𝐋𝐈𝐊𝐄 𝐀 𝐁𝐈𝐓𝐂𝐇

11

Wooyoung se sintió sumido ante sus propios instintos, babeando frente a su compañero, tratando de controlarse para no bajarle los pantalones, porque realmente Choi San estaba tardando en hacerlo, desesperándolo hasta el punto de querer echarse a llorar debido a la frustración acumulada.

Él le sonreía desde arriba, mientras que era testigo de la exasperación en su mirar.

Bajó sus pantalones, dejando ver su ropa interior oscura, donde marcado se encontró un pequeño-no tan pequeño amiguito, semi erecto.

Y el líder estaba ansioso por sentir cómo se aguantaba aún más entre sus labios.

—¿A qué esperas? Súplica.— Sentenció el de hebras rojizas.

Wooyoung no tardó en asentir con la cabeza, sumiso ante sus mandatos y lo suficientemente desesperado por chupársela como para no tener palabra en boca con la cual llevarle la contraria.

Baja la ropa interior, mordiendo su labio, en cuanto la tan deseada polla es liberada, su boca haciéndose agua ante la simple vista. Y ya que lo había visto por completo, podía admitir que Choi San era inauditamente perfecto.

Anhelaba acabar con eso de una vez para apreciar sus tan conocidos movimientos de cadera en su máximo esplendor, su gloria y su tan ansiado afán de alcanzar el éxtasis.

Pero por ahora, solo se encargaría de disfrutar de su sabor.

San gruñó en cuanto una de las pequeñas manos del líder se posó al rededor del sospechado, comenzando un suave vaivén de arriba a abajo, ligero, uno que estaba colmando su paciencia; él tenía otros planos más específicos.

—Déjate de juegos, bebé. Quiero que me la chupes.

Wooyoung únicamente sonrió, con una chispa de diversión en su mirada. Comenzó a masturbarlo más rápido.

—¿Tan desesperado estás por una buena mamada, Sannie?— Habló el de cabello lila, apreciando desde abajo las infames expresiones de su acompañante.

El contrario no respondió, se limitó a cerrar los ojos ya sentir como la lengua de Wooyoung comenzaba a dejar lamidas de gatito en la patente glande, causándole un hormigueo por su columna vertebral. Sus labios envolvieron esta parte, jugueteando avariciosamente con la punta.

Como consecuencia, San enterró sus dedos en las hebras lilas del líder, y esto a Wooyoung le dio la confianza suficiente como para afianzar el nivel.

" Vamos a pasarlo bien " .

Sus pensamientos eran contradictorios con lo que se podía captar a simple vista, ojos, cuál cristal ver, sus mejillas sonrojadas y pupilas dilatadas. Se lo sacó de la boca y paseó su lengua por ella nuevamente, tomando el sabor salado que aún no había tenido el gusto de apreciar por completo, suspirando audiblemente, casi un jadeo insinuante.

Volvió a abrir su cavidad bucal, mucho más grande, introduciendo lo que podía del miembro colosal, siendo este de dimensiones exquisitas, usando su lengua de pasarela deslizante, acariciando las venas que palpitaban. Relaja la garganta como si estuviera bebiendo del mejor vino, sintiéndose amante de aquella bebida de dioses. Lo lleva hacia lo mas profundo posible.