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Una nueva semana.

Ya era lunes nuevamente y todos en la oficina mostraban su evidente entusiasmo por empezar a trabajar arduamente, porque todos amaban su empleo y no estaban siendo explotados por sueldos un poco más alto que lo mínimo mientras tenían gastos de hijos e hipotecas que saldar.

Renjun siempre se preguntaba porque la gente casada gastaba tanto dinero, pensaba, el vivía solo también, tenía que pagar el alquiler, hacer las compras y velar por sus gastos más personales pero incluso así cuando Hendery llamaba a las 10:00 pm diciendo que quería ir a algún nuevo club al otro lado de la ciudad aceptaba rápidamente porque tenía dinero con que ir, y luego estaba su compañera de trabajo. Jia solo le llevaba dos años y hacía pocos meses era más que una compañera de trabajo, también era compañera de aventuras, esa que siempre escuchaba sus conversaciones y terminaba metiéndose en sus planes pero que era demasiado agradable y linda como para decirle que no, además sus amigos ya habían empezado a amarla.

Hasta que de repente Jia se casó y el dinero se le hacía menos, ya no salía y el brillo que tenía en su rostro—Renjun estaba seguro que también tenía que ver con su diligente skincare—ya no estaba ahí, y ahí estaba el problema. Renjun sabía que Dongsul era un buen sujeto, con buen trabajo y que jamás le haría daño a su amiga, entonces no entendía que pasaba hasta que reaccionó.

El matrimonio.

Era una maldición y no cualquiera podría sobrellevarlo aparentemente. Por eso y más Renjun decidió que nunca se casaría, de hecho, estaba felizmente soltero y no pensaba cambiar su paz, su cuenta de banco y su hermosa piel solo para compartir apellido con alguien.

De todos modos y gracias al cielo que era gay.

-Renjun.

Salió de sus pensamientos cuando la puerta ya abierta de su oficina fue tocada, era Jisung, un pasante que tenía apenas dos meses en el lugar y más que pasante se creía su asistente personal. Nada tenía que ver con el hecho de que Renjun le pidiera café todas las mañanas por una semana completa, absolutamente. La segunda semana el continuo trayéndolo y sacando copias por el así que fue su total decisión.

-¿Qué pasa?

-Van a elegir el empleado del mes.-soltó entusiasmado con una pequeña sonrisa.

Renjun rodó los ojos, no era que no le importara—de hecho lo hacía y mucho. Demasiado.—pero aveces simplemente se sentía cansado de quedar en el segundo lugar por culpa de el.

Tres meses, su suerte parecía no acabarse y Renjun seguía en el segundo maldito lugar gracias al imbecil de piernas largas de la oficina de en frente.

-No quiero ir.-dijo girando su silla molesto. No con Jisung pero si con toda la administración.-En serio, no creo posible que se siga partiendo el trasero más que yo. Trabajo los domingos Sung.

-Ya se, Hyung.-el menor suspiro antes de entrar completamente en la oficina.-Pero según escuché parece que el reinado de Lee va a caer este mes...

Eso interesó a Renjun, de inmediato se puso de pie y tomó su chaqueta del respaldo de su silla y salió de su oficina con Jisung siguiéndolo detrás, justo en ese instante Lee salía de su oficina—porque si, contaban con la suerte de tener sus oficinas una frente a la otra—junto a su asistente/pasante, Chenle.

El chico se detuvo a darle una mirada antes de asentir hacia el, Renjun regresó el saludo ligeramente antes de ver cómo el pelinegro llevaba las solapas de su chaqueta hacia atrás y luego ponía sus manos en los bolsillos de su pantalón mientras coloca a caminar, el Chino fielmente detrás suyo tratando de seguir sus rápidos pasos.

Renjun soltó una risa carente de humor mientras rodaba los ojos.

-¿Lo viste?

Jisung se preparó para lo que venía...

Peaches [noren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora