Capítulo 15. El vestido

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La primera clase del viernes transcurrió normal, mientras mi cerebro se enfocaba en qué tipo de vestido podía llevar ese día, ya me estaba dando unas ideas pero de cualquier manera tenía que dirigirme al centro comercial en cuanto terminara las clases.

—¿Entonces si me acompañas saliendo de clases? —le pregunté a Isa en voz baja, quien estaba en el pupitre de a lado.
—Obvio que yes —respondió en un susurro, con una pizca de emoción mezclado en él—. Así también veo que me puedo comprar —asentí con una pequeña sonrisa.

Uriel no se había presentado a clases, sin excusarse nos dijo que había tenido una fiesta de perdición total un día antes y que había llegado muy tarde a su casa, recuerdo que nos había comentado sobre esta, pero por alguna razón Isa y yo no asistimos, aunque realmente la pensábamos un poco más si era de jueves para viernes. De igual manera, le mande un mensaje para que se uniera con nosotras más tarde, pero sin vacilar dijo que tenía una cruda que ni él mismo se aguantaba.

Más tarde, la profesora de la siguiente clase nos comentó que los docentes tendrían junta y que se demorarían, lo que implicaba ya no tener todas las clases restantes. Por supuesto, todo el salón se emocionó y no se tardaron ni dos minutos en comenzar a planear a la casa de cuál foráneo tocaba ir para empezar la fiesta. Isa y yo estábamos indecisas sobre si ir o no, porque sabíamos que una vez comenzáramos a beber, iba a ser difícil parar, y honestamente, quería estar sobria para la noche que viera a Ricardo.

—¿Van a ir chicas? —cuestionó Pablo, el de la casa.
—No lo sé, tenemos unos pendientes que hacer —dije dudosa.
—Vamos, es temprano, aunque sea un rato —insistió con una enorme sonrisa—. Es viernes.

Isa y yo nos miramos pensándolo, pero sabíamos que, si íbamos, ya no había marcha atrás.

—Mejor no —dijo rápidamente Isa—. Es que si nos vamos a ocupar un rato.
—Bueno, si quieren llegar más tarde, ahí las esperamos —nos guiñó un ojo mientras volvía con los demás.
—Vámonos ya, porque si no las ganas de alcohol me van a convencer, y soy débil —le dije a Isa mientras la jalaba fuera del salón, quien rió ante mi comentario.
—Si, ir con ellos es no saber parar —finalizó.

Aún era temprano, así que almorzamos algo rápido en la cafetería, y acabando nos dirigimos al centro comercial de la ciudad, ya teníamos una idea de a cuáles tiendas ir, y también ya había creado una imagen en mi cabeza del tipo de vestido que quería encontrar. Ricardo mencionó que no era algo muy formal, que no me preocupara mucho por eso, al parecer solamente iban a celebrar su aniversario de bodas, sus tíos.

De cualquier manera, sentía una inquietud interna que me estaba comenzando a agobiar un poco, honestamente no era una persona quien le importara demasiado la opinión ajena, había aprendido a tener demasiada confianza en mí misma que sabía bien como desenvolverme y no tener vergüenza en muchas cosas. Aun así, este era un círculo totalmente diferente al que estaba acostumbrada, en realidad era algo nuevo a lo que me iba a enfrentar, una cosa era atender a ese tipo de personas y otra muy diferente el adaptarme a convivir dentro de ese nivel social. Que va, al final de cuentas solo eran personas como cualquier otra, pero lo que no conocía eran sus pensamientos y maneras de desenvolverse entre ellos mismos.

Me concentré en encontrar un vestido formal corto pero juvenil y en tendencia, me imaginaba una tela satín aperlado o color vino, aunque honestamente solo quería encontrar algo rápido y tener tiempo de prepararme antes que Ricardo llegara. Mientras yo deambulaba entre los pasillos tratando de buscar una buena opción, Isa ya tenía su canastita llena de muchos accesorios y no paraba. Me reí ligeramente cuando me percaté de ello, y al voltear a mi derecha divisé un vestido justo a un lado de la zona de accesorios. Me acerqué intrigada, parecía que había encontrado algo finalmente para probarme. Aunque no era el color que había idealizado en mi cabeza, ese verde había llamado mi atención.

Elegí mi talla y pasé al probador, cuando me lo medí supe que ya no tenía que buscar más, estaba fascinada con cómo lucía en él, no era por ser pesada, pero tenía que admitir que me quedaba bien, y me sentía bastante cómoda.

—¿Zara? ¿Estás ahí? —cuestionó la voz de Isa haciendo eco en el pasillo.
—Sí —respondí—. Te juro que amo este vestido —agregué mientras me miraba al espejo.
—A ver, saaal perrita —dijo emocionada.

Salí del probador modelando el vestido hacia Isa, ella abrió sus ojos mientras una enorme sonrisa se dibujaba en su rostro.

Oh my god! Me acabas de matar —terminó con un gritito de emoción—. ¡Ese es! No se diga más, nos lo llevamos —asintió segura mientras cruzaba sus brazos.
Siii, vamos a pagar a la caja, solamente me cambio rápido.
—Dale —sentí una nalgada mientras yo regresaba al probador para cambiarme, a lo cual reí—. Sin duda, vas a terminar enamorando al tal Ricardito —agregó.

Solté una carcajada.

—No digas bobadas, es trabajo y ya.
Ajá, si tú diceees —escuché su voz esfumarse a lo lejos.

Me miré al espejo, recordando las palabras de Isa, no pude evitar recordar la sonrisa de Ricardo y sus manos mientras servía el vino aquel día.

No seas tonta, obviamente no.

Sacudí mi cabeza, y decidí cambiarme rápido, todavía tenía que buscar algunos accesorios, además de regresar a casa a tomar una ducha y arreglarme.

Él.

Me reí al recordar las expresiones de Zara cuando me recriminaba por haberle enviado la tarjeta, asumí que iba a causarle cierta emoción, al final de cuentas, todas las mujeres aman ir y gastarse el dinero en pura ropa. Sobre todo, ella que tiene un estilo muy peculiar y resaltante, en el buen sentido por supuesto. ¿Tuve que haberme disculpado?

Decidí no pensar más en eso y me concentré en lograr acomodar mi corbata, pese a que la mayoría de mis días requerían usarla, todavía había ocasiones en que no conseguía que quedara bien. Miré el reloj, eran las 7:34, ya tenía que irme.

La verdad era que tenía algunas ideas plantadas en mi cabeza que me estaban haciendo sentirme inquieto, el hecho de que hoy iba a presentar a Zara como mi novia era algo que apenas estaba asimilando, realmente no me imaginaba alguna vez estar en una situación parecida y apenas caía en cuenta de que era una realidad. Y luego mi incertidumbre sobre si Zara había hecho caso a mi petición de que, por favor, comprara un vestido para esta noche, solamente quería cerciorarme de que todo resultara bien. Si estábamos haciendo esta locura, al menos debía tener resultados eficaces.

Tome mi cartera, mi celular y las llaves de mi auto, se me haría tarde si seguía pensando tonterías.

Faltaban dos minutos para las ocho cuando ya me encontraba aparcando el auto justo fuera de su casa, no sabía si debía bajar por ella o esperarla ahí, sabía que no debía tener mucho contacto con su familia, el hecho de tocar a su puerta implicaba una posibilidad de encontrarme a su padre, hermano o alguien cercano a su familia, y era lo que menos pretendía.

"Estoy fuera de tu casa, aquí te espero." Texteé en el celular y lo envié a su chat.

Reproduje música en el estéreo mientras esperaba que saliera, había niños jugando en la calle y perros callejeros corriendo por las aceras, señoras regresando de alguna tienda local con mandado para cenar en sus hogares, motocicletas merodeando por la zona, personas volviendo de sus empleos o parejas caminando de la mano. No era algo común de ver en la zona donde vivía, que siempre ha guardado largos silencios y el único sonido que se llega a oír es el de algún auto pasando.

Volví a la realidad cuando escuché la puerta de la casa de Zara cerrándose y mi vista giró hacia su dirección. Estaba de espaldas cerrando su puerta y cuando giró sentí un cosquilleo recorrer mi cuerpo.

Wow.

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Espero les haya gustado, ya se viene lo bueno en el próximo capitulo.

Les agradezco lxs que han seguido leyendo <3

Bonita mentira. (Mariana Soriano)Where stories live. Discover now