Uno

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Jeno logró apartarse a tiempo, evitando que aquel vaso de vidrio que se le fue lanzando con agresividad con todas las intenciones de golpearlo le diera en el rostro. Al moverse el vaso se impactó de lleno en la pared color crema de la habitación donde se encuentra, reventándose con un fuerte estruendo y los pedazos desperdigandose en el suelo. Miró al frente con los ojos muy abiertos, claramente sorprendido, no por la agresión a su persona en cuestión, si no porque fue algo mínimo conciderando lo "grave" de la situación.

¿Por qué no le lanzó un cuchillo o algo parecido?

—Nana.— llamó con tranquilidad, ignorando el arranque anterior. Si se molesta terminará alterando más a Jaemin de lo que ya está y no tiene ánimos de calmar su infinitos nervios. —¿Podrías calmarte? No es necesario armar un alboroto.

—¿Qué me calme?— dijo su queridísimo novio con la indignación bañando su voz. —¿Acaso quieres que deje pasar tu encuentro con esa sucia zorra?— escupió más que enfadado, amenazando con lanzarle otra cosa de su desordenada habitación.

Debe recordarle recoger ese chiquero.

—No la llames así, ella solo-

—¡Yo la llamo por lo que claramente es!— le interrumpió el precioso chico pelinegro frente a él, con su magestuoso rostro deformado en molestia pura, esta vez lanzandole un peluche que atrapó en el aire con facilidad. —Esa puta arrastrada te tenía el ojo puesto y logró su cometido, ¡Te besó y tú te dejaste!

Suspira sobándose el cuello. Sabe que por mucho que le explique la situación la mente cerrada de Jaemin no lo dejará entender. —Sabes perfectamente que la alejé.

—Pero te dejaste besar y la trataste como si fuera tu jodida novia.

—La estaba rechazado con el mayor tacto posible, no iba a ser grosero con ella.

Sí, la gravísima discusión que tienen ahora es por algo tan tonto. En la mañana de ese día una compañera de clases de Jaemin llamada Ryunjin se le había acercado para confesarle sus sentimientos, Jeno obviamente la rechazó apenado, pero no podía hacer nada cuando la persona que le mueve el piso está justo frente a él gritándole de todo. La cuestión fue que la chica lo besó negándose a no ser correspondida y Jeno no la alejó, solo la dejo ser para que ella sola se diera cuenta de que no tenía oportunidad y así fue, ella notó que realmente Jeno no la voltería a mirar y se disculpó.

Jeno le dijo que perfectamente podrían ser amigos y la trató con mucha amabilidad y dulzura pasando el resto del día con ella. Y después de una insistencia más en la salida que claramente fue negada, ella desistió de querer algo.

Para él estaba bien lo que hizo, no le ve nada malo a su actuar.

Pero Jaemin pensó todo lo contrario.

—Sé con claridad como son las víboras como ella, ¿Crees que se quedará quieta y más al ver lo jodidamente precioso que eres? Debiste dejarle claro desde el principio y mandarla al carajo.

—¿Qué propones? ¿Qué le diera una bofetada a acaso?— dice cruzándose de brazos, pero sin alterarse, con la misma calma del comienzo.

—Sí.

Jeno abrió la boca, impactado con la seriedad del pelinegro, como si fuera la respuesta a dos más dos. —Yo no le haría eso a nadie, Jaemin.

—Pero yo sí.— bufó frustrado. —Estoy en todo mi maldito derecho de molestarme, ¿Acaso tú ves que me dejo besar cuando alguien coquetea conmigo? Por supuesto que no, ¡Te dejaste besar! Maldita sea, quiero lavarte la boca con cloro. Una puta tocó mi propiedad.

Jaemin se cruzó de brazos poniéndose de lado y estirando sus labios en un leve puchero, dejando claro que solo está haciendo un berrinche.

A Jeno sencillamente lo mató de ternura la imagen frente a él.

Nuestra historia... no fue cómo lo planeamos. «Nomin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora