Segundo día. 6:25 pm

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Domingo 19, diciembre 2021

Se escuchan algunos estruendos, creo que son los estruendos que Jake me dijo hace rato. Y tiene razón, pequeño diario, no parecen ser estruendos de explosiones o de alguna otra cosa, solo son extraños, pero tampoco se si se trate de sangre palpitante en mi oídos después de lo de hace rato... creo que no escucharé tan bien como lo hacía antes con mi oído izquierdo.

Lo de hace rato fue en el patio de mi casa contra unos zombis, por suerte y gracias a Jake, Riley y yo estamos vivas. De seguro mis padres nos matarán cuando lleguen. Y esto fue lo que pasó (porque sé que te mueres de ganas de saberlo):

Estaba esperando aún a mis padres en la sala. Estaba tranquila aunque lo único molesto eran los muy fuertes gemidos de los zombies. Eché un vistazo para saber el por qué los gemidos de los zombis se escuchaban tan fuerte, y, para mi sorpresa, de alguna forma esas cosas estaban en mi patio delantero. Me alarmé un poco (bastante, en realidad) y le grité a Riley que no bajara de su habitación (cosa que fue un gravísimo error ya que los zombis tienen un muy buen oído y pudieron escucharme). Los zombis comenzaron a golpear la puerta con bastante fuerza hasta derrumbarla y muchos entraron a mi sala. Lo juro, casi muero en ese momento, pero logré controlarme. Era yo contra los zombis. Me alejé casi hasta la cocina y con la mano temblorosa intenté dispararles, y mi puntería no es muy buena así que apenas logré matar a tres. No tenía de otra, pequeño diario, más que usar la daga. Creo que también descubrí que soy más fuete y hábil de lo que pensaba, gracias a los videojuegos de batallas con zombis y guerras como The House Of Dead, Left 4 Dead y Call Of Duty... y creo que también modificaron mi infancia de alguna forma... si, espero que el haber jugado eso con Nick y Jake también les haya ayudado de alguna forma. Y es aquí, pequeño diario, en donde te das cuenta de que no soy una chica muy femenina.

Como sea, sigo con la historia: de alguna forma cortaba cabezas con mi daga, y lo admito, me gustó hacer eso. Por desgracia, eran demasiados zombis, algunos ya se acercaban a las escaleras. Corrí hasta ellas antes de que subieran y atacaran a Riley. Lancé mi daga a un zombie, y no te presumo, pequeño diario, le atiné en el pecho y calló muerto. Me acerqué para tomar mi daga, cosa no muy buena porque un zombie me tomó del tobillo haciéndome caer y morderme la lengua; eso fue tan fuerte que sentía la sangre en mi boca, vaya que dolió. Saqué de alguna parte el revolver de mi padre y le disparé en la cara a ese zombie. Su cara explotó por lo cerca que estaba, haciendo volar sangre y muchos pedazos de carne pútridas por todos lados. Me solté de su mano, me giré y corte más cabezas. Pero aún se metían más y más zombis a la casa; por lo menos logré matar a los zombis de adentro, porque el real problema eran los de afuera.

Al quedar solo un zombi dentro, decidí que impediría por completo que me molestaran de nuevo; tomé del cuello a ese asquerosos zombie, lo levanté del suelo, tiré mi daga al suelo y con la mano libre con fuerza atravesé su pecho hasta llegar a su corazón y se lo arranqué. Estaba llena de rabia y no dejaría que ese zombi viviera. Lo lancé al suelo con fuerza y le pisé el cuello hasta arrancarle la cabeza. Miré hacia atrás y logré ver por el rabillo del ojo por donde entraban los zombis. Pasaban con pocos miembros la cerca de picos de mi casa y caían para llegar hasta donde estaba.

No se me ocurrió nada para solucionar o impedir que siguieran entrando por ahí, pero si tenía que matar a todos los zombis de la ciudad, lo haría.

Como sea, salí al patio y me quedé cerca de la puerta para evitar la entrada de mas zombis. Rebanaba su carne podrida y cada uno de ellos caía muerto como mosca en el precioso jardín de mi madre. Fue divertido hacerle eso a ese jardín. Me alejé un poco mas de ahí para continuar protegiendo mi casa, y cuando volteé a la puerta, Riley estaba para temblando de miedo con un maldito cuchillo de cocina, según ella para "ayudarme con los zombies"; ¡¡¡¿Pero qué podría hacer una niña de ocho años que jamás había visto a un zombie, con una infancia de una NIÑA perfecta llena de muñecas y princesas, que sus padres la consienten TODO el tiempo con regalos como tontos peluches y coronas de plástico?!!! ¡¡¡¿QUÉ?!!!. Simple, absolutamente NADA. Al verla ahí siendo tan inocente e indefensa me puse furiosa. ¿Por que? Porque ella tiene una infancia perfecta, ella tiene a quien mandarlos como esclavos (mis padres idiotas), ella no tiene ni la más mínima idea de lo que sufrir significa; ella no tuvo que enfrentar una infancia en donde todos la molestaban por no tener amigas, ella no tuvo que soportar tantas exigencias y regaños mientras se mataba en la escuela para evitar ser llevada a un internado... a ella no le afectó tanto la partida de alguien tan importante para mi, que mi vida se arruinó por completo desde ese momento. Y aún después de que yo la hubiera protegiendo tanto, se atreve a poner su vida en peligro. Riley no tiene ni la menor idea de lo que he soportado para no ser la mala hermana mayor. Por todo eso esta maldita guerra no me afectó en nada, porque siempre estaba en guerra con todos. Ni siquiera Jake o Nick saben de todo esto, no saben lo que es tener que lidiar con alguien que no quiere ser protegida por una extraña idea de poder cuidarse sola y encima tener que soportar a tu propia madre que te odia con su corazón sólo porque no iba a nacer otro mes o algo así.

¿Vez a lo que me refiero, mi pequeño diario? Estos son los ataques de ira que me dan... de tan sólo recordarlo me alteré. Bien, dejando mi enojo de un lado y regresando a lo de los zombis: al ver a Riley y a unos zombies acercándose a ella, corrí hacia allá y salté sobre un zombi sin brazos, arrancándole la cabeza y con ella su vida. La sangre pútrida del zombie salió como fuente por todas partes, me salpicó a mi, a las paredes blancas de la casa, y el perfecto y bien peinado cabello rubio de Riley. Y, como era de esperarse, ella gritó del terror. Y es a esto a lo que me refiero, mi querido diario, yo pude mantener todo esto bajo control mientras que Riley solo atraía la atención de más zombis... pero le daré crédito, vio a su hermana mayor decapitar a un zombi, y teniendo ocho años eso debió de ser horrible.

Le tapé la boca con la mano, pero ella se resistió porque mi mano tenía sangre de zombi. No la culpo, tratar de taparle la boca con la mano con la que le había sacado el corazón al otro zombie para cualquiera hubiera sido asqueroso. Ella me dijo "¡¡¡Quita tu sucia mano de mi!!!, ¡Ya fue suficiente con el otro zombi!". No le dije nada, simplemente la metí a la casa y la aventé al sofá para callarla.

Salí de nuevo pero como es completamente imposible que Riley siga una orden, fue detrás de mi. Pero antes de que pudiera regresarla, un grupo grande de zombis me alejó de ella. Lo sabía, Riley moriría, pero no por mi culpa. Traté de quitar a los zombis de mi camino, pero uno de ellos me levantó y me aventó. La caída me dolió bastante, a tal grado que apenas podía levantarme.

Adolorida volteé a la dirección en la que se encontraban los zombis con Riley y grite su nombre y ella respondió solo con un "¡Alison! ¡Ayúdame!" y eso me rompió el corazón. Traté de levantarme pero me dolían demasiado las rodillas como para combatir a los zombis. Y escuche una voz familiar que me llamó desde el tejado. Miré y ahí estaba Jake con su cañón de papas modificado para lanzar globos de agua, pero estos no tenían agua, sino cloro (el cloro es perfecto para matar a los zombis, aunque en realidad no son zombis, se trata de personas infectadas por un virus que los pudre hasta solo dejar vivo el cerebro aunque solo con las funciones motoras y de hambre). Esa es la forma más fácil de matar a un zombie.

Jake le disparó a los zombis más cercanos a Riley y estos se deshicieron por su acción anti-bacteriana. Jake no dejó de disparar globos de cloro, y como estos eran grandes, mataban a muchos zombis a la vez. Ahí se me ocurrió la fabulosa idea de mojar en cloro toda la parte superior de mis rejas para evitar que mas zombis la siguieran saltando. "A la orden" me dijo Jake en cuanto se lo dije, mientras yo pasaba los cuerpos derretidos de los zombis para ir con Riley.

Cuando los zombis por fin dejaron de saltar la rejas, pude quedarme tranquila. Bueno, algo así. Por alguna razón Riley me tenía temor, cosa que no comprendí. Ella me dijo que no me acercara a ella porque no quería que le hiciera daño. Para ella, mi forma de atacar a los zombies fue perturbadora. Al acercarme a ella, me empujó casi con nada de fuerza, pero mis rodillas lesionadas y el cuerpo de un zombi me hicieron tropezar y caer sobre una piedra que me dejó una pequeña herida en el hombro izquierdo. Jake bajó del tejado y me ayudó la levantarme y a entrar a la casa.

No me importo mucho Riley en ese momento, solo quería curar mis casi inofensivas heridas y descansar. Jamás en mi vida había hecho algo como eso, mi pequeño diario, nunca pensé que podría pelear contra zombis en la vida real y mucho menos poder sobrevivir. Tampoco pensé que les heridas fueran mas bien causadas por un hombro sangrante y mis rodillas lesionadas; que con algo de ayuda de Jake pude evitar que pasara a algo mayor.

Solo estoy muy cansada y espero ver la cara de mi madre al ver su preciado jardín lleno de sangre de zombi y paredes manchadas de verde caca y rojo.

Querido diario: esto es la tercera guerra mundialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora