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Yo:

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Yo:

hyung

¿Se encuentra bien?

Dejó el teléfono sobre su escritorio, casi tirándolo debido al nerviosismo, tenía la manía de morderse el labio en situaciones como esa hasta el punto de creer que iba a hacerse daño.

Pánico, sentía el pánico recorrer su cuerpo.

—Vale.— se susurró a sí mismo, tratando de organizar sus ideas.— solo tengo que distraerme hasta que conteste y...

Una vibración lo sobresaltó, agarró el aparato con brusquedad, de milagro no cayó al suelo.

Hwannie💕:
¿Por qué la pregunta?

yo:
Te noto desanimado.

hwannie💕:
eso no es asunto tuyo.

Estúpido Park Seonghwa.

yo:
solo quería tratar de hacerte sentir mejor.

No sé, si tu querido Woooyoung te ha partido el corazón al igual que tú le partiste el culo, quizás yo pueda arreglarlo.|

No, borrar mensaje.

Yo:
quizás tenga helado

El mensaje tardó un poco más en ser leído.

Hwannie💕:
¿De qué sabor?

Yo:
vainilla.

Hwannie💕:
todo el mundo sabe que el mejor helado para estar triste es el de chocolate.

Yo:
Te jodes


"Buena forma de ligar." Pensó.

Yo:

Solo hay de vainilla.

Lo compras o lo dejas.

Hwannie💕:
hm

Estoy en la azotea.

"Park SeongHwa, qué fácil eres."

Hongjoong no tardó en ir a la cocina para llevar consigo la gran tarrina de helado junto con un par de cucharillas, cruzándose con San en el camino, quien, desinteresado, miraba su teléfono.

Hasta que se percató de la comida en los brazos de Hongjoong antes de que saliera por la puerta.

—No te lo comas todo.

—Cómprate tú uno, rata.— dijo con prisas antes de cerrar de un portazo.

San hizo una mueca burlona.

—Cimpriti ti ini. Chúpala.— maldijo recalcando su preciosa amistad para, acto seguido, volver a prestar atención a su pou Ignacio.

Y ahí se encontraba, Kim HongJoong subiendo tres pisos por unas tantísimas escaleras cuesta arriba, queriendo tirarse de las ventanas decoradas por la hermosa vista de la ciudad de seúl en la noche, las luces del firmamento y las de los hogares fundiéndose bajo sus ojos.

El de mulett pensó que apreciar aquella imagen junto a su mayor sería mejor que la vista en sí.

¿Por qué era tanto su desespero?

Su respiración comenzaba a fallarle, estaba acostumbrado a hacer ejercicio, pero la subida de escalones tan seguidos y las ganas que tenía por ver a Seonghwa lograban que su cuerpo no diera más de sí.

En el último escalón se detuvo, con la puerta de metal frente a él, tuvo que apoyar una de las palmas de su mano en una de sus rodillas, mientras que con la otra, sujetaba el helado.

Se toma su tiempo para respirar profundamente, a la par que su mirada está fija en el suelo, sin pensar en absolutamente nada más que en él. Seonghwa no quería dejar de pasearse por su cabeza, el hecho de que se encontrara mal, era un efecto rebote para HongJoong. No quería que ocurriera nada, al menos no por ahora; únicamente sentía la necesidad de ¿animarlo?

Y detestaba sentirse así por alguien, celoso de un amigo, cayendo por otro.

Su corazón parecía marcar su ritmo común nuevamente. Bueno, era discutible, martilleaba contra su pecho igual de veloz pero con fuerza. Se tomó el valor de abrir la puerta para encontrarse a cierto azabache apoyado contra el balcón, pendiente al tráfico ciudadano.

No tardó en notar la presencia de alguien más y volteó su rostro, permitiéndose sonreír con ligereza al encontrar a Hongjoong junto a él.

HongJoong sintió que se podría derretir más rápido que el helado con su calor corporal.

—Ahora que lo pienso, no sé si sea buena idea comer eso con el frío de la noche.— murmuró, al fin entrando en razón.

"Entonces puedes comerme los morros, nene."

No, demasiado gay. Se encogió de hombros.

—Que le den al frío. Aceptaste, no hay vuelta atrás.— y la sonrisa del mayor se ensanchó. El simple hecho de haberse quedado sin aire había valido la pena.—Además.— Se encogió de hombros.— Si nos resfriamos tendremos una excusa para descansar del resto.

Se acercó tratando de no hacer notar su inquietud, SeongHwa lo miraba de reojo, con un casual desinterés. El sonido ligero de sus pasos se fundía con el eco absorto del tráfico nocturno.

Seonghwa no contestó.

Le tendió una de las cucharas con gracia, sonriendo sin enseñar sus dientes, el mayor lo imitó un tanto desganado a simple vista.

—¿Quieres hablar de ello?

Seonghwa negó.

Normal, iba a patearle el culo a Wooyoung.

Apoyaron la tarrina sobre la columna y comenzaron a comer, ignorando la brisa gélida que reinaba, ambos estaban más que seguros de que el resfriado no quedaría solo en el olvido.

El dulce y enigmático ambiente de la noche parecía causar algo diverso a lo banal en las personas. No se había equivocado con lo de las vistas.

Hongjoong se apegó al cuerpo del mayor y cuando este posó su vista sobre él, dudoso, solo se encogió de hombros.

—Para entrar en calor.— Se excusó.

SeongHwa rió por lo bajo, no tragándoselo del todo y no tardó en pasar uno de sus brazos por los hombros del menor, apretándolo contra él.

Ambos continuaron comiendo en silencio mientras apreciaban la descomunal presencia de la luna.

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𝐋𝐈𝐊𝐄 𝐀 𝐁𝐈𝐓𝐂𝐇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora