CAPÍTULO 10

48 6 6
                                    

-¿Todo listo?- preguntó el padre a su hijo.

-Sí, la maleta para el viaje esta hecha- sonrió Eric con clara emoción-. ¡Ay, no puedo esperar!

-Dos semanas en Cádiz en una casa con cala propia- recordó Víctor-. O Stanford es muy generoso o el señor del museo nos recompensó demasiado bien.

-Teniendo en cuenta lo caras que son los apartamentos y casas de alquiler allí, cualquiera diría que hemos ganado la lotería- rio Eric-. Pero es cierto que nos han pagado bien. ¡Incluso a mí, que no he hecho mucho en este caso!

-No lo creo- sonrió Víctor-. Yo creo que fuiste una pieza clave, es normal que te merezcas una paga también.

Eric sonrió de vuelta a su padre. Por fin era inicios de julio, lo que significaba que había llegado el verano. Tras aprobar todo con sus amigos, había hecho múltiples planes para pasar un verano genial. Entre ellos, y el mejor plan de todos, era pasar unas semanas con David en la playa. Y hoy era su día de salida. Sara se había puesto de acuerdo con Víctor para que ella llevara a ambos en la ida y él los trajera en la vuelta. Por suerte, eso pronto no sería necesario, ya que Eric pronto empezaría a sacarse el carnet de conducir.

En cuanto a Vector, ya habían tenido una sentencia con él y el resto de sus miembros. 10 largos años. Según el joven humano tenía entendido, Víctor y Stanford habían logrado desestimar robos menores y centrarse solo en los importantes y de mayor gravedad, como en joyerías o el del museo. Eric pensaba en como se vería cuando tuviera 28 años y David 29. Su padre le había dicho que a los humanos se nos nota más la edad que al resto de especies, así que tendría que cuidarse y mantenerse sano para conservar ese aspecto jovial.

Eric llevó la maleta y la mochila a la puerta y, al instante, alguien llamó a la misma. El joven abrió y vio a su pareja junto a la hermana de la misma. Abrazó a David y juntó sus labios con los del lobo en un pequeño beso.

-Ya tardabas en llegar- sonrió el joven.

-Creo que llego puntual- sonrió David, meneando su cola.

-Mmm... No- rio Eric, besando la mejilla del lobo-. Deberías haber llegado antes. O mejor, venirte a vivir con nosotros.

-Si te pones tan cariñoso, al final tendré que hacerlo- rio David.

-Va, va, par de tortolitos- rio Sara-. Tomad las cosas de Eric, que para Cádiz son 7 horas.

-De acuerdo- asintió Eric, tomando la maleta-. ¿Me llevas la mochila, amor?

-Por supuesto- asintió el lobo, agarrando la mochila.

-Te agradezco el favor, Sara- agradeció Víctor.

-No es nada, señor De las Rosas- sonrió la loba-. Es lo menos que puedo hacer por las dos personas que han ayudado a mi hermano.

-¿Te vas a hospedar en algún lado?- preguntó el mayor.

-Sí, quiero al menos estar unos días por allí y ver como es todo- asintió Sara-. Ya sabe, turismo, fiestas y en tres días para casa. Si necesita que les eche un ojo, estaré allí para lo que sea.

-Confío en que los chicos saben lo que hacen, son responsables- sonrió con orgullo Víctor-. Pero sí que me quedo más tranquilo si los primeros días puedo contar contigo allí.

-¡Venga, hermana!- exclamó David, ya en el ascensor junto con Eric-. Cádiz nos espera para que la conquistemos.

-¡Voy!

-¡Nos vemos, papá!- se despidió Eric.

-¡Cuidaos mucho!- les recordó Víctor antes de verlos bajar por el ascensor. El mayor suspiró con nostalgia-. Cariño, que rápido ha crecido nuestro bebé. Espero que lo sigas protegiendo.

Aprhodite's TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora