Final

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Quizás esa fue una de las noches más extrañas que tuve, pasar toda una noche con quién sería en ese tiempo el amor de mi vida en la estación de policía. Estuvimos encerrados con personas realmente malas: asesinos, drogadictos, borrachos, entre muchos otros.

Yo estuve realmente enojado con Bright, creo que incluso no dejé que me hablara en toda la noche pero cuando se quedó dormido dejé que me abrazara fuerte porque tenía miedo. Y aunque no lo dije ni lo diré en voz alta, yo también quería aferrarme fuerte a su cuerpo.

Hablo en tiempo pasado porque eso pasó hace exactamente cuarto meses, y si me preguntan por Bright ahora mismo, no lo sé, no sé nada.

Muy apenas y veo a mi madre entrgandome ma comida en mi habitación. Y a mi padre entrando cuando quiere y recordarme lo asqueroso que soy.

Después de aquella noche fue obvio que ya no pude ocultar nada a mis padres, por lo que simplemente llegué a casa con quién sabe que valor para tomar la mano de mi novio y aunque me pegaran una cachetada, no soltarla. Papá se dió cuenta de eso y es ahí cuando una guerra comenzó.

La sangre de mi rostro los puños de mi padre que servían como armas, los gritos de dolor y Bright siendo mi escudo aunque no por mucho tiempo.

Fue un día horrible.

Sin embargo lo merezco todo esto me lo busqué yo solo, soy alguien quien merece ser tratado de esta manera por lo que es. Incluso cuandoe quedé recostado en el frío suelo con Bright llamándome al otro lado de la puerta, lo sabía, sabía que todo estaba mal. Los gritos débiles de Bright llamando por mi nombre eran cada vez menos audibles y no me quedaba otra cosa que escuchar desde dentro de mí casa dejando al otro chico afuera.

Hasta ahora las heridas siguen sin sanar.

Mi hermano menor entra al cuarto por la madrugada obligadose a hacer el menor ruido posible, cuando cierra la puerta corre de puntillas al borde de la cama.

—No deberías de estar aquí, mocoso.

—Mamá está preocupada por tus heridas, aunque no lo demuestre, le preocupa que aún no sanen.

Es el momento en que me doy cuenta que tiene un pequeño botiquín en sus manos, lo abre y saca algunas cosas.

—¿Si quiera sabes cómo hacerlo? - me burlo.

—Claro, estás con un futuro enfermero. - dice orgulloso.

—Sabes que papá no aceptará esa carrera. Mejor estudia otra cosa.

Mick se ríe muy despacito, y después de desinfectar la herida más grande en mi pierna por la cortada con la mesa de vidrio que me hice, vuelve a hablar.

—Lamento decirte que no seguiré tus pasos. Haré lo que me gusta, estudiaré lo que me gusta y estaré con quién me guste.

Su respuesta me dejó perplejo, pero sobre todo preocupado. ¿Está queriendo decir que es...? No, eso es imposible.

No puedo permitir que Mick siga mi ejemplo ¡Maldita sea! Yo sabía que ser así iba a traer problemas a la familia; en este momento sólo me gustaría desaparecer.

—Mick....

—No soy gay, Win... Y si lo fuera te aseguro que sería más valiente que tú para decirlo y enfrentar a papá.

¿Cómo es que este niño piensa de esa manera?

—Tú no puedes ser gay.

—Eso decías de ti mismo, y mírate; estuviste en una relación con otro hombre por casi tres años.

—Estaba confundido. - me defiendo rápidamente.

Sin embargo él vuelve a reír mientras sigue poniendo el vendaje.

Infierno | BrightWin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora