II

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"Si no te tardas mucho,
Te espero toda la vida."

Oscar Wilde

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Al abrir sus ojos sólo pudo ver un lugar obscuro y una pequeña luz frente a el, al dar unos pequeños pasos, la luz estaba a pocos centímetros, extendió su mano para así tocarla

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Al abrir sus ojos sólo pudo ver un lugar obscuro y una pequeña luz frente a el, al dar unos pequeños pasos, la luz estaba a pocos centímetros, extendió su mano para así tocarla. Pero la pequeña luz -que más bien parecía una luciérnaga revoloteando- se convirtió en un potente destello cegador, obligándolo a cubrirse con sus brazos y cerrando sus ojos con fuerza.


—prometí que nos volveríamos a ver, Giyuu-san— Al escuchar eso, rápidamente bajo sus brazos y abrió sus ojos sorprendido al ver a quien, desde un principio, extrañaba —nunca rompo una promesa— finalizó, dando una pequeña sonrisa.

El peli negro sólo se acercó estupefacto al oji rubí, quien extendió sus manos para que Tomioka las aceptará, siendo esto así, juntando sus frentes y cerrando los ojos.

—no sabes cuanto te extrañe— sus ojos se llenaron de lágrimas que rápidamente recorrieron sus mejillas.

—lo se, por eso te estuve esperando todo este tiempo— separaron sus frentes para luego besarse con un beso lleno de emociones, al separarse el peli rojo sonrió —¿nos vamos?

Dió una sonrisa con algunas lágrimas que aún permanecían en sus ojos —si... · respondió.

Dicho esto entrelazaron sus manos y caminaron hacia un lugar lleno de verdes árboles y pasto, y en medio de estos una cabaña, junto a ellas estaban sus familias.

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Al día siguiente Nezuko, quien llevaba  vendajes limpios y comida, fue a ver como se encontraba el oji zafiro, encontrando a este con una leve sonrisa en el rostro, de lo más relajado, se podría decir.

—Tomioka-san despierte, ya amaneció— está dejó la bandeja que traía en sus manos en una pequeña mesita para luego acercarse al peli negro y tocar su mano, estaba muy helada —¿Tomioka-san?— su voz sonaba dudosa, al poner dos dedos en su cuello -el índice y corazón- para así poder sentir su pulso o signos vitales.

La pequeña sonrisa en el rostro del mayor le daba la leve sensación de que este se fue sin remordimiento alguno, se veía muy relajado, como si siguiera durmiendo.

—hasta nunca, Giyuu-san— tras decir esas últimas palabras dirigidas al peli negro, que yacía recostado en aquella cama, salió de la habitación con las lágrimas amenazando en salir.

Punto Y Coma  [giyuutan] «KnY»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora