Marcus Daniel Castle el playboy narcisista multimillonario más famoso de la ciudad, siempre se salía con la suya. Sus habilidades para el negocio eran tan excepcionales como legendarias. El atractivo empresario nunca perdió un trato, bueno...eso fue...
Marcus intentó disimular su fastidio, pero no pudo, ver a su hermosa asistente medio abrazada con otro hombre, le produjo una acidez en el estómago, quería apartarla de él, quería tomarla de la mano y arrastrarla hasta su oficina, pero no lo hizo, en cambio, solo dijo:
—¿Qué está sucediendo aquí?
—Nada —espetó Anne levantándose y al hacerlo golpeó su cabeza contra el cuerpo de Chris.
—¡Ouch! —dijo Chris al ser impactado en la barbilla por la cabeza de Anne.
—Lo siento mucho, fue un accidente —dijo ella ignorando totalmente a su jefe al darse cuenta de lo que acababa de hacer, a seguir empezó a acariciarle la barbilla al hombre— en verdad lo siento —repitió.
Al ver la escena, Marcus quiso arrancarle los ojos, pero «¿qué diablos estaba haciendo?», no pudo soportarlo por más tiempo, los celos de pronto lo inundaron y la tomó del brazo para apartarla.
—¿Qué está pasando, señorita Sanders?
—Nada, Chris me estaba ayudando con el sistema ERP.
—¿Ah sí?
—Sí, es que aún no sé usarlo... —al ver la expresión de su jefe se corrigió rápidamente... usarlo bien quise decir.
—Ya veo...
—Ven a mi oficina —le ordenó secamente, ella lo siguió, dejando a Chris sin comprender lo que estaba pasando.
Cuando llegaron a su oficina, ella cerró la puerta, juntó las manos e inclinó la cabeza esperando que le diera otro sermón, pero no fue eso lo que pasó. Marcus se acercó a ella, se paró a unos treinta centímetros de distancia y le levantó la barbilla con un dedo, ella lo miró sin comprender lo que estaba pasando.
—Si no sabes hacer algo, puedes decírmelo.
—¿Qué? —«¿Su jefe estaba siendo amable con ella?»
—Sé que tienes mucho por aprender, si no sabes algo puedes decírmelo y te enviaré a capacitaciones.
—Ah —dijo ella— no lo sabía —agregó.
—Tú eres mi asistente, ¿correcto?
—Así es.
—Así que si necesitas algo debes pedírmelo a mí.
—Entiendo señor, solo le pedí ayuda a Chris porque...
—Ten cuidado con él —le advirtió.
—¿Por qué lo dice? —«porque yo cuido de lo que es mío», pensó Marcus, pero, en cambio, dijo:
—Porque su fama entre las mujeres es bien conocida.
—Ah... no tenía idea.
—Me lo imaginé.
—Le preocupa que yo...
—No... —le mintió descaradamente— quiero que te ocupes de hacer tu trabajo y no tengas distracciones —agregó lo último para que ella se lo creyera.
—Por supuesto, señor, le prometo que estoy aquí para trabajar y no para ese tipo de cosas —lo dijo de una forma tan convincente, que él le creyó y sonrió para sus adentros.
—Eso espero, he depositado mi confianza en usted, no me decepcione —le recordó.
—No lo haré señor.
—Puede retirarse... Ah, Sanders, mañana puede tomarse el día para aprender con el equipo técnico sobre los sistemas de la empresa —«no me arriesgaré a que ella tenga otra clase personalizada con Chris», pensó.
—Muchas gracias, señor —ella estaba muy animada, le sonrió y el corazón de Marcus de pronto empezó a latir agitadamente.
Anne salió de la oficina sonriendo, estaba contenta, mañana tendría un respiro del papeleo y podría aprender más sobre los sistemas para hacer correctamente su trabajo, A pesar de todo el estrés, estaba aprendiendo mucho en la empresa, aunque a veces quería decapitar a su jefe, al menos pagaría sus cuentas y podría graduarse pronto de la universidad.
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Marcus movió la cabeza, era un gesto de clara incredulidad, «¿qué diablos acababa de hacer?», «¿por qué actuó de esa manera tan rara?», desde cuando le importaba con quién se acostaba su asistente, eso no era típico de él, jamás se interesó por sus empleadas, entonces «¿por qué se estaba metiendo en los asuntos personales de Anne?», se preguntó.
«¿Anne?», ahora incluso la llamaba por su nombre, «¿qué le estaba pasando con esa mujer?», por poco no le había saltado encima a Chris, y lo que dijo del pobre, eso era totalmente falso. Todos sabían que era una persona amable y no el mujeriego que él le había hecho creer a su asistente.
«¿Frank tendría razón?», «¿acaso le gustaba esa mujer?», eso no era posible, Anne era tan... buscó la palabra en su mente, pero no la encontró, él siempre tenía una facilidad para clasificar a las personas que estaban en su vida, «¿por qué no podía hacer lo mismo con ella?», era una simple asistente «¿no?», sonó su celular y atendió sin ni siquiera mirar quién llamaba.
—Hola.
—Hijo, al fin me contestas.
—¿Madre?
—¿Acaso tienes otra madre? —espetó irónicamente.
—No... ¿Qué quieres?, estoy ocupado —mintió, no quería escuchar otro monólogo del por qué debería casarse cuanto antes.
—Quiero avisarte que tienes una cita marcada para hoy.
—Estoy muy ocupado esta semana madre —espetó disgustado.
—Siempre lo estás, no quiero excusas, ya he mandado a alguien por ti.
—¿Alguien? —dijo sorprendido, su madre jamás se había atrevido a mandarle una mujer en la empresa.