Extra: Te amamos.

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La vida no fue fácil para Jimin, desde el engaño hasta la llegada a Estados Unidos todo fue una montaña rusa. Claro que cuando se reencontró con Jungkook todo cambió.

Tardaron años en volver a verse pero sus lobos cumplieron y ahora tenían una hermosa familia. Después del nacimiento de Jungseol, llegaron dos cachorritos más. Sólo planeaban tener uno, pero Jungkook no mintió cuando expresó su deseo de tener dos al mismo tiempo. 

Así fue cuando los mellizos llegaron, Ahlyn y DakHo. Los últimos miembros de la familia y quienes lograron convencer a sus padres que no habrían más "jugadores" que agregar. Actualmente los niños eran tan grandes que Jimin quería llorar siempre que los veía. Rowoon tenía dieciséis años, casi diecisiete y era tan alto como Jungkook. Un hermoso alfa bastante decidido y valiente. 

Hyori tenía quince años y al igual que su hermano mayor era una alfa. Con la diferencia que era más silenciosa y bastante astuta. Jungseol aún era pequeño para saber cuál era su segundo género, y tampoco era tan sencillo descifrarlo. A sus ocho años era un niño bastante tranquilo e inteligente, al punto que le recordaba a Namjoon. 

Ahlyn y Dakho eran los más pequeños y con tan solo seis años podían causar tanto caos que era de no creer. Desde que tan sólo eran unos bebés, Jimin supo lo traviesos que serían.

Era feliz, tan feliz con sus pequeños que no podía pedir nada más en ese mundo. 

—Jimin. —llamó su asistente. —Jungkook te envía esto. 

El omega se volteó y sonrió al ver un gran ramo de rosas. —Gracias. 

Las tomó y sin demora agarró aquella pequeña tarjeta que tenía una dedicatoria escrita con la caligrafía del alfa que tanto amaba. 

Feliz día del omega al más hermoso que hay en este mundo. Está demás decirte que soy feliz por tenerte en mi vida, siempre le agradezco a la luna por permitirme ser parte de la tuya. Mi hermoso payasito, cada segundo a tu lado es un regalo para mi y espero poder hacerte tan feliz como vos me haces a mi. Te amo

Tu alfa dioso y más top in the World

Al leer la tarjeta, Jimin sonrió. 

Si hubiera que resumir esos ocho años juntos, podría hacerlo en tan solo una frase y es felicidad absoluta. Si, es verdad, había altibajos como en toda pareja pero eran más los momentos felices que tenían como pareja. 

Jimin seguía tan enamorado como el primer día y estaba seguro que Jungkook también. Suspiró y dejó las rosas en su escritorio. Sólo faltaban diez minutos para salir del trabajo, así que comenzó a guardar todo lo que había en su mesa de trabajo para poder ir a casa.

Hoy era el día del omega, así que no haría nada más que llegar a su casa y tirarse a dormir como correspondía en su día. No habían demasiados planes, solo una simple cena que tendría con sus hijos y alfa. 

Hoseok y Jieun este año habían viajado a Italia por ende Rowoon y Hyori estarían con ellos en este día. Así que cuando cumplió su horario, Jimin tomó sus cosas y se marchó de aquel estudio. Después de tantos años había logrado abrir su propia marca de ropa, la cual tenía mucho éxito y esperaba que en un futuro este fuera mucho más grande. 

Caminó hasta su auto y se montó en él. Los niños y Jungkook llegarían a casa recién por la tarde así que tenía tiempo de tomar una ducha y descansar. Condujo con cuidado y repaso en su cabeza las cosas que le quedaban por hacer. 

Ser padre de cinco niños no era tarea sencilla, menos cuando dos de estos son adolescentes y estaban en etapas bastante complejas. Aun así, Jimin se esforzaba por hacer un buen trabajo y aunque muchas veces terminaba llorando, la satisfacción de ver a sus hijos felices era la recompensa suficiente. 

🦈 La guía de Rowoon [ km; au ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora