De vuelta en Marduk, aquél hermoso lugar que a Henzo le sorprendía cada vez que lo veía. Para sorpresa de Laín, todas sus hermanas estaban en la entrada de la ciudad esperándolo. Y si, estaban todas, sin ninguna excepción. Cosa que le confundió bastante al ver ahí a su "querida" hermanita Bercia.
- Vaya, mira a quién tenemos aquí.- Laín se bajó del caballo y miró a su hermana con un rostro no muy contento.- ¿Cuánto te pagaron esta vez para que vinieras? - preguntó forzando una sonrisa y de forma irónica.
- No empieces, Laín.- Dafne rodó los ojos y se acercó a él para darle un abrazo.- Vino por sí misma.
Laín correspondió al abrazo y se acercó a sus otras hermanas, las cuales estaban hablando con Henzo. Notó una mirada detrás suya, era la de Xechas, que no se había movido del lugar.
- No te sientas intimidado, pasa a donde tengas que ir.- dijo el albino dejando un lado para que el joven pasara.
Sin decir nada, rápidamente el chico se quitó de en medio para entrar en una especie de bar que había cerca de la entrada de la ciudad. Laín miró a sus hermanas, todas mirando hacia el lugar donde ese individuo había entrado.
- Es un trabajador de la posada en la que dormimos.- aclaró el vampiro.- Vino con nosotros porque tenía unos asuntos pendientes en la ciudad.
- No lo he visto en mi vida.- contestó Dafne.- Pero noto algo raro en él que no me gusta ni un pelo.
- Mmh...Interesante.- Bercia sonrió y posó su mano en su barbilla, guardando lo que tenía que decir para ella misma.
- Bueno, Bercia. ¿Qué es lo que te hizo venir a aquí? Creía que no querías saber nada de mí.- Laín se apoyó en un árbol y se cruzó de brazos, posando su mirada en su hermana la cual se acercó un poco para hablarle.
- Estoy aquí por nuestro mundo. No podemos permitir perder otro reino, hermanito.- contestó.- Sería un declive para todos.
- ¿No puedes permitir perder otro reino o estás aquí solo para recoger mis riquezas cuando yo muera?
- Señor.- intervino Henzo para que no siguiera con ello y no hubieran problemas.
Laín gruñó y se echó hacia atrás, miró a su ayudante frunciendo el ceño y este solamente le negó con la cabeza, dándole por entender que no serviría de nada enfrentarla.
- Hermanos, mañana tendremos una reunión en la sala real de mi palacio. Por hoy, quedaros aquí disfrutando del lugar.- dijo Dafne con una leve sonrisa.- Algunos necesitáis descansar.- añadió dirigiendo su mirada hacia Laín.- Cuando volváis mis ayudantes os guiarán a la habitación donde pasaréis la noche.
- Muchas gracias, señorita Marduk.- una glamurosa ave blanca y dorada que se posaba en el hombro de Gabriela habló, era su ayudante.
- No es nada, Noor. Hago lo que sea para que os sintáis cómodos en mi hogar. Ahora, si nos disculpais. Necesito un momento a solas con mis hermanos. Henzo, Noor, Krystal. Flora está cerca de los refugios otorgados para los pueblerinos de Grimbald, esperadnos allí.
Los ayudantes asintieron con la cabeza. Noor, saltó del hombro de Gabriela para convertirse en un apuesto hombre de cabellos dorados y ropajes elegantes y blanquecinos. Lo mismo hizo Krystal, la ayudante de Mimi, que era un zorro helado. Su apariencia humana era la de una chica hermosa, cabellos azules y un hermoso vestido corto también del mismo color adornados con detalles de plata. Los tres chicos comenzaron a hablar tranquilamente mientras se dirigían al lugar indicado.
- ¿Cómo estáis? Hace tiempo que no hablamos.- Henzo con una sonrisa miró a los presentes que le miraron con simpatía.
- Todo va genial, aunque últimamente estamos un poco liadas.- suspiró Krystal.- La señorita Mimi no para de quedarse noches en vela por tal de buscar una forma de ayudar al señor Grimbald.
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Guardianes: Original story
FantasyUn mundo dividido en seis naciones que parte de un reino llamado Kosmos, el reino de todos los reinos. Mitéra, la reina de este reino, deja a sus seis hijos y a sus ayudantes al mando del mundo. Cada uno reinando una nación distinta durante el resto...