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El calor de las brasas se comenzaba a sentir intensamente, el crujido de el fuego y como se expiarcia por toda la casa era aterrorizante, las llamas subían por las escaleras a una gran velocidad, que para la pelinegra parecía tan sólo un instante, instante en el cual sus piernas no eran suficientemente largas, ni rápidas para correr más rápido y lograr encontrar una salida.

El pánico la consumía, podía sentir escalofríos recorriendo todo su cuerpo, y el humo y las cenizas entrando por su nariz y boca, sintiéndose apaniqueada y sin tener idea de que hacer en aquel momento. Su mente estaba bloqueada, pensando en cómo es que había llegado hasta ahí, si es que podía sobrevivir, y como todo eso había sido el producto de un "pequeño error"

Pudo ver imágenes repitiendose en su mente una y otra vez, de los bomberos llegando, de ella misma dejándose caer de rodillas y con las mejillas y ojos llenos de lágrimas al ver su casa cubierta en aquel inmenso fuego, y de una camilla cubierta de pies a cabeza saliendo de su casa.

Cuando volvió a su presente, giró la cabeza al sentir una intensa y fuerte mirada sobre ella, que venía de nadie más y nadie menos que aquella molesta pelirroja, que para Chaeyoung, no era más que una simple piedra más en el camino, así como Mina.

Con quien, por cierto, las cosas estaban yendo un tanto incómodas al momento de toparse la una con la otra, probablemente por el hecho de que ambas habían tenido un cierto "momento" hace casi ya 2 días. Y desde eso, ninguna quería intentar hablar con la otra.

El fin del mes estaba a la vuelta de la esquina, Jihyo y Minho, los jefes, estaban evaluando su arduo trabajo para ceder el puesto a alguna de las dos, y Chaeyoung, tenía que seguir con su plan a pesar de los inconvenientes (Sana), que se pudieran presentar para arruinar su principal objetivo.

Lo malo que tenía Chaeyoung, no era su plan, era que no sentía ningún tipo de culpa o remordimiento alguno por querer jugar con los sentimientos ajenos, solo para su beneficio. No había nada, ni un solo gramo de empatia por saber si Mina se sentiría deshecha después de que hubiesen usado su corazón y sus sentimientos de aquella manera.

La gente suele decir que nosotros no tenemos la culpa de ser quienes somos, pues la vida, las experiencias y las personas de nuestras vidas, forman nuestro carácter e identidad, y entre su exigente y horrenda madre, y su desaparecido padre, la personalidad de la rubia, no le permitía que le importaran otras personas que no fuesen ella misma.

Y todo actuaba como si fuese la mejor, porque en el interior se sentía la peor.

El cuadro de honor de su clase, el mayor orgullo de su familia, de las más exitosas en el laboratorio, graduada de la carrera con honores, con un doctorado, y aún así, ni para ella misma ni para su madre, sería suficiente para ser "La mejor".

— ¿Capuchino? — una sonriente figura con un porte amistoso le extendió la mano en la que sostenía un café, que le ofrecía amablemente a su ajena.

— Gracias, lo necesito. — contestó Chaeyoung dando un respiro hondo e intentando abrir sus ojos lo más posible. Tenía aproximadamente 3 días sin dormir más de 3 horas, pues se había estado quedando horas extra sin paga en el laboratorio para poder así aumentar sus posibilidades de tener el puesto por el "Arduo trabajo".

— ¿Qué tienes? te ves terrible, sin ofender. — Jihyo se sentó a un lado de la chica opuesta, y sonrió amistosamente.

— He estado quedándome hasta tarde para trabajar. — tomó un sorbo del café, y al comprobar que el sabor de este era bueno, tomó otro más largo.

— ¿Más? Oye, es solo un puesto, no los juegos del hambre. — río levemente, y volteó su cabeza hacia la dirección de una chica pelirroja que continuaba intentando hechizar a la rubia con una mirada llena de furia.

Love Lab | MiChaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora