Me puse ropa limpia y deje que me llevara de aquí para allá. El día estaba nublado y pensé que era triste que, después de tanto tiempo encerrada, mi primer día fuera no tuviera sol. Simona tenía algo que hacer y mama y yo fuimos a desayunar (yo no toque mi plato), después al salón de belleza. Para emparejarme el cabello tuvieron que cortármelo mucho casi al ras. Ese corte me hacía ver mucho más joven. Mientras tanto, mama agendo la cita con el médico. Al ver mis manos el estilista sugirió una manicura y acepte.
--Nunca había visto uñas tan delgadas---comento--- parecen de vidrio.
Nos dirigimos al doctor. Me reviso y le preocupo mi presión anormalmente baja. Mi complexión le pareció más pálida de lo normal y sugirió una anemia por desnutrición. Me pidió narrar lo que había pasado.
--Un día me desperté en un local abandonado, en una colonia desconocida, llena de cortadas y heridas. Llame a mi tía y vino por mí.
El doctor me ataco con preguntas, y repetí las mismas frases una y otra vez. Por su tono de voz, era obvio que no me creía. Mi historia le sonaba más bien secuestro y abuso. Pero se equivocaba, lo presentí.
--Tiene que comer bien, descansar y probablemente ver a un psiquiatra. Los eventos traumáticos pueden provocar anemia, y hay métodos para ayudarla a recordar---dijo el doctor, ligeramente irritado. Después le pidió a mama que nos dejara solos.
--Sé que es difícil, pero necesito hacerte unas preguntas importantes. Puedes contestar con toda confianza, esto es confidencial---. El doctor tenía una expresión entre preocupada y enojada. Asentí.
--¿Usaste alguna droga, alguna pastilla, cocaína o algo así?---. No recordaba nada, pero respondí que no..
--¿Abuso alguien de ti? Sé que es difícil, pero es importante saberlo---reiteró. Negué con la cabeza.
--¿Cómo sabes si no recuerdas nada?---. No me creía. Pensaba que fingía amnesia para no afrontar los hechos o para no hacer sufrir a mama.
--No recuerdo nada pero no lo creo.
--Dices que estuviste en un local abandonado dieciocho días, y que recuerdas haber tenido dolores terribles en todo el cuerpo. Hay drogas que causan alucinaciones de ese tipo. Y también hay situaciones traumáticas que provocan daños mentales y físicos, y que quisiéramos olvidar. Ahora cuéntame. ¿Qué paso?---pregunto mientras me revisaba los reflejos. No tenía ni una sola herida. Eso debía parecerle sospechoso.
--No lo sé. Fui a un bar con mi novio. Después desperté ene se lugar. Recordaba haber sufrido dolores y tenía toda la piel llena de cortadas, pero ahora no tengo nada, me siento bien.
--Quizás algún muchacho del bar te ofreció una bebida... puede ser que le hayan echado algo, Maya. Dime la verdad---. Me estaba exasperando. Se preguntaba si era una mentirosa o una esquizofrénica. Admito que todo sonaba muy raro, pero era la verdad que tenía a la mano. No recordaba nada más, al menos nada que le importara al médico.
Volvimos con mama y el doctor receto algunas vitaminas y opino que esperemos un par de semanas a ver si, una vez pasado el shock, mi situación mejoraba. Después me hizo salir diciendo que tenían que verificar mi peso otra vez. Quería decirle a mama que yo tenía problemas mentales o algo. Obedecí y espere afuera. Nadie iba a creer mi historia. ¿Y si el doctor tenía razón? Tal vez alguien me drogo, el tipo con el que Abel me vio, tal vez abuso de mí en alguna parte y me abandono en la calle, después de golpearme y dejarme medio muerta. Podía ser, al fin y al cabo yo no tenía idea. Pero algo me decía que era otra cosa.
Al fin salió mama y me abrazo significativamente. ¿Qué le habría dicho el doctor? Pago la consulta y llegamos a los elevadores. Creí que ya nos íbamos pero llegamos a otro piso, el del laboratorio.
--El doctor recomendó unos análisis de sangre para confirmar la anemia---explico. La pura idea de que me sacaran sangre me mareo y casi me caigo pero mama me sostuvo.--- Tomara un minuto, ¿Esta bien? ---dijo para tranquilizarme. Seguimos avanzando, yo apoyada en su brazo. Amarraron un hule en mi brazo y la enfermera busco mi vena. Mi corazón latía aceleradamente. A la vista de la aguja todo mi cuerpo se tensó y sin pensarlo me levante de la silla y Salí corriendo de la salita, golpeando a la enfermera a mi paso. Arranque el hule con las uñas y me corte el brazo con ellas en el proceso. Mama me siguió. Su mirada estaba llena de terror y eso me obligo a calmarme: la había hecho sufrir demasiado. Le sonreí lo más convinecemente que pude. Estuve de acuerdo en dejar los exámenes para otro día.
ESTÁS LEYENDO
ɠơɬɧıƈ ɖơƖƖ - [¿Reanudada?.]
De TodoA sus 17 años, maya es una chica más o menos normal: su vida se revuelve entre las ideas de su mama, los besos y pleitos con Abel, las tocadas de rock, las amigas, la escuela, las interminables tareas. Hasta que un día, despierta en un callejón, sol...