Mikellino capituló 9

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Todo podía cambiar en un pestañeó, jamás podrás predecir lo que puede o no pasar en algún futuro y eso es algo más que sabido, por eso el vivir el presente se ha vuelto una prioridad para miles de millones, aunque es una realidad que nunca sabremos si lo que estamos viviendo es real o simplemente una simple alucinación.

•••

Miguel poco después de sufrir aquel desmayo fue llevado de inmediato al hospital que, al ya haber despertado se le comenzaron a realizar ciertos estudios, aunque no habían llegado a una conclusión definitiva o al menos no hasta que volvió a pasar. Nuevamente comenzaron a realizar estudios en el cuerpo del menor y fue así que llegaron a la conclusión de que padecía nada más y nada menos que..

— ¿Narcolepsia?  — repitió después de haber escuchado salir esa palabra de los labios del doctor, simplemente no podía creer que su mejor amigo tuviera aquella enfermedad. le llenaba de preocupación el simple hecho de saber que Miguel pudiera lastimarse por quedar dormido en momentos inoportunos ¿cómo debería manejar eso?

Después de su discusión las cosas entre ellos parecían empeorar y el peli café seguía en busca de un nuevo apartamento mientras mantenía distancia entre él y Javier ¿en qué momento todo había llegado a este punto?

— Así es, pero no se preocupe, ya que con los cuidados necesarios se podrán controlar la mayor parte de los síntomas pero es necesario qué alguien lo esté cuidando y que no lo deje solo mientras hacemos más estudios. —

Javier asintió y vio como el doctor abandonaba la habitación, poco después dirigió su mirada al menor que se encontraba sentado sobre la camilla, ya hacía unos minutos que había despertado, lo suficiente para haber escuchado todo.

— Gracias por haberme traído al hospital.

— No tienes por qué agradecer.

Javier no se atrevía a mirarlo directamente a los ojos, sentía que en cualquier momento correría al menor para rodearlo entre sus brazos y era algo que no debía hacer por más que su corazón le rogara por hacerlo.

— Tus padres llamaron y ya están enterados de todo.

— ¿Qué te dijeron? — Miguel por primera vez había levantado la cabeza, centrando así su atención al mayor notando así lo desarreglado que se veía al haber pasado toda la noche cuidado de él —

— Dijeron que mandarían el dinero para cubrir los gastos del hospital, también dinero extra para ti. — Javier soltó un gran bostezo mientras llevaba sus puños para así tallar sus ojos, pronto volvió a hablar — dijeron que te cuidarás mucho y que te aman, que pronto vendrán y también me dijeron que te cuidara. —

Miguel sintió como sus mejillas se tornaban rojizas por la vergüenza de aquellas palabras, sin duda era algo de esperarse ya que sus padres confiaban plenamente en el mayor, ser cuidado por el... le emocionaba de cierta forma.

— No tienes porqué hacerlo, yo puedo...

— Lo haré ¿cómo no cuidaré de mi bella mascotita? ¿Qué dirán de mí los demás? No quiero que piensen que soy un mal dueño.

Miguel soltó una risa mientras negaba suavemente con su cabeza, no se había dado cuenta de la falta que sentía hacia su mejor amigo, era algo que lo asustaba sin duda.

— Idiota.

— Lo soy.

— Lo eres, eres mi idiota.

•••

— ¡Basta..! — exclamó entre risas el de cabellos castaños al sentir cómo las manos del contrario le hacían sentir cosquillas. Por otro lado, Javier no paró hasta instantes después que al igual que el menor, éste mantenía una gran sonrisa al tener nuevamente a su mejor amigo con el —

Mikellino (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora