Guardianes: Original story

Capítulo 7: ¿En quién confiar?

Kosmos era el reino de todos los reinos, el primer hogar de todo ser místico. Para los pueblerinos eran un milagro nacer ahí, para los guardianes era un lugar lleno de normas, un lugar donde te entrenaban para ser dioses dignos de un trono.

— El día de la coronación de Bayu está llegando y el vuestro no está lejos.- una mujer alta y que resplandecía como el sol se bajó de su trono para ir con los jóvenes guardianes que ahí simplemente eran chiquillos sin experiencia alguna. Se acercó al joven de cabellos plateados y posó su mano en su mejilla.- Estoy orgullosa de ti, hijo mío. Serás un honorable rey para Gaoth.

— Gracias, madre.- respondió el elfo agachando su cabeza en modo de reverencia.

La hermosa mujer sonrió y miró a los otros chicos, viendo que uno de ellos faltaba. Suspiró y negó con la cabeza. Ese chico siempre se escaqueaba de las charlas familiares. Escuchó la puerta abrirse, viendo como un soldado se asomaba. La mujer le dejó pasar haciendo una señal con su mano.

— Su majestad, hemos encontrado a su hijo en los pasillos junto a otro joven. Aparenta la misma edad que el príncipe.

— Déjalos pasar.- ordenó en un suspiro la reina.

Ambos chicos pasaron de forma lenta e hicieron una reverencia hacia la diosa que se acercó a ellos lentamente. Miró al chico que desconocía, cabello castaño y corto, ojos marrones y de tez pálida.

— Identifícate, niño.

— ¡Peón del ejército del distrito Grimbald, su majestad! Hijo del general Leonard Richter.- dijo adoptando una postura firme digna de un militar a la vez que miraba los brillantes ojos de su reina.- Henzo Richter, un placer conocerle, su majestad.

— Vaya, que bien presentado para ser solo un peón.- la mujer posó uno de sus dedos en el mentón del joven y lo subió para ver mejor su rostro. Luego miró a su hijo, que no lucía de otra forma que cabizbajo.- ¿Cómo te encontraste a este niño?

— Es una larga historia.- respondió Laín yendo hacia sus hermanos. Bayu le rodeó con el brazo y le dió algunas palmaditas, miró a su madre con una sonrisa, sabía lo que había pasado. Uno de los poderes de Bayu era ver a través de los pensamientos de la otra persona, le pareció encantador.

— Cuenta, Bayu.

— El crío encontró a Laín en una caída considerablemente alta. Creó un palo con los restos de tronco y caña que le proporcionaba la naturaleza y logró que Laín lo tomara y a fuerza lo levantó.- explicó el futuro rey de Gaoth.

— ¿En serio has tenido ese valor y fuerza? - preguntó la madre recibiendo como respuesta una sonrisa con una pequeña risita tímida por parte del joven.- Has salvado a mí hijo, debo recompensarte de alguna forma. Dijiste que eras del distrito Grimbald, ¿no es así?

— Sí, su majestad. Originalmente nací en Miyagi pero mis padres son de Grimbald. Nacidos y criados ahí, también lo eran sus antepasados. Todos participaron en el ejército del mismo reino hasta nuestros días.- el joven parecía no cortarse en ninguna de sus palabras, era claro y no se trababa al hablar considerando que estaba en frente de la reina de todo y de sus seis hijos, los dioses que en un futuro gobernarán el mundo y sus regiones.

— Ya veo, entonces es tu destino quedarte en Grimbald y en su ejército.- la mujer se alejó de él y comenzó a jugar con sus manos, haciendo un tipo de magia oscura que era característica en Grimbald.- Y como tú padre, heredarás su puesto. Has salvado a un dios, joven mortal. Mi recompensa es que lo acompañes, aportándote un papel importante en el futuro de Grimbald.

— Espera, ¿qué? - Laín miró a su madre y después al chico que daba pasos hacia atrás lentamente, sin confiar mucho en lo que podría hacer.- Espera, yo no he elegido eso.- se adelantó pero su hermano le tiró hacia atrás y negó con la cabeza. Rodeó su cuello con sus brazos y lo apegó hacia él para que no hiciera nada.