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Un nuevo día se hacía presente en Karmaland, apenas el dúo despertaba y ya tenían planes para el día.

Luzu iba a seguir consiguiendo materiales para la futura casa y para herramientas que en algún momento necesitan o necesitaran.

Por otro lado, Quackity fue a saludar a los demás habitantes, tan confiado como siempre empezó una plática con lolito a la que se unió Rubius y más tarde Illojuan.

Todo parecía normal hasta que poco a poco el trio guío al de gorro hacia una pequeña montaña.

—Mira quackity ¿Ves por allá?— señalo sin ningún objetivo claro.

Quackity se acercó hasta el híbrido de oso intentando ver lo que su reciente amigo le quería enseñar dio un corto paso y sintió como sus oídos se tapaban y su piel poco a poco ardía.

Cuando dejo de escuchar un horrible pitido pudo escuchar perfectamente las risas de sus amigos, no entendía cuál era la gracia, ¡Literalmente tenía el brazo y parte de su cara quemada!

Prefirió seguir el coro y con una risa incómoda acompaño a los demás.

En cuanto se sintió un poco mejor pudo apenas levantarse y despedirse del trio, camino con dificultad hasta el humilde hogar que compartía con Luzu.

Notó que la puerta estaba abierta lo que significa que el mayor ya estaba en casa, esperaba que no preguntará por sus evidentes heridas pero por favor estamos hablando de luzu, apenas cruzo la puerta ya tenía al castaño haciéndole un interrogatorio.

—Estoy bieeen lusuuu, yo soy un chingón a mí no me pasa nada— sonrió para evitar preocupar de más a su compañero.

—Pero Quackity tienes quemaduras, tu ropa está rota y claramente quemada ¿Qué paso?— se separó del menor para buscar algún remedio que cure al de mascara.

—Pues Rubius ya ves como es de bromista el cabron, me puso una mina y la pise es todo— intentó no hacer que el oso quedará mal a ojos del castaño.

—Quackity recuerda que solo puedes confiar en mí, si te lo digo es por algo, se que son tus amigos pero no me dan confianza— en sus manos ya llevaba un ungüento para que las quemaduras no dejarán una marca.

—Suenas un poco celoso eh lusu— dijo en tono bromista para aliviar el ambiente.

—Solo quiero cuidarte Quacks— esparció el medicamento sobra la piel descubierta del menor a la vez que limpiaba con un trapo mojado.

—Lo se Luzu, gracias— el híbrido de pato dejo un corto beso en la frente de su mayor y como colegiala enamorada se sonrojo y aparto la mirada.

Luzu soltó una pequeña risa que demostraba sus nervios, bajo la mirada para evitar que el otro viera su cara tan roja como sus ojos.

Algo bueno tenían que dejar las bromas del oso.

¡BOOM!         ~Luckity~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora