Bailar es una de las cosas más importantes en mi vida; no me imagino dedicándome a otra cosa.
Pero cuando cierta familia regresa a mi vida y causa estragos en ella, la llama de la duda se aviva dentro de mi.
Y de otras cosas también.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Una insoportable y molesta vibración interrumpió mis sueños. Lo reconocí en cuanto comenzó a sonar "As It Was" de Harry Styles.
—¡Willson! —estiré la mano y lancé lo primero que encontré en la mesita de luz—. ¡Es sábado, apaga la puta alarma...!
A veces, en situaciones como esta, la violencia era necesaria.
Hasta que sabes que la violencia volverá a ti.
En cuanto oí un estruendo y unos vidrios romperse, me asusté.
Voy a reconocerlo.
—¡Idiota! —gritó. Al segundo volví a escuchar sus molestos ronquidos.
Pegué un salto y en un segundo ya me encontraba fuera de la cama, observando el lugar de donde provino tal ruido.
Cuando vi el agujero en la ventana de mi habitación, entré en pánico.
Y en cuanto escuché los pasos apresurados en las escaleras, sentí el verdadero terror.
Me tapé hasta la cabeza con la ropa de cama, y puse la almohada sobre mi cabeza, como modo de protección.
—¿Qué a...? —es la voz de mi hermana—. ¿Qué mierda haz hecho, Noah Martiniano Maxwell?
—¿Fui yo? —murmuré desde abajo de las sábanas—. Y mi nombre no es Martiniano, Carlota.
Cuando me destapé, me encontré a una agitada Allison —mi preciosa hermana—, con sus cabellos enredados y su pijama de ositos violetas, bajo el umbral de la puerta de mi habitación.
—No, fue tu lámpara —respondió sarcástica, pero cuando miró en donde minutos atrás se encontraba mi velador, abrió los ojos impactada—. ¿Dónde está...? —pasé la mano por mi nuca.
A paso lento se acercó a la ventana rota y se asomó. Vi como levantó las cejas y volvió a mi.
Me levanté y caminé hasta ella tímidamente, y una vez que estuve a su lado imité su acción y me asomé por el nuevo hoyo de la ventana para ver en el césped del patio trasero a mi lámpara de noche destruida, junto a trozos de vidrio provenientes de la ventana, y a nuestra pequeña perrita olfateando todo. Volví la vista a mi hermana e hice una mueca. Negó con la cabeza.
—Noah, en serio. Mamá no puede cambiar todos los meses tu ventana solo porque "esquivas" la pared.
—Mi falso psicólogo dijo que tengo que empezar a buscar métodos para desquitarme, como ir al gimnasio o tener mas sexo.
—No puedes hacerle caso a tu primo...
—Ni a los psicólogos. Me caen mal.
—Yo seré psicóloga, idiota.
—Exacto. —rodó los ojos.
—¿Tu psicóloga no te recomendó tomar pastillas para el sueño?
—No, pero sí me dijo que debería considerar salir con mujeres mayores. —reí y le sonreí para abrazarla.
