CAPÍTULO 7

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La mañana se alzaba de nuevo en Ciudad Paradiso. En menos de un mes los alumnos de institutos y colegios estarían libres y tendrían todo un verano por delante. Lo mismo era para el grupo Eric, solo que en el caso del joven empezaría para entrenar y estudiar para las oposiciones en lugar de prepararse para los exámenes de evaluación de acceso a la universidad, como harían la mayoría de sus amigos. David, por su parte, aún seguía con su curso y también terminaría pronto. Solo había pasado una semana desde el incidente con Vector y ahora la seguridad del edificio y la calle a la que daba la entrada del mismo se habían intensificado. La entrada al pasaje estaba guardada por dos guardias y de seis guardas encubiertos ahora había diez, dos de ellos en el edificio. En total, doce agentes de la ley estaban cuidando de las actividades de Colmillos Veloces en el edificio de apartamentos donde vivía David.

Sin embargo, eso no estaba en la mente del lobo aquel día. Tenía un plan para el día de hoy y esperaba que todo terminase con Eric como su pareja. No había podido dejar de pensar en él en aquella semana y cada día lo tenía más claro: el humano le volvía loco. Ya había acordado con Eric que se encontrarían en su portal, por lo que David se dispuso a bajar al mismo. Una vez estuvo fuera, empezó a revisar por todos lados y en su móvil. Estaba nervioso. Se había puesto una camisa de color verde y un chaleco con un patrón ondulado de colores azules, además de un pantalón corto de vestir de color azul oscuro. Había optado por algo elegante, aunque a lo mejor Eric había optado por algo más casual, cosa que le ponía más nervioso.

Por fin vio una cabellera naranja asomarse por la esquina de la calle. El lobo suspiró aliviado: el humano había optado por una camisa de cuadros roja y blanca y un pantalón vaquero corto de color negro. Para variar, su colgante estaba fuera de la camisa. Estaba muy guapo. Ambos pensaban lo mismo del otro. Eric se detuvo cuando estaba a un paso de David. Se miraban a los ojos, sonriendo con lor nervios a flor de piel.

-Hey- saludó David-. Te ves... muy bien.

-Lo mismo digo- sonrió Eric-. ¿Qué plan tienes?

-¡Oh, pues mira!- exclamó David, sacando su móvil-. Estaba pensando en ir a este lugar. Puede parecerte raro, pero... es para surfear.

-¿Surfear?- preguntó curioso Eric.

-Desde que empecé a quedar con vosotros... me siento un poco más atrevido- admitió el lobo-. Eso sí, me sigue gustando mucho los planes tranquilos, pero probar algo nuevo siempre está genial.

-Te entiendo- dijo Eric, sonriendo-. Pues vamos a ello.

-¡Sí!

David empezó a menear la cola mientras ambos caminaban lado a lado, en dirección a la zona de surf. El día era perfecto: un sol radiante que hacía que para darse un baño estuviera perfecto. David y Eric empezaron a hablar de sus últimos exámenes que se acercaban, además de sus planes para el verano. Para el tiempo que habían empezado a hablar de esto último, ya estaban cerca del lugar.

-Vaya, es cierto que cada vez se te marcan más los músculos- admitió David.

-Sí, pero aún me queda mucho- sonrió Eric-. Pero bueno, espero poder entrenar mucho más y estudiar para mis oposiciones.

-Espero que recuerdes tomar descansos- le recordó el lobo-. No quiero tener que enterarme que te has desmayado de tanto estudiar o hacer ejercicio.

-No te preocupes, iré com cuidado.

-Podríamos ir a algún lugar para pasar el verano- pensó el lobo-. La playa, por ejemplo.

-Oh, esa es muy buena idea- sonrió el humano, deteniéndose de andar-. Aunque de momento nos tendremos que conformar con esto.

Aprhodite's TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora