Día 15 11:00 pm

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Sábado 1, enero de 2022.

Vaya celebración que hemos tenido de año nuevo (nótese mi sarcasmo). Y pensar que las tres creíamos que Jake jamás perdería el control frente a nosotras. Al parecer, el hambre se carga a las personas más rápido de lo que se cree. No está demás decir que todos hemos bajado bastante de peso, fueron escasas las veces que comimos bien en la carretera y aún más escasas en los cuatro días que hemos estado aquí. .

Hoy, justamente al inicio de año, ha pasado algo que me ha puesto a pensar si de verdad deberíamos seguir todos juntos.

Este día, fue el turno de Jake de quedarse a cuidar a Riley en lo que Evelyn y yo explorábamos los alrededores para ver qué cosa útil hallábamos (comida, armas, transportes, evidencia de criaturas peligrosas, etc). Como siempre, íbamos sin decirnos una sola palabra, pues todavía no soy capaz de decir que por lo menos aún no quiero que le caiga un rayo encima. Antes de salir, Jake nos había dado la idea de explorar un poco más lejos de lo acordado, por si acaso había más cosas, en especial comida porque no habíamos comido desde hace tres días, y eso fue lo que hicimos.

En lo que íbamos caminando, ninguna de las dos se percató de que había un bajo de escombros y piezas de metal, y ambas caímos. Dolió bastante y me sacó el aire, y ahora sabía que me saldrían bastantes moretones en la espalda y en las piernas, al igual que Evelyn. A ella le tocó caer con la pierna (la de la herida, para colmo) sombre una pieza de metal.

"Debe de ser una broma, maldita sea..." dijo entre dientes apretándose la herida sangrante.

De una forma u otra logramos salir de allí y decidimos inmediatamente regresar al hotel. El camino de regreso fue difícil, primero porque no teníamos ni idea si alguna criatura peligrosa andaba por ahí y Evelyn estaba sangrando bastante, en segundo porque dejábamos un pequeño rastro de gotas de sangre, y en tercero porque notaba a Evelyn cada vez más pálida y débil. Y tampoco está de más decir que sentía levemente ese olor extremadamente dulce, el estómago me empezaba a gruñir.

Al llegar a la habitación (era el único lugar fuera de peligro real, y también era bastante linda), había un silencio tremendo, no se escuchaban las voces ni de Jake ni de Riley. Sólo nuestras respiraciones se oían, más la mía que la de Evelyn; sentía que en cualquier momento perdería el conocimiento frente a mí. Bueno, y también otra respiración, pero eso lo comencé a escuchar cuando ya nos acercábamos a la puerta.

"Riley" llamó Evelyn con voz apenas audible. "Jake" llamó de nuevo.

"¿Para qué llamas a Riley?" Le pregunté. El que llamara a Jake era normal, podría ayudarme a llevarla adentro, pero ¿a mi hermana? ¿Para qué quería a Riley?

"Le... enseñé como... hacer un torniquete" respondió apenas.

Abrí la puerta y había un desorden total. Cosas rotas, unas pequeñas gotas de sangre es el suelo, arañazos. Parecía como si algún grupo de gatos endemoniados hubiese estado encerrado allí por horas.

"¿Pero qué....?" No pude terminar mi pregunta porque logré ver que detrás del sofá en el que dormía Jake se hallaba él respirando agitadamente mientras susurraba cosas inentendibles. Ayudé a Evelyn a sentarse en la cama, después me giré en la dirección de Jake. "¿Qué ha pasado aquí?" Pregunté.

"Ese olor..." Dijo con una voz más que espeluznante. "Sangre... huele a... sangre" dicho eso comenzó a reír como loco mientras mantenía ambas manos en su rostro.

Decidí alejarme algunos pasos. Aquél no era el Jake que conocía, era como si le hubieran cambiado el cerebro con otra persona.

"Jake... ¿Te sientes... bien?" Preguntó Evelyn desde la cama.

Querido diario: esto es la tercera guerra mundialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora