XVII

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"El sufrimiento de unos
puede ser provocado por
la ambición de otros"

Madre Teresa de Calcuta.

—Madre Teresa de Calcuta

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———♪———

—¿Donde iremos ahora?— su agarre se intensificó en la cintura del mayor. Aún estaba temblando y su voz sonaba algo entre cortada y ronca.

La experiencia de hace solo unas horas atrás no la quisiera repetir por nada en el mundo, la ansiedad de pensar que nadie iría en su ayuda, la posibilidad de quedarse en ese lugar hasta que algún Demonio lo encontrará, o que morirse de hambre y deshidratación... Ya no soportaba pensar en lo mismo otra vez. Giyuu estaba aquí ahora, no había nada por lo que preocuparse. Pero el simple hecho de que su mente lo intentará convencer de que todo era un sueño y que cuando abriera los ojos seguiría en ese almacén oscuro le provocaba un temor extremadamente intenso

—iremos a la estación de policía para que tomen declaraciones— Giyuu quería consolar al menor, pero no sabía el como. El chico había pasado por algo realmente horrible, tardaría en recomponerse y seguir siendo solo el chico de la sonrisa tan brillante como el sol.

Sintió que las manos de Tanjirō se apretaban más sobre su abdomen y solo sintió una gran tristeza y simpatía, en estos momentos solo quería abrazarlo y no soltarlo.

Estuvieron manejando por las calles un par de minutos más antes de encontrarse con una estación policial. Bajaron y caminaron a la entrada, Tanjirō movía sus manos inquietamente, enredando y desenredando sus dedos una y otra vez. En el mesón de la entrada había un hombre alto mientras ordenaba algunos papeles, antes de que el hombre saliera y se alejara por el pasillo Tomioka llamo para llamar su atención.

—disculpa— el hombre se giro y vio Giyuu, detrás de él estaba Tanjirō intentado parecer lo más pequeño posible, sus manos aún moviéndose nerviosamente.

—¿Si?, ¿Pasa algo?— volvió al mesón con un suspiro, los papeles que tenía en manos volvieron a su lugar a un lado de la computadora que estaba en la mesa. El más joven le parecía extrañamente familiar. —¿Necesitan alguna información o hacer una denuncia?.

Unos latidos de silencio hizo que la atmósfera se volviera fría y tensa, el o parecía confuso, Giyuu lo estaba mirando bastante serio, cosa que lo ponía de los nervios, mientras que el choco detrás de él solo apretaba el agarre en la chaqueta del azabache.

—s–soy...— el más bajo hablo primero, su voz sonaba entrecortada y baja, dudando de lo que iba a decir a continuación —Kamado Tanjirō.

El oficial se quedó en silencio, sus ojos tan abiertos que pareciera que fueran a salirse de sus órbitas, su boca callo tan bajo que daba la impresión de que en cualquier momento su mandíbula se podría dislocar y hacerle un daño permanente. Rápidamente se recompuso y miro a los dos antes de articular algunas palabras.

Punto Y Coma  [giyuutan] «KnY»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora