaba y se podía apreciar a la gran apertura la cual succionaba a los pasajeros por la fuerza del viento, entre ellas la mujer ojivioleta quién estaba siendo sostenida por el moreno.

—¡KOJIROOOO-!

El gritó de la mujer a quien se le estaba resbalando la mano de la de su esposo hizo derramar unas dos lágrimas seguidas al japonés.

—¡Estaremos bien Jenn... Te lo prometo!–

Se soltó del cinturón de seguridad y el viento los arrastró por aquel orificio gigantesco que dejó a su paso aquella explosión.

Abrió los ojos con dificultad observando asustado el alrededor. Aún estaba encerrado en aquel tubo de cristal, se sentía cansado de estar allí, el contador solo mostraba atemorizante 1H-06min-24seg. Miró con desgana a su captor sonriéndole tras aquella transparencia blindada.

— Ya despertaste, me preocupaba que te murieras. —la sonrisa que mantenía en su rostro lo ponía la piel de gallina y sus ojitos gritaban por soltar el llanto que llevaba contenido desde hace varias horas.— Aún no puedes morir, si te mueres tu sangre ya no serviría de nada...

Obsesión| Sasaki x Poseidón © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora