El martes saliendo de mis clases, no dudé en dirigirme hacia la oficina de Ricardo, seguramente sería donde lo encontraría. Mi mente aun no procesaba aquel mensaje y la cantidad depositada en esa tarjeta, no era algo normal.
Entrando al edificio, la mayoría de quienes pasaban a mi lado, me dedicaban una sonrisa amistosa, lo cual me tenía un poco desconcertada, siendo que ni siquiera los conocía. Sin embargo, ignoré aquello y subí al piso de Ricardo, rápidamente divisé a su asistente en su asiento y me acerqué.
—Hola —llame su atención con una ligera sonrisa—. Me gustaría ver a Ricardo.
Su mirada se posó en mí, confundida de que yo estuviese ahí.
—Ahh, claro, permíteme —respondió abandonando su asiento para dirigirse hacia la oficina de él.
No paso más de un minuto, cuando regresó.
—Puedes pasar —me respondió en un tono de amabilidad, acompañado de una discreta sonrisa.
—Gracias —le devolví la sonrisa.Cuando entre a la oficina, Ricardo hablaba por teléfono, se dio la vuelta cuando la puerta se cerró tras de mí. Con su brazo hizo un ademán para que me sentara, lo cual no dude en hacer.
Espere dos minutos más hasta que finalmente cortó la llamada.
—¿Qué pasó, Zara? No te esperaba —cuestionó tan tranquilamente, que fruncí el ceño preguntándome si era en serio que no sabía por qué estaba ahí.
—¿Aun lo preguntas? Me mandaste ayer una tarjeta con cien mil pesos —recalqué dicha cifra, incrédula con la situación—. No sé si lo olvidaste, pero ya me depositaste cincuenta la semana pasada a mi cuenta.
—¿Y que tiene? —se encogió de hombros—. No veo el problema.Abrí los ojos completamente sorprendida. Vaya, estos ricos.
—No puedo aceptar eso, yo tengo todo lo que necesito para salir contigo.
—No me queda duda —respondió.What?
—Pero en cuanto a lo material —continuó—. Vas a necesitar pagar vestidos para eventos que iremos, seguro irte a arreglar a algún salón. Si de pronto salimos de la ciudad, requerirás solventar todos esos gastos y...
—¿Salir de la ciudad? —enarque una ceja, no estaba entiendo nada.
—Por supuesto, mi amor —mencionó con un aire de ironía—. Pronto habrá un viaje con mis amigos, irán amigas también y sin duda, iremos juntos.Mi boca se abrió ligeramente, aturdida con toda esa información.
—¿Por qué no me lo contaste?
—Porque firmamos un contrato, dijiste que accederías a cualquier cosa.
—¿Y qué? Hubiese reconsiderado todo.Todavía ni le había mencionado a mi papá palabra alguna, de que ya tenía este supuesto novio.
—Vamos, te vas a divertir, no lo tomes de esa manera.
—Mira, primero que nada... no puedo recibir esa tarjeta, es demasiado dinero.
—No es tanto, seguro después requerirás más.Entrecerré los ojos sin poder creer lo que escuchaba. Definitivamente los ricos, eran una cosa increíble.
—No soy como tú, con eso podría sobrevivir un año entero o inclusive más.
—Zara, mira.. —soltó un suspiro, dando un apretón a mi mano—. No importa si lo gastas todo o no, no me importa eso, solo quiero que estés preparada para todo lo que se viene. Y puedes empezar por ir a comprar algo para el viernes, es algo importante.Entrecerré los ojos.
—Bien —dije sin más—. Me iré, tengo algunas tareas.
—¿Tan rápido? —cuestiono sorprendido, según la expresión que su rostro denotaba.
—Pues sí, solo venía a aclarar esto, pero está bien, no hay más que decir —finalice en un ligero suspiro—. Nos vemos el viernes.
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Bonita mentira. (Mariana Soriano)
عاطفية"Si me hubiesen advertido que la mentira en la que me estaba adentrando me iba a terminar destrozando, muy probablemente no hubiera accedido a ella, supongo que mi inexcusable atracción hacia él fue la que no me dejo pensar con claridad y hacer algo...