Capítulo 19

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Ari, Carlos, Miguel y Javier se encontraban en el comedor de su escuela en espera a que los buses llegarán por todos los alumnos. Aún era muy temprano y el castañito tenía apoyada su cabeza sobre el hombro de Javier mientras dormía con tranquilidad, el pelinegro por otro lado lo miraba con ternura.

— Esos podríamos ser tu y yo, pero te freseas. — murmuró Ari contra el oído de Carlos, haciendo que este se sonrojará y diera un pisotón por debajo de las mesas al mayor. —

— Eres tan estúpido. —

Ari rio y simplemente pasó su mano por el muslo de Carlos, este se tensó pero no parecía tener intenciones de apartar la mano del contrario.

— ¿Y ahora por qué pelean? — cuestionó Javier para ahora mirarlos con una de sus cejas alzadas, Carlos con un claro nerviosismo negó con su cabeza. —

— N-no es nada... solo que Ari es un tonto. —

— ¿Ah si? — cuestionó. — ¿y por qué soy un tonto? Claro, si se puede saber. — mencionó con una sonrisa en sus labios mientras presionaba el muslo del contrario un poco más. —

— ¿No es hora ya de irnos? Los buses ya debieron haber llegado. — Carlos avisó mientras se levantaba con rapidez y salía de la mesa, Ari por su lado simplemente rio y asintió junto con Javier. —

— Si, ya es hora. — murmuró el pelinegro quien pronto comenzó a mover con suavidad a Miguel para que despertara. —

— Miguel tiene el sueño muy pesado. — Ari mencionó mientras de igual forma se levantaba. —

— Umhh..? —

El castañito por fin abrió sus ojos y no duró demasiado para que recibiera un beso de Javier, rápidamente una sonrisa se dibujó en sus labios. —

— Ya es hora, Miguel, vamos. —

Miguel asintió y todos ya estaban listos para dirigirse al estacionamiento de la escuela así que dieron rumbo al lugar, más sin embargo una llamada detuvo a Miguel quien se paró a revisar.

— Es mi madre... vayan ustedes que yo los alcanzo después. —

Dicho y hecho, los chicos siguieron su rumbo a excepción de Javier quien se quedó un poco lejos.

— ¿Qué sucede, madre? —

Es tu hermana...

— ¿Qué tiene mi hermana? —

Huyó del psiquiátrico y no sabemos dónde está, Miguel.

Todo a su alrededor parecía haberse detenido, su boca de pronto se había secado y su mente nublado.

Creímos que con el matrimonio mejoraría pero ni Víctor pudo hacer algo, cariño, tu hermana está realmente mal y está empeorando...

Miguel no entendía en qué momento su cabeza comenzó a doler tanto, o incluso por qué de repente su estómago se sentía tan mal, quería vomitar.

Ten mucho cuidado hasta que la encontremos, aléjate lo máximo posible de la ciudad y no vuelvas a casa después de escuela, tu padre ya envió a unos escolt-

No. — interrumpió de repente Miguel. — Estoy en un viaje escolar con mis amigos y Javier está conmigo. —

Hijo, es muy peligroso... ¿a dónde irán?

Iremos lejos, iremos a un hotel así que no te preocupes, la escuela lo reservo por completo y habrá mucha seguridad. —

Al otro lado de la línea se escuchó un suspiro de alivio, más sin embargo aún había temor.

Mikellino (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora