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Win 22 años

Me quedo sorprendido por lo que acaba de decir y creo que mi expresión lo demuestra claramente, escuchar la palabra gay y homosexual es sumamente deprorable para mí, me causa mucha incomodidad ese tema.

—Estás cometiendo un pecado ¿Sabías? Ser gay no es bien visto a los ojos de Dios, es totalmente rechazado por el señor. Te ves mal haciendo lo que haces.

Mi intención no es lastimarlo con mis palabras, sólo quiero ayudarlo a que salga de ese mundo lleno de gente mala que lo guían por mal camino.

—Tampoco es como si estuviera enfermo ¿Sabes? Esto no se me va a quitar con una pastilla o una inyección, nunca se me va a quitar y punto. - a pesar de que sus palabras sonaban un poco a la defensiva, su rostro permanecía en calma.

—Pero el humano tiene una misión de vida y es crear más vida, en especial las mujeres ¿Qué harás sin una esposa? ¿A quién le dejarás este mundo si no puedes tener hijos como Dios lo manda?

—¿Por qué dejarle un mundo jodido a una persona que ni siquiera está pidiendo nacer? - pregunta funciendo un poco el ceño.

—Tu visión sobre el mundo es muy equivocada.Y eso que eres también.

Ni siquiera me atrevo a mencionar esa palabra, ya lo hice una vez y es totalmente desagradable para mí.

—¿Y qué se supone que soy? A pesar de ser gay sigo siendo una persona como tú y como todas estas personas aquí. - señala con el dedo discretamente al rededor —. ¿Dónde está esa cosa que dicen sobre amar al prójimo? ¿Acaso Dios no ama al prójimo?

—Dios ama a todo aquel ser vivo.

—¿Entonces sí Dios me ama porque los demás no pueden hacer lo mismo?

Sus palabras me dejan pensando un momento, un muy largo momento en el que me la paso mirando al piso sin decir nada, hasta que escucho la voz de mi mamá hablame para irnos. Antes de levantarme tocó su hombro suavemente y le digo.

—Dios ama al pecador, no al pecado.

No volví a ver al chico hasta dos domingos después en donde llegó a mitad de la misa con un moretón en el ojo izquierdo y una marca roja en su mejilla muy visible, vuelve a sentarse detrás de mí pero esta vez no se acerca como en la anterior

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No volví a ver al chico hasta dos domingos después en donde llegó a mitad de la misa con un moretón en el ojo izquierdo y una marca roja en su mejilla muy visible, vuelve a sentarse detrás de mí pero esta vez no se acerca como en la anterior.

El resto de la misa se la pasa igual que siempre, de repente puedo oírlo sorber su nariz o toser ligeramente. Al final de esto no me le acerco, es él quien camina hacia mí con una sonrisa triste.

Mis padres están ocupados organizando uno de los tantos eventos de la iglesia y mis hermanos ayudándolos por lo que estamos solos en una esquina. Se pone a un lado de mí en la pared en la que estoy recargado.

—Hola. - me saluda.

—Hola.

Después de eso no tuvimos tema de conversación por unos largos minutos que parecían eternos.

Infierno | BrightWin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora