En un futuro cercano en el cual la humanidad se enfrenta a una crisis de sobrepoblación y escasez de alimento nunca antes vista, dando como solución la creación de la Ley de Asignación Filial por la cual toda familia solo puede tener un hijo y si ti...
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Después de aquel disparo y que el cuerpo de Martes cayera al suelo todo se volvió un caos, Taehyung sin pensarlo dos veces se acercó a pasos apresurados, no podía estar pasando esto.
— Taehyung basta, debemos irnos — pidió Jungkook después de un tiempo al ver que su amigo no dejaba tranquilo el cuerpo sin vida.
— No — negó con dolor y se aferro aún más al cuerpo entre sus brazos.
— Taehyung esta muerto, por favor ya déjalo — volvió a pedir pero su amigo no escuchaba, y si lo hacía, era obvio que lo ignoraba, en su mente sólo reinaba el pensamiento de hacer sufrir aquel que se atrevió a tocar a su osito.
— No — gruño — aléjate y déjame devolverle el sufrimiento que le hizo pasar a mi osito, Jungkook — suspiro y volvió a estampar con fuerza su puño contra el rostro de aquel que se atrevió a tocar a Martes.
— Debemos irnos cuanto antes, su compañero ya dio aviso de que no estaba en su puesto, no tardarán en buscarlo — hablo ahora Namjoon entrando nuevamente al departamento, tratando de que Taehyung dejara al guardia pero su intento parecía en vano.
— Vamos Taehyung, Martes ya esta en el auto, debemos ir cuanto antes a un hospital — hablo nuevamente Jungkook y por fin pareció captar la atención de Taehyung.
— Cierto, mi osito — por fin reacciono al escuchar el nombre de su amado — rápido vamos — hablo para soltar bruscamente el cuerpo inerte del guardia para así salir corriendo del departamento y bajar a toda velocidad por las gradas, siendo seguido por Jungkook y Namjoon.
Un suspiro de alivio abandono sus labios al ver a Martes en el coche, sonriéndole levemente.
— Osito – Martes lo llamo con voz entrecortada por el esfuerzo — vámonos, no me siento muy bien — hablo pausadamente en un suave susurro antes de volver a caer en la inconsciencia.
Taehyung rápidamente se acercó para subir al coche y así poder tomar su mano.
— Osito — susurro suavemente mordiendo su labio inferior reprimiendo las lágrimas al ver al amor de su vida tan lastimado — si que le diste una buena pelea, eh, amor — sonrió levemente aún con los ojos llorosos — ahora solo debes abrir tus hermosos ojos y dedicarme nuevamente esa dulce mirada que me trae loco — murmuró acariciando cuidadosamente el rostro maltratado de su osito.
