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Se encontraba sentada en la mesa del comedor principal, frente a un plato de pasta que humeaba por su temperatura, estaba esperando a que su madre tomará asiento para poder comenzar a comer, y salió de sus propios pensamientos cuando escuchó la voz de su madre preguntando algo desde la cocina.

- ¿Ya salieron las calificaciones del semestre? - Preguntó su madre mientras se acercaba a la mesa y dejaba una jarra de agua en esta.

- Ya, y estarás feliz de saber los resultados. - Sonrió y acomodó un poso su postura, esperando a que su madre tomará asiento.

- Bueno, no me hagas esperar, dejame verlas. - Se sentó frente a su hija, extendiendo la mano dándole a entender que le entregará algo.

La chica tomó el folder amarillo que reposaba a un lado suyo, sobre la mesa, y entusiasmada, se lo entregó a su madre, esperando a que esta lo abriera y leyera su interior, para ver su reacción.

- Díez en Química, Diez en Física... - Siguió leyéndolo las calificaciones en voz baja hasta que vio algo que pareció sorprenderla. - ¿Nueve en Geografía y ocho en Historia? ¿Qué es eso? - Cuestionó con un tono ciertamente molesto.

La joven se extraño al ver la reacción de su madre y de inmediato contestó.

- Son mis calificaciones, me fue muy bien este semestre. - Intento mantener la sonrisa que tenía, aunque su semblante mostraba preocupación.

- Se que son tus calificaciones, Chaeyoung, pero ¿Un ocho?, La última boleta fueron sólo dieces. - Le reclamo a su hija.

— Bueno, han habido demasiadas tareas, puse mi mayor esfuerzo este semestre, y aun mantengo mi promedio, fue solo un ocho... — Dijo justificandose, con un tono de tristeza.

- Pues no es suficiente, tus notas deben ser perfectas, lo sabes, eres la mejor de la clase, estas en el cuadro de honor, tienes que poner en alto nuestro apellido. - Miro fijamente a su hija, la castaña que se encontraba frente a ella con la cabeza baja, mirando hacia otra dirección.

- Es sólo un ocho, yo me esforzaré más el próximo semestre. - Dijo por lo bajo.

- Eso espero Chaeyoung, cuento con ello. - Tomo su tenedor y comenzó a comer como si nada, como si no le hubiese reclamado a su hija por una sola nota más baja de lo común, y exagerase por completo la situación. - Por ahora, solo olvida el permiso de teñirte el cabello, harás esa cosa del rubio hasta que entres a la carrera, y quiero que estudies más, agregaré una hora más de lectura a tu itinerario, no voy a permitir que falles.

Se sentía fatal, fracasada, y decepcionada de sí misma, aúnque no tenía un porqué, pues seguía siendo la mejor de la clase, estaba en el cuadro de honor, y con su apellido en alto.

Fue ahí cuando despertó de otro de sus sueños sobre el pasado, con un increíble dolor de cabeza que se noto al mismo instante de abrir los ojos, lo cual realizó con más esfuerzo de el que requería.

Un agudo zumbido se escuchaba en sus oídos, miro hacia ambos lados aún con los ojos entre-cerrados y fue hasta que los abrió por completo que se dio cuenta.

Ese no era su apartamento.

Abrió los ojos en grande al analizar el lugar y darse cuenta, que jamás había estado ahí antes. ¿Qué había pasado anoche?

Se encontraba en una cama matrimonial, con una camisa larga que le llegaba hasta arriba de las rodillas, que no era suya, y unas mantas color azul obscuro que la cubrían. Y al lado suyo descansaba una figura femenina que le daba la espalda y todavía dormía.

Quito las mantas que la cubrían y poso ambos de sus pies en el suelo, más, al intentar pararse, sintió un gran dolor en el tobillo, lo cual hizo que se volviera a sentar en la cama inmediatamente. Tomó su tobillo derecho con una cara de confusión y al ver que tenía un moreton solo sobó con delicadeza la zona.

Love Lab | MiChaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora