Día 11 9:30 pm

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Martes 28, diciembre 2021

Hola, querido diario. Sé que no te hablo desde hace tres días, pero mi razón es válida, y en este mismo momento necesito hablarte... Perdimos a nuestra familia. Impactante, ¿no? Lo extraño es que no me siento mal por ello, tal vez sólo siga en shock. Eso fue hoy, pero empezamos a perder desde Navidad.

     -25 de diciembre: la Sra. Carey no hizo nada más que empeorar. Durante la noche murió al ahogarse con su propia lengua en un ataque epiléptico debido a su temperatura de 45º C. Vaya regalo de Navidad para Jake y su padre

     -26 de diciembre: ambas McFighter fueron atacadas por lobos comunes al ir por leña al bosque. La madre se sacrificó y la hija regresó con una mordida horrible en la pantorrilla y otra en la pierna. Emotivo, ¿no?

     -27 de diciembre: el auto se volcó en una curva congelada con mi padre y Riley dentro. Lograron salvarse, pero el auto no.

Esas dos fueron las pasadas, aquí lo de hoy:

     No nos faltaba mucho para llegar, al fin, Seattle. ¿Cuánto habrá sido...?, como diez kilómetros, nada más, ya hasta veía un rascacielos.

     Una de las múltiples heridas de mi madre en su brazo comenzó a sangrar de nuevo, yo diría que sangraba demasiado para que se hubiera abierto por sí sola. Evelyn trató de hacer un torniquete para que parara, pero no funcionó. Luego, las mordidas en las piernas de Evelyn no se podían considerar las de un perro que quería jugar, casi llega sin esos pedazos de carne. La mía en la pantorrilla ya había sanado, al igual que el zarpazo en la espalda Jake, así que ya no teníamos que preocuparnos por nosotros dos. En total, tres heridas sangrantes importantes y varias entre todos nosotros.

     A olfato de cualquier animal, apestábamos a sangre. Nos volvimos como un pescado en un tanque de tiburones. Hasta por un momento creí oler todo aquel líquido rojo, pero creo que eso era algo mental... o eso quiero creer puesto que Jake y Riley también podían olerlo.

¿Recuerdas la lista de cambios que había botado en mí y en Jake, y ahora, también en Riley? Creo que esto también se puede añadir a la lista, a pesar de que no estoy segura de que si se pueda agregar o no;
     6.- Podemos oler la sangre.

El punto aquí es que, apestábamos a sangre, eso era seguro. El problema era que nadie tenía idea de qué exactamente podía llegar a atacarnos ni cómo defendernos. Mi padre y el Sr. Carey estaban dispuestos a defendernos a toda costa, como siempre, pero eso no era suficiente para el verdadero peligro que nos aguardaba, porque, tuvimos suerte, en los diez días que estuvimos en la carretera nunca tuvimos un ataque real como en Portland.

Escuchamos un aullido de lobo algo lejano, pero bastante fuerte, y eso sólo se podía significar una cosa: lobos dientes de sable. Y, como ya no teníamos el auto, la mejor idea que tuvimos fue hacer una enorme fogata, una hoguera. Fue difícil hacerla por la madera húmeda, y la única forma de hacerla prender fue vaciarle toda la gasolina de la Honda de los padres de Jake y haciendo chispas con la batería del celular de la madre de Evelyn (por una razón u otra, todavía lo tenía). Y pues... ya te la sabes: hombres armados en primera fila, jóvenes en segunda y niños y heridos en tercera; o sea, mi padre y el de Jake en primera, Jake y yo en segunda, y Riley, mi madre y Evelyn en tercera.

     Qué puedo decirte, machistas hasta que se mueran.

     Las dos motocicletas que quedaban estaban listas y con las llaves puestas en case de tener que huir.

Lamentablemente, al ser dos, estaba la posibilidad y opción de dejar a dos adultos o a un joven (o sea, seríamos Evelyn y yo, o Jake y yo, o Jake y Evelyn... y perdería a mis padres, o quedaría mi madre sola o mi padre).  Y no sé de qué idiota fue la gran y maravillosa idea de dejar las motocicletas a sesenta metros de nosotros.

Querido diario: esto es la tercera guerra mundialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora