Esa mañana todo se sentía diferente. Katsuki se despertó y al notarlo se acercó a la ventana, con cuidado movió la cortina y se asomó cauteloso.
Sonrió ampliamente al ver el hermoso día que era. Estaba soleado y todos parecían felices afuera, sin ningún tipo de monstruos o sangre que pudiera atormentarlo.
—¡Shoto, Shoto, despierta!—gritaba intentando despertar a su dormilón esposo —. ¡Es hoy! ¡Despierta!
Poco a poco el bicolor comenzó a abrir los ojos. Se sorprendió al ver a su rubio sobre él.
—¡Katsuki! ¿¡Estás bien?!—preguntó preocupado
—¡Shoto, es hoy!—respondió casi gritando.
Shoto lo abrazó con fuerza enterrando su cabeza en el hombro de Katsuki. Había esperado eso desde hace ya varios meses.
El otro respondió al abrazo. Ambos estaban igual de felices.
—¿Puedo hacer el desayuno hoy?—preguntó en voz baja luego de un rato
—Por supuesto que sí—fue la respuesta
Katsuki bajó las escaleras casi corriendo para luego llegar a la cocina y disponerse a preparar los hotcakes que no tardaron en inundar el lugar con aquel delicioso aroma a suave, dulce y esponjoso.
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Salieron de la casa. Por supuesto que debían hacerlo en una ocasión especial como lo era El Día.
Tanto Katsuki como Shoto rebosaban de una alegría color amarillo sol mientras caminaban tomados de la mano sintiendo lo que hace ya varios meses no habían sentido: una tranquilidad y felicidad inmensas.
—Mírenlos, allá van —se escuchó de pronto entre susurros
—El chico rubio nunca sale, ¿Verdad? Es la primera vez que lo veo. Es atractivo a decir verdad —dijo otra voz
—Yo sigo creyendo que el otro sujeto lo tiene encerrado, y el pobre no se deja ayudar. Lo tienen completamente engañado —continuaron
—Su marido es muy sospechoso
—Y guapo también
—Que sea guapo no le quita lo maldito
Los vecinos hablaban entre ellos creyendo que nadie más los oía, pero sí lo hacían. Katsuki y Shoto los escuchaban. Cada palabra les hacía enojar un poco más.
Katsuki se enojaba porque hablaban mal de Shoto y Shoto se enojaba porque creían que Katsuki era un tonto.
Lo toleraron. Tan sólo unos minutos y después Katsuki decidió cerrarles la boca.
—¡Ya cállense, idiotas! ¡Estaba teniendo un lindo día y ustedes, bola de chismosos, lo están arruinando! —soltó sin miedo—. ¡Sólo hablan mal de Shoto porque les da envidia que ustedes no tienen un esposo tan bueno y comprensivo como el mío! ¡No saben nada de nosotros, así que cierren la boca!
Se quedaron mirándolo sorprendidos, casi no podían creer lo que les acababa de gritar aquel que consideraban ingenuo e indefenso.
Shoto tomó a Katsuki por los hombros y les dedicó una sonrisa de superioridad que había aprendido de Katsuki hace algunos años. Su rubio no era ni tonto ni ingenuo, y mucho menos indefenso.
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Katsuki estaba de lo más contento. Esa era la primera vez que El Día llegaba desde que se casó con Shoto, su primer, único y último amor. Incluso parecía mejor que las veces anteriores.
Los Hombres Oscuros seguían ahí, ellos no se iban mientras hubiera luz, pero esta vez no le asustaban. Lo miraban amables y sonrientes, las bestias también continuaban ahí, pero ya no eran gigantes, ahora eran lindas y menos intimidantes.
Shoto le mostró cosas que había olvidado. Como que podías tocar a las bestias de buen y humor y que el tamaño y forma de los Hombres Oscuros era cambiante.
Le mostró las Damas Blancas. Nunca había volteado a mirarlas porque le daba miedo la sangre, pero Shoto le dijo que ellas eran hermosas en los días soleados y que en los días nublados se enojan y se ponen de un color grisáceo, hasta que por fin rompen a llorar y se ponen negras.
Le mostró los insectos y le mostró las aves. Conoció que había vida y no sólo muerte.
Todo eso lo había olvidado por completo y no sabía por qué, si cada vez que El Día llegaba lo aprendía de nuevo.
—Todo esto me lo enseñaste en veces anteriores, ¿cierto? —preguntó mientras se sentaba junto al bicolor a comer su helado de fresa, el sabor favorito de Katsuki.
—Así es, ¿Lo recordaste?
—No. De hecho no. Sólo sé que esto ya me lo has dicho antes, pero nunca lo recuerdo
—Claro, es normal
—¿No te aburres? ¿No te desesperas de hablarme siempre de lo mismo?
—Claro que no, siempre te digo por lo menos algo nuevo. Me encargo de buscar algo que te interese para enseñarte en El Día —respondió Shoto rápidamente —. Es muy lindo verte asombrado por cosas que para ti son nuevas. Me gusta mucho verte feliz, así que no me molesta en absoluto, todo lo contrario.
La respuesta puso a Katsuki aún más contento. No se resistió a sus ganas de tomar a Shoto por el cuello y plantarle un beso en los labios que el otro no tardó en corresponder.
Esta vez era un beso, Katsuki lo supo. Notó ese beso. Casi llora.
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Cuando volvieron a casa, ya por la noche, Katsuki se sintió un poco triste. Al otro día, todo volvería a ser como antes y eso lo frustraba un poco. Deseaba con todo su corazón que todos y cada uno de los días fueran El Día, pero eso no era posible.
Caminó hacía su dormitorio después de cenar. Shoto se había quedado en la cocina lavando los platos que utilizaron. Entonces pasó frente a una de las puertas prohibidas: la del sótano.
Nunca le dio verdadera importancia ya que confiaba en su esposo y sabía que por algo estaba prohibido para él cruzar esa puerta y aún más, bajar las escaleras hasta el sótano.
Era El Día y creyó que si Shoto la había cerrado para protegerlo, ahora no tenía nada a lo que temer.
Se acercó algo dudoso a la puerta de madera y sujetó el candado entre sus manos. Miró la cerradura aún dudando.
Quería entrar.
Quería saber que hay ahí.
—¿Cariño? ¿Por qué no has subido a dormir?
La voz de Shoto le hizo dar un salto hacia atrás del susto. Se sintió descubierto
—¡Shoto! ¡Me asustaste! Yo sólo quería... Ya sabes...
—¿Mirar el sótano? Ya lo sabía. Eres curioso
—Disculpa. Ni siquiera tengo la llave
—Ajá. Mejor subamos ya, ¿No te parece? Es tarde —dijo sujetando uno de sus hombros para llevarlo escaleras arriba —. Te dejaré entrar un día. Pero hoy no, cariño. ¿Está bien?
—Bueno —dijo Katsuki por último. No quería discutirlo mucho.
Subieron al cuarto juntos, después de todo habían tenido un día cansado.
No se refirieron al sótano de nuevo, excepto por una última mirada de Shoto a la puerta cerrada.
Algún día bajarás, Katsuki. No lo dudes.
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Publicando esto un día nublado. Irónico, cierto?
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Pesadilla [Todobaku]
FanfictionEn el mundo de Katsuki todo es un mal sueño, uno que le hace estremecerse y buscar una forma de ignorarlo. Desde las lluvias de sangre hasta los "Hombres Oscuros" (cómo le gustaba llamarlos). Todoroki Shoto igualmente era un monstruo, pero era un mo...