New friend? ㅡ Minlix

O13

— De verdad me siento mal por meterte en problemas por caprichos míos. Lo lamento. — se disculpa por 7 veces al día contandas por el de pecas.

— Ya te dije que no es nada. Puedo vivir sin mi teléfono en casa. — y como él dijo por un montón de veces: tenía su laptop.

Antes de que Minho fuera a disculparse por octava vez la campana sonó como si supiera que Felix le iba a mandar al carajo por andar disculpándose, así que Minho fue salvado por la campana del recleo.

— Te quiero enseñar algo, traerá recuerdos de tu infancia si es que tuviste uno. — habla emocionado pareciendo un niño a los ojos de Felix.  — Vamos atrás de los baños.

Atrás en los baños en donde podía cometer un crimen y ningún profesor se daría cuenta. En otras palabras; el lugar secreto para ser cosas que no están permitidas en la escuela o traer. Ahí iba Felix cuando estaba aburrido y quería saber de un chisme. Pasaba de manera discreta y se enteraba quien estaba esperando un hijo e incluso se había enterado que un alumno vendía droga en la escuela, pero no era chismoso.

— ¿Vas a fumar?

— No idiota. Yo no fumo. — hace unos días le había dicho que lo vio fumar por lo cual Felix se le quedó mirando con burla. — Eso... es otra historia aparte, ¡No me juzge!

Le llamo un poco la atención pero no lo iba a presionar para que le dijera porque ese día lo vio fumar y además que no era algo tan interesante de saber. Llegaron, pero para su mala suerte muy tarde.

— ¡Ash puta madre que asco! — Minho cierra los ojos fuerte y le tapa ambos ojos al menor pero ya había sido tarde porque para tristeza del menor ya lo había visto.

Habían encontrado a dos estudiantes de segundo año comiéndose hasta sin dejarse respirar como si fueran animales salvajes y estuviera apunto de follar. Tenían sus cabells todo despeinado y sus informes estaban en peores condiciones.

— Oh Dios que vergüenza. — Susurra unos de los menores arreglan su vestimenta. — Lo sentimos mucho. — Se fueron a correr de manera graciosa cosa que no vieron porque aun tenía los ojos cerrados.

— Eso fue intenso. — ríe el mayor.

— E incómodo. — le responde aún sorprendido. — ¿Ese era Sunoo? No me imagine eso de él, parecía todo un bebé inocente.

— Eran Ni-ki y Sunoo. Siempre los veía pegados pero nunca pensé que se comían hasta el alma. — ambos se quedaron en silencio sin saber que decir después de presenciar tal escena incomoda hasta que Minho le dio ganas de molestar. — ¿Hacemos lo mismo?

— No. — golpea el hombro del mayor. Se sienta al piso y este lo imita. — ¿Que me quería enseñar?

Por alguna razón Minho no se sentía ya la misma emoción que tenía cundo estaba por enseñarle lo que le tenían tan emocionado, esos mocosos cachondo habían esfumado su momento de inocencia. Busco aún en su bulto que hasta Felix se estaba desesperando por lo mucho que estaba tardando.

— Ya lo encontré. Nos compre unas Nintendo Ds porque estaban a dos por 100 dólares.

Le entrega el que suponía que iba ser suyo poniéndolo en el regazo de este ya que no entendió su mano para recibirlo. ¿No le había gustado? Tal vez era un regalo estúpido como el mayor pensaba. Eran casi adultos y no iban a estar pendiente a unos video juegos, debió de pensar más. Quería darle un regalo a su amigo porque se sintió culpable del problema que lo iba a meter y además que seria un gran detalle.

— ¿No te gusto? Puedo comprar otra cosa.

Tenía la intención de quitarle la consola pero en eso el menor lo agarra de la muñeca deteniendo su acto.

— No, es solo que me sorprendí. Nadie me había regalado nada y me sorprendió. — Mira la consola con una pequeña sonrisa. — Tenía una hace años pero me la botaron por sacar mala notas, llore mucho ese día.

Pensó que habían rechazado su tonto regalo que hasta estaba apunto de subirle la presión. Ya esta estaba apunto de llorar y encerrarse en su cuarto por tres años.

— Compre dos Mario party para jugar juntos. ¿Te gusta ese?

El menor asiente mientras ponía el cassette en la consula.

No sabía si era por emoción o por impulsividad, no pudo evitar abrazar a Minho y darle un pequeño beso en la mejilla para luego tumbarse en el hombro de su hyung. Minho se sorprendió pero lo sintió tan bonito que se tocó la mejilla mientras sonreía como un idiota.