El recuerdo de tu calor
Me mantiene vivo
Cuando me quemo
Y el mundo se me viene encima
——Antony and the Johnsons
Me enamore de Abel meses antes de que me hiciera caso. Era el hermano mayor de Valentina, mi mejor amiga, y uno de los ''rebeldes'' de la escuela pelo largo, pulseras de piel, anillos en todos los dedos, tocaba la guitarra en una banda de rock. Se rumoraba que tenía un tatuaje. Valentina era lo opuesto, pero adoraba a su hermano, se llevaban de maravilla, y ella no dejaba de hablar de él. En principio mi obsesión fue culpa suya. Llevaba años de conocerlo y nunca me había fijado en él, supongo que le faltaba crecer. A mí también, claro.
Un momento decisivo fue cuando valentina y yo fuimos a ver tocar a Abel y su banda, Gothic Doll. Habían organizado una gran fiesta en una casa abandonada en el norte de la ciudad, y era la primera vez que tendrían tanto público. Valentina y yo tuvimos que irnos con Abel desde temprano y escuchar la prueba de sonido y el ensayo. Trate de vestirme como creí que a él le gustaría: me puse jeans negros y una playera negra sin mangas, me llene de pulseras los brazos y de anillos los dedos. Algunos me quedaban demasiado grandes y otros demasiado chicos, pero no importaba. En el coche yo iba a atrás, y Abel y Valentina platicaron todo el camino como si yo no estuviera ahí.
Aunque había un cantante, era obvio que el verdadero líder de la banda era Abel; andaba de aquí para allá revisando cables y dando órdenes. No podía dejar de buscarlo con la mirada mientras, Valentina hablaba quién sabe de qué. Tenía que disimular, no quería que ella supiera que estaba encaprichándome con su hermano. Quien sabe cómo reaccionaría. Además, lo más seguro era que fuera algo pasajero, a todas les gustan los ''chicos malos'', no era nada original. Verlo tocar fue emocionante, se veía muy sexy en el escenario. A veces hacia coros y su voz grave cubría casi por completo la del cantante. Me gustaba, no podía negarlo. Estuve viendo sus dedos se movían con agilidad por las cuerdas y su cara de concentración total.
Valentina decidió ir a averiguar si había uno baño en esa casa derruida casi en el mismo momento en el que la banda tomo un pequeño descanso. Abel volteo en mi dirección. Pensé que estaba buscando a su hermana, pero me estaba viendo a mí. Le sostuve la mirada. Levanto las cejas como diciendo '' ¿Qué hay?'', y yo puse mis dos pulgares hacia arriba, como para decirle que se oía bien. Me arrepentí de inmediato de mi estúpido gesto, pero el sonrió y asintió con la cabeza. Su sonrisa me paralizo. De pronto no parecía malo en absoluto y me gusto todavía más. Esa sonrisa fue el principio de todo.
El resto de la noche seguí cada uno de sus movimientos, totalmente hechizada. Tocaron sus últimas canciones y cerraron con una que había escrito Abel: canto acompañado solo de su guitarra. Estaba tan perdida escuchándolo que se me olvidaba respirar. En el camino de vuelta íbamos comentando la tocada, y él me veía por el espejo como buscando mi opinión. Al despedirse Valentina me abrazo y me susurro al oído:
--Vamos a tener que hablar de esto.
A partir de ese día me convertí en una fan oficial de Gothic Doll nunca me perdía una de sus tocadas y decidí que ya tenía derecho de ir a saludarlo cuando lo veía en el patio, siempre en el mismo lugar y con los mismos amigos. A veces él se me acercaba. Hablábamos de cualquier cosa y yo me volvía torpe, olvidaba las palabras. El parecía no darse cuenta. Se volvió una rutina arreglarme más los días en que iba a ir a casa de Valentina y, por si acaso, siempre llevaba un bile en mi mochila. Encontraba los más estúpidos pretextos para platicar con él y comencé a escuchar la música que le gustaba. Cuando llamaba a Valentina y él contestaba, nos quedábamos platicando varios minutos.
-- Estas enamorada de Abel--- dijo Valentina después de un par de semanas. Tenía una sonrisa extraña en la cara.
--¿Qué te pasa? ¡Estás loca! Solo me cae bien---, pero el color me subió al rostro y no me dejo mentir.
--Oye, me ofendes. Abel era mi hermano y tu mi mejor amiga... ¿Qué no me tienes confianza, o qué?---, lo decía medio en serio, medio en broma. Obviamente ella comprendía lo complicado de la situación.
--Es una tontería, se me va a pasar, ni vale la pena hablar de eso---respondí, Una parte de mi deseaba que ella me digiera cualquier acercamiento entre Abel y yo sería demasiado incómodo. Así tendría que olvidarme de todo el asunto en vez de afrontar lo que sentía, de encarar el miedo a que Abel no sintiera lo mismo.
--Solo quiero decirte que si estas preocupada por mí, no lo estés. No voy a meterme, si pasa, pasa ¿está bien?
Me quede callada. Seguirlo negando era absurdo. Solo le pedí que no le digiera nada a su hermano y ella juro que así seria. Los días siguieron pasando y ahora evitaba ir a la casa de Valentina. Tenía que separas mi amistad con ella de los otros sentimientos, que cada día eran más fuertes e insoportables. Me limitaba a ver a Abel en los recreos, a veces, y en las tocadas. Cada día era un martirio: decir entre saludarlo y no saludarlo, preguntarme si me estaba viendo de lejos o no, dudar de si algún día yo podría llegar a ser, para él, algo más que la amiga de su hermanita.
Pasaron tres meses desde la primera vez que lo vi tocar. Un día sonó la campana del recreo y al salir casi choco con él.
--A ti te estaba buscando---dijo, satisfecho. No pude decir nada. Vi sus ojos verdes y note por primera vez las diminutas pecas de sus pómulos. Tenía el pelo agarrado en una colita me puse a ver sus anillos, atontada. Nos e cuanto tiempo paso. De pronto oí mi nombre y vi que Abel me estaba ofreciendo un papel: la invitación para la próxima tocada, que en realidad era un concurso de bandas.
--Valentina... a ella le...Valentina ya sabe, ¿no?---tartamudee, sintiéndome la más idiota.
--Mi hermana no puede venir. Pero me gustaría que tú vinieras de todas formas. Te puedo conseguir aventón con alguien, si quieres...
Me recorrió lo que podría definirse como elcontrario exacto de une escalofrío. Intente mantener mi respiración en un ritmonormal, pero mi corazón latía tan fuerte que pensé que Abel podía escucharlo.
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ɠơɬɧıƈ ɖơƖƖ - [¿Reanudada?.]
De TodoA sus 17 años, maya es una chica más o menos normal: su vida se revuelve entre las ideas de su mama, los besos y pleitos con Abel, las tocadas de rock, las amigas, la escuela, las interminables tareas. Hasta que un día, despierta en un callejón, sol...