Epilogo

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-¿Te vas a quedar aquí?

Jeno dejó de mirar su celular para ver a Renjun en la cama, arrodillado mientras lo miraba a través de sus pestañas, y si, el era un hombre débil para con su novio pero también había aprendido a conocerlo y si se quedaba hoy viernes pasarían todo el fin de semana juntos y el lunes era 31, fin de mes... El conocía perfectamente sus intenciones.

-Nop, me iré y regresaré mañana.

-Vamos.-Renjun se incorporó pasando sus brazos por su cuello.-Incluso te haré el desayuno, no quiero extrañarte.

-¿No estás siendo muy pegajoso?-se burló devolviéndole el abrazo.

Podrían pasar mil años pero el tratarse mal de alguna forma siempre sería parte de su relación. Renjun se alejó y Jeno sabía lo que venía.

-Pero no fui quien dije te amo primero.-le saco la lengua.-Pero en serio, ya deja de ser tan inmaduro y quédate aquí, puedes irte mañana en la noche, no te voy a detener.

Jeno hizo una mueca antes de sonreír y tirarse en la cama.

-Bien.

-Ay, mi novio es tan difícil de convencer.

-Prometido, y si, pero tú insistes demasiado y cansas.

Renjun rodó los ojos acostándose a su lado, y si, era cierto que ahora oficialmente—para ellos—estaban comprometidos. Honestamente si fuera en otra circunstancia dirían que se estaban moviendo muy rápido pero luego de nueve meses de relación Jeno se decidió por dar el paso y Renjun con gusto acepto, después de todo ya había conocido a la familia del Chino y por suerte y a todos los dioses les había caído en gracia así que tuvo todas las bendiciones necesarias para pedirle matrimonio—realmente—y hacer las cosas correctamente. Ahora, el problema radicaba en que todos pensaban que llevaban casi año y medió comprometidos y comenzaban a apurarlos para llevar a acabo la ceremonia, Renjun solo intentaba ignorarlos porque apenas ahora estaba considerando donde se casarían y si harían ceremonias de ambas culturas porque antes no había querido involucrar sus sentimientos y esfuerzo en algo que aún no había pasado realmente.

Pero ahora no dejaba de pensar y crear ideas para su gran día, tratando de ignorar todo lo que decían sus familiares.

-¿Te canso?

-Mmm...

Renjun llevó su mano debajo de su barbilla para hacer que lo mirara.

-¿Mmm? ¿Eso es todo lo que vas a decir?

Jeno soltó algo entre un resoplido y una risa.

-¿En serio quieres pelear?

-¿Tu quieres?

A veces Renjun simplemente era tan infantil pero no podía negar que lo amaba, aún trataban de explicarse como habían terminado locamente enamorados y sintiéndose tristes si no estaban cerca del otro, pero suponían que eran de esos misterios del amor que nunca tendrían una respuesta. Pero el supo que fue perfecto, ambos lo supieron al momento del primer beso, y aún sentía lo mismo después de tanto tiempo cada vez que juntaban sus labios.

Era como tomar un respiro luego de estar mucho tiempo debajo del agua.

-Ven, ya cállate.

Renjun rió incorporarse para apoyar todo su peso en Jeno y luego finalmente juntaron sus labios, porque Jeno sabía exactamente lo que Renjun quería.

Y si, se sentía como magia, eterno.

Tal vez nunca pensó que sería el pero no se arrepentía de nada. Renjun gimió colocando sus piernas a cada lado de Jeno y el menor persiguió sus labios llevando sus manos a su cintura. Era un día frío, Renjun llevaba un suéter pero, o su novio no sentía frío en las piernas o sabía exactamente como provocarlo, y conociéndolo como lo conocía desde hace meses iba más por la segunda opción.

Peaches [noren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora