𝗔-11 [𝘔𝘪𝘯𝘩𝘰 • 𝘛𝘔𝘙]

Ｖｏｌ 2°

Las pruebas del laberinto acabaron. Fueron exitosas, al menos eso dijeron. Las pruebas del laberinto no eran más que sacrificios para Rown.

Ella no lo recordaba todo aún, faltaba poco para que lo hiciera.

La castaña tenía el coraje y tristeza de ver a todos sus amigos morir, dejar atrás a su mejor amigo y a su compañero de aventuras, dejar atrás el hogar que tenía, aunque pensándolo bien, no lo era. No. Ese no era su hogar, era una pasantia. Todo era algo pasajero, ahora más que nunca lo sabía, aquella grabación de la doctora Ava Paige le dejó muy en claro que todo lo que hacían era temporal.

Aquellas personas que murieron durante las llamaradas tenían un trabajo, familia, una vida, sin embargo también fueron pasajeras. El mundo es pasajero.

Ella también lo era. Todo lo era.

Las imágenes se vinieron a su mente de pronto, algunos destellos más claros de lo que si vida era. Los recuerdos más claros que antes.

Vio a Gally. Un chico de 13 años siendo explotado con pruebas cerebrales. Un chico teniendo habilidades con las manos.

Vio a Alby, un chico de 15 comportándose como uno de 18, teniendo el control de un grupo completo.

Vio a Newt, de 14 años sonriente, jugando con algunos chicos a su alrededor y dando partido a que no se pelearán por una manta.

A Chuck, un pequeño niño de apenas 6 años persiguiendo a una niña de su misma edad.

A Thomas siendo el inteligente a un lado de una mujer con una bata blanca y a su lado, para su poca sorpresa, Teresa.

A Minho, un chico con habilidades increíbles en su cuerpo. Más veloz, más ágil, más atlético que todos los demás.

Vio a Liam, un chico que tenía la habilidad de hacer reír hasta a los mismos que traían bata y lentes de laboratorio. Ágil y atlético.

A Ben, tenía una manera increíble de mover las piernas y escapar de varias cosas, de correr y de reír al mismo tiempo, con pulmones de acero.

Los vio cada uno de ellos siendo la mejor parte de su vida en algún momento, esos chicos nunca sabrían lo que vivirían en el laberinto... O en el mundo exterior en realidad.

Y por último se divisó a ella en tercera persona. Tenía puesta una blusa pegada de color blanca de cuello de tortuga y mangas largas, un pantalón de vestir de color negro y un chaleco largo del mismo color. Su cabello no era como ahora, en ese entonces lo tenía corto hasta la mandíbula, debía tener unos 16 años ahí. En las manos llevaba unos planos perfectos, bien perfeccionados por ella.

Eran unos planos pero no sabía que era lo que tenían, solo se le venían a la mente flashes de lo que había. Eran círculos, algunos trazos simulando ser cables... No estaba muy consciente de lo que eran. O de lo que era.

Lo que vio después fue a un hombre de cabello corto y con destellos blancos en la cabeza acercándose y llevándosela a un laboratorio, tenía un aspecto poco atractivo si era sincera.

Sintió caer hasta un fondo negro, sus manos volaban junto con sus pies. Un huevo se hizo presente en su estómago antes de ver el final de que fondo y despertar de golpe.

— Arriba, novata hora de brillar

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WLFOME TO DE VOL 2°