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El dulce y agradable aroma de las tortitas en su proceso de cocina terminó por despertarlo

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El dulce y agradable aroma de las tortitas en su proceso de cocina terminó por despertarlo. Inundó sus fosas nasales de tal manera que su estómago rugió, haciéndole saber su ansia por llevarse algo a la boca.

Bostezó a la par que se incorporaba sobre el colchón, estirando sus brazos para luego pestañear, encontrándose completamente a oscuras con la mínima excepción de la rendija que gozaba la ventana. Miró el reloj digital.

9:34. Domingo.

¿Qué hacían los estúpidos de sus compañeros levantados un domingo a las nueve? Podía escuchar sus voces de fondo y barajó la posibilidad de volver a dormir, o la de levantarse.

Y finalmente se puso en pie, porque sabía que si no iba en aquel mismo momento a la cocina, más tarde no quedarían tortitas para él.

Encendió las luces de su dormitorio, tuvo que pestañear un par de veces antes de acostumbrarse a la luminosidad. Un espejo de pie le daba una perfecta vista de su reflejo, su rostro mañanero y un cabello alborotado que no tardó en peinar con sus dedos. Su camisa ancha y larga cubriendo sus feos pantalones de pijama.

—Hm.— Musitó, una sonrisa formándose en su rostro ¿Y si...?

Se deshizo de los pantalones, la camisa, cubriendo apenas su ropa interior, quedándole perfecta a su cuerpo. Se dedicó a sí mismo una mirada satisfecha. Se veía bien, se veía perfecto.

Bien podía ir a desayunar mientras que le ofrecía el espectáculo de sus nalgas semi al descubierto a sus compañeros.

—Buenos días.— Habló el de cabello lila, fingiendo cierto desinterés a la par que entraba a la cocina-comedor. Las miradas no tardaron en recaer sobre él, y Wooyoung disfrutó cada segundo.

Cómo le gustaba ser el centro de atención.

La mayoría estaban sentados sobre la mesa, a falta de Jongho, quien seguramente continuaba en la cama. Nadie lo despertaría, un bebé debía de dormir sus ocho horas diarias después de desvelarse jugando fornite.

Nadie dijo nada, todos continuaron a lo suyo fingiendo que nada inusual ocurría. MinGi volteó su rostro hacia él, evitando mirar sus bien formadas piernas.

— ¿Quieres café?

—¿Dónde están los honoríficos, MinGi-ah?— Preguntó el nombrado en forma de regaño.

—¿Dónde están tus pantalones?— Preguntó retinente. Wooyoung se encogió de hombros.

—Hacía calor.— Respondió con sencillez.— ¿Y los honoríficos?

MinGi suspiró.

—Hoy es domingo, déjame.— Habló sirviéndose del oscuro y ardiente líquido en su tacita blanca. Su mirada volvió a desviarse hacia el líder.— ¿Quieres?

—Sí.— Rogó el peli lila, aún esclavo del sueño. MinGi asintió con la cabeza sirviendo en otra taza para el mayor.

—¿Qué le pongo?

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⏰ Última actualización: Jul 27, 2022 ⏰

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𝐋𝐈𝐊𝐄 𝐀 𝐁𝐈𝐓𝐂𝐇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora