Capítulo 7. "¿Quién jodidos es Ricardo?"

26 0 0
                                    

Ella.

Isa había llegado en la mañana con la inesperada noticia de que se había abierto una convocatoria para ir de intercambio al extranjero, mi mente se encontraba buscando las alternativas que podría tener para conseguir algo de dinero rápido y enfocarme en ella. Pues, aunque en gran parte se puede recibir apoyo por el gobierno, por otro lado, si había gastos que corrían por cuenta propia, y justo ahora no tenía mucho dinero ahorrado; en el trabajo no me iba mal, pero tenía el mal habito de derrochar dinero como si cayera del cielo.

Durante los ratos libres entre clases, me dispuse con Isa a checar cada punto que se requería para conseguir esa beca, la idea de ir a estudiar a otro país nos emocionaba tanto, y era algo por lo que había entrado a estudiar aquí, por dicha posibilidad.

Estaba claro que primeramente tenía que asegurarme de tener pasaporte y visa, pues sin ellos viajar quedaba fuera de nuestro alcance.

Supongo que tendría que esforzarme al doble en el trabajo o ir mas días.



Los días comenzaron a transcurrir, las semanas pronto se convirtieron en otro mes, en el cual tuve que enfocarme en ahorrar un gran porcentaje del dinero que ganaba, y donde además tenía que hacer horas extras si quería un poco más de ganancia. Apenas sentía que respiraba; inclusive el gimnasio había pasado a segundo plano, pues, aunque no faltaba, tampoco era tan constante como antes.

Había perdido un poco de peso y las horas de sueño las tenía contadas, que sentía como mi cuerpo me gritaba un poco de tranquilidad, un poco de descanso. Pero bueno, nadie dijo que sería fácil.

Y una alternativa más sencilla definitivamente no existía.

"¿Almorzamos mañana juntos en la cafetería?" —recibí como notificación a través de la pantalla de mi celular. Ese había sido Jorge.

Jorge era un chico que tenía unos meses conociendo, pero recientemente nos habíamos acercado un poco más, después de recibir una conferencia por parte de él y su equipo en la escuela. Me llevaba dos años, y en lo personal, me sentía demasiado cómoda estando con él, además que no podía negar la evidente atracción que sentíamos.

Lo que me gustaba era esa atención e interés que realmente me demostraba, siempre buscaba tiempos para estar un rato juntos, pues él sabía cuan ocupada siempre me encontraba y eso era un punto que entendía y al que se acoplaba.

"Claro, checo mi horario y te digo en qué hora puedo 😊 " —respondí.

Que por otro lado no podía asegurar nada entre ambos, admitía que me gustaba mucho pero en dichos momentos de mi vida, mis metas me estaban costando mucha concentración y honestamente, un novio a esas alturas donde quería ir a otro país, no combinaba muy bien.

Mis amigos de la escuela y trabajo me cuestionaban constantemente porque ya casi no salía con ellos, cuyas razones que yo les explicaba afortunadamente entendían. Especialmente Isa, quien se había puesto a vender dulces y churros en la escuela para sacar algo de dinero, aunque ella contaba un poco más con el apoyo de sus padres; yo sabía, que para mí papa sería complicado invertir en lo que estaba planeando hacer, y por lo mismo, no quería mortificarlo con dichas ideas. Claramente ya le había comentado mi interés por tomar esa beca al extranjero, pero le había remarcado que yo trataría de cubrir la mayor cantidad de gastos posible. Él no estaba de acuerdo, quería ayudarme cuanto pudiese, pero yo estaba consciente de que tan complicado resultaría para él, y por lo mismo, intente hacerle entender que fuera en lo menos que se agobiara, que yo vería la manera de conseguir un poco más de dinero.

Bonita mentira. (Mariana Soriano)Where stories live. Discover now