El nuevo destino.

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Rin no salía de sus pensamientos, la había visto morir en manos de su mejor amigo. Ella había sacrificado su vida por el bienestar de su aldea, llevándolo a él a una locura desmedida y a su amigo, al arrepentimiento perpetuo.

Pensaba en su amabilidad, su pureza, su ingenuidad y su deseo ilimitado de ayudar a los demás. La amaba a su corta edad, pero con su cuerpo magullado por una roca no había mucho que hacer por él, obsequio su sharingan, creyendo que la muerte lo llamaría en cualquier momento.

Madara lo cuido, lo entrenó y lo diseñó a su semejanza, y siendo astuto, descubrió lo planes de este y los de zetsu. Tuvo que asesinar a Madara, batallando hasta casi morir, y con el rinnegan logró sellar a zetsu, donde este parásito no causara molestias en el futuro.

Le desagrado ser un asesino a sangre fría, pero sabía que de no hacerlo, su futuro sería más oscuro. Rin ya había muerto, así que no tenía nada que perder.

Reunió a los Akatsuki, como fue el primer objetivo, y aunque la muerte de Yahiko y los seis caminos de Pain se formaron, el no impidio la formación de dicha organización, lideró desde las sombras, asombrado con la capacidad humana del deseo desmedido de poder.

Presenció de primera mano el nacimiento del hijo de su maestro, quien se volvió el contenedor del zorro de las nueve colas, ya que Kushina, quien siempre lo procuró y cuidó como a un hijo, quedó debil después del parto.

Cuando los Uchiha iban a revelarse, interceptó una de las reuniones secretas de Danzo y el consejo, y antes de cualquier movimiento, tomó sus vidas en sus manos, liberando a su clan del acoso, a Shisui de la muerte, a Itachi de un destino sanguinario y al pequeño Sasuke de una vida en el sendero de la venganza.

Los observó desde las sombras, cambiando el destino de muchos, salvaguardando el de otros pocos. Pero siempre en la oscuridad, con la seguridad de que su familia estaría a salvo de cualquier peligro.

Con Rin siempre en su mente...

Al conocer a Sakura y su deseo de ser parte de Akatsuki, supo que no era un lugar para alguien tan delicada, con el alma tan pura como la misma niña que amó en el pasado. Pero al saber su historia supo que la frialdad en su aura era propia de su frustración, la misma que el sintió cuando todo lo que valoraba había sido destruido.

La miraba actuar en batalla, asombrado de su capacidad de liderar. Oculto bajo "Tobi" se dio a la tarea de observarla, sintiendo la calidez de su mirada, de su sonrisa y se compañía. No quería decirle que se fuera de la organización, pero sabía que en el futuro ella se daría cuenta que una luz tan brillante como ella no tiene espacio entre tanta oscuridad.

Se sentía al borde de la locura cada vez que veía a Rin en la pelirrosa. Sabía que no era correcto, pero su mente y su corazón lo traicionaban. Le inquietaba su presencia, le emocionaba su alegría, lo enloquecia su aroma y lo destruía su tristeza. ¿Que tan profundo fue su sufrimiento que ni ella misma se sentía una kunoichi digna de un equipo?

Su misión en la tierra del fuego le permitió conocerla en su verdadero elemento. No el de matar a sangre fría, sino el de cuidar a otro ser humano, esfrozarse por salvar vidas, sonreir a otros y compartir su calidez.

El viejo Ashina la había entrenado arduamente y le aconsejaba como un padre. La veía sacar su tristeza llorando, toda esa frustración que un tiempo la consumía, perdonarse y perdonar a su antiguo equipo. Aceptando el curso de la vida y siguiendo adelante.

Al llegar a Konoha fue rumbo a su departamento dado por la hokage, ansiaba quitarse esta ridícula identidad, pero su miedo a ser juzgado se lo impedía. Solo en su casa se sentía a salvo porque no sabía de donde podría venir la traición. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por un chakra extraño en su casa, no lo conocía y en su estado de alerta tomó al intruso por la espalda y le puso un kunai en la garganta, viendo ese extraño cabello que tanto lo había frustrado en la infancia, cabello plateado... Que portaba ese presumido.

-No sabía que irrumpir en casas ajeban eran costumbres propias para el famoso ninja que copia...-

-Hice mis averiguaciones, así que antes de darme la vuelta y verte directamente a la cara, debes saber que esconderte detras de esa personalidad estúpida casi me engaña, pero no soy tan idiota como tu... Obito.-

Lentamente, apartó el kunai y dejó que Kakashi lo observara. A pesar de su asombro al acertar en su teoría y ver d enueva cuenta a su amigo, el rostro de Obito se mantuvo serio, como si viera a cualquier persona y no a su amigo de la infancia.

-Sabía que estabas vivo, amigo...-

-Mataste a Rin...-

-Ahora no te andas con rodeos, ¿Verdad?-

Un silencio incómodo se formó entre ellos, y ninguno sabía como terminar con el, hasta que Kakashi tomó la palabra...

-Me dolió su muerte tanto como a ti... Yo también la amaba, Obito.-

-¿Que?-

-Así como lo escuchas. En esa época ella y yo teníamos un noviazgo de niños, me había convencido de que ella sería mi mujer en el futuro. Pero ella decidió morir para que el Sanbi no fuera usado como arma.-

-Yo también la amaba, Kakashi.-

-Lo se. Y no sabes cuanto me duele que haya sido por mi propia mano que ella muriera. Siempre recuerdo su rostro feliz y el agonizante. Ella era todo para mi.-

-¿Que hay de Shizune?-

-Sabe lo mucho que la amaba, me ayudo a honrar su memoria y el sentimiento hacia ella se dio con el tiempo, jamás me forzó a lo contrario y agradezco su paciencia, hay días que ni yo puedo conmigo mismo.-

-Yo no se si aún la amo o solo es nostalgia o el deseo de aferrarme a su recuerdo.-

Kakashi sintió pena por el, sabía que su actitud torpe y fanfarrona era para obtener la atención de Rin, pero ella siempre lo vio con el cariño de hermanos, solo que cuando le diría lo que realmente sentía, el quedó sepultado bajo una roca y luego, ella murió amando a Kakashi pero arrepentida por no haber salvado a ese chico torpe que ansiba ser el hokage.

-Se que lo años no pasan en vano, pero ocultarte en las sombras no te ayudará a dejar ir tu dolor. Debes aceptar que ella está en un lugar mejor y que va ser muy feliz el día que vuelvas a ser tu mismo.-

Luego de eso, Kakashi se fue, dejandole un plato lleno de bolas de arroz con un poco de curry, su platillo favorito. Tomó cada bocado y saboreo la nostalgia de su infancia, su alegría y sus torpezas. Se sentía realmente feliz, agradeció al viento a Rin, prometiendo honrar su memoria, pero ya era tiempo de dejarla ir.

Se deshizo de sus prendas de akatsuki, reflexionando, ¿que pasaría con él en el momento que su verdadera identidad salga a la luz?

Tal vez se haría sensei, podrá visitar a su clan y a sus primos. Podría ser una persona normal, sabía que pasaría algún día, y así podría acercarse más a la pelirrosa, sin mascaras, sin mentiras. Solo siendo Obito, el ninja torpe que se estaba enamorando de Sakura Haruno.

La luz de tus ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora