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Segundo Acto: Un perro para el sicario.

...

Decir que estaba aterrado era muy poco a lo que sentía realmente. Eran las 7:50 a.m y Taehyung se encontraba en su nuevo puesto de trabajo, que ¡oh sorpresa!, estaba dentro del despacho de su jefe.

Joder, el pensaba que por lo menos no lo vería tanto si su oficina se encontraba afuera, pero era de esperarse, aquel hombre traía algo raro en su contra y se planteo desde ese segundo, que averiguaría como fuera, el porqué él y no otro.

La secretaria la había dicho que, como asistente del señor Jeon, contaba con dos oficinas: Una que era exclusivamente para reuniones del negocio, y la otra era la que estaba en el despacho de su jefe.

No sabía como sentirse, todo era tan raro y nuevo. Como cuando llegó en la mañana, y todos los que trabajan ahí lo saludaban con respeto y sin mirarlo a los ojos, inclusive hasta Seokjin y Namjoon dejaron de tratarlo de forma normal cuando ingresaron por esas puertas de cristal y realmente, su lado humilde nunca se acostumbraría a recibir tanto respeto.

Raro, aquella era la palabra del día junto con jodido, y lo más probable es que se acumularan más en un futuro.

Su celular de trabajo vibro, viendo un mensaje de texto de la secretaria, quien la avisaba que el señor Jeon llegaría en cinco y debía recibirlo en la puerta del ascensor.

Taehyung soltó un par de insultos y golpes al aire, antes de levantarse de su cómodo asiento y dirigirse afuera, donde le sonrió a la castaña y esta le hizo una seña de que fuera al ascensor.

El menor obedeció sin chistar y, gracias a dios, no había perdido su postura recta e impenetrable que le hacían tener cuando estaba en el servicio.

O sea, estaba a punto de morir por un ataque de nervios, pero vamos... él era la mierda de la mierda y debía comenzar a meterse esas palabras en su cabeza si quería sobrevivir ahí.

Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando las puertas del ascensor se abrieron, y el imponente hombre salió de este mientras se arreglaba la corbata.

Taehyung se dio cuenta que Jeon le ganaba en altura, aunque eran unos cinco a ocho centímetros, pero esos centímetros se hacían notar si el maldito que tenía en frente era un maldito mafioso respetado por todo el mundo.

Tragó su saliva cuando su nuevo jefe lo miro con una ceja alzada e inmediatamente le dio una inclinación de cabeza en señal de respeto.

— Buenos días, señor Jeon— saludo, con su mirada fija en sus zapatos.

— Buenos días asistente Kim— murmuró en respuesta — Puedes levantar la cabeza— ordenó, y el menor obedeció sin chistar.

Sus ojos sé encontraron, y Taehyung sintió como aquellas orbes zafiro escrutaban en su mente, como si intentara leer sus pensamientos. Estaba seguro de que su expresión era miedo puro, pero vamos, estaba que se meaba en los pantalones con tan solo pensar que lo tendría cerca todos los días de su vida.

En esa guerra entre el ámbar y él zafiro, obviamente ganó el último, ya que Kim no podía mantenerle ese frío mirar que no transmitía nada más que miedo.

— Vamos— masculló Jeon sonriendo complacido.

Taehyung asintió mientras seguía a su jefe a la oficina, y cuando se dio vuelta a mirar a la secretaria, esta hizo un rezo y lo señaló. Realmente, Kim agradeció esa acción, porque la única persona que podía sacarlo vivo de ahí era dios.

Domination // JJKxKTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora