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La mañana del día siguiente Jeno y Renjun se habían despertado tarde, como, muy tarde y no por voluntad propia, la abuela Lee tuvo que ir por ellos luego de notar qué se habían perdido el desayuno y que parecían también querer perderse el almuerzo, pero eso no sucedería en su guardia.
Ella podría ser millonaria y casi no cocinaba pero su deber siempre sería asegurarse que todos los que le importaban estuvieran sanos, y esos dos niños no iban a estarlo si se seguían saltando las comidas.

Ella llegó a su habitación y tocó la puerta varías veces hasta que alguien le abrió, para su suerte fue su nieto, así podría llamarle la atención de forma más cruda.

-¿A que hora piensan bajar, Jeno? No han comido nada desde anoche y supe que estuvieron tomando.

Jeno restregó sus manos en su rostro y asintió hacia la mayor.

-Estaremos ahi en un segundo abuela, no te preocupes.

Ella hizo una mueca antes de señalarlo.

-Se que son jóvenes, están sanos y ensimismados pero si quieren seguir así deben alimentarse.-ella se acercó para susurrar.-Escuche que los chicos dijeron que fueron muy ruidosos anoche, luego de cosas así necesitan comer mucho.

Jeno hizo una mueca entre asco y decepción de que su primo, mejor amigo y hermanos estuvieran hablando de lo que había hecho delante de sus padres, tíos y abuelos pero no dijo nada más, de todos modos su abuela se había ido y lo había dejado solo en frente de la puerta. Resoplo girándose para mirar al Chino rendido en la cama.

Renjun aún estaba durmiendo y no tenía dudas del porqué, porque Jeno definitivamente no sabía en lo que se estaba metiendo. El era como una bestia y luego de hacerlo correrse como no lo hacía hace años Renjun se había acostado a su lado solo para diez minutos de silencio besarlo nuevamente y hacer que llevara sus manos a su trasero y luego a su entrada para que lo tocara, jamás en todo el tiempo que llevaba conociendo a Huang Renjun imagino que fuera así, o que su período refractario fuera tan veloz y lograra excitarse con tanta facilidad. Tuvo que tocarlo, besarlo, acariciarlo, y luego cuando por fin se iba a rendir y ceder al deseo principal de Renjun que era ser penetrado por el, el Chino cayó en un profundo sueño, casi desmayado, y ni siquiera se había duchado por lo que estaba seguro se iba a enojar cuando se despertara.

Ahora estaba ahí, 1:34 p.m. durmiendo como si fuera un ángel, su mejilla aplastada por la almohada y su cabello rubio desordenado cayendo sobre sus ojos. Ningún rastro de la noche anterior a la vista ya que las sábanas cubrían su cuerpo, decidió dejarlo dormir unos minutos más mientras se duchaba y arreglaba para ir a comer, cuando estuvo listo tomó una respiración para despertar al mayor.

-Hey, Renjun...

-¿Mmm?

-Debes levantarte, quieren que vayamos a comer.

Renjun se levantó lentamente y abrió los ojos, sus labios estaban abultados e hinchados y Jeno debía aceptar la culpa pero no iba a mencionar nada de eso justo ahora. El mayor se puso de pie y salió de la cama sin darle una segunda mirada, soltó un suspiro cuando la puerta del baño fue cerrada.

Honestamente el no quería que fuera como las otras veces, no quería ignorarlo y ser ignorado, no quería que no se hablaran y luego volver a besarse más tarde, esta vez creía que habían llegado lejos y al menos deberían hablar sobre eso. Espero a Renjun hasta que estuvo listo y ambos salieron de la habitación en silencio, mientras bajaban las escaleras Jeno tomó su mano deteniendo su camino hacia el comedor y suspiro.

-Debemos hablar.

Renjun lo miró y asintió abriendo la boca pero fueron interrumpidos por Jaemin.

-¡Por fin están aqui! Ya casi es hora de tomar té con la abuela y ustedes apenas se despiertan.

Peaches [noren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora